
Activismo femenino en las organizaciones
Hace unos días conversaba con una mujer ejecutiva que trabajó en diversas industrias, sobre la importancia del liderazgo femenino en las organizaciones. Coincidíamos en que el liderazgo activo de las mujeres ya no es una cuestión para conversar o debatir, sino una prioridad para los líderes empresariales, que tienen un rol clave en impulsar cambios sociales y políticos. Aunque ambas reconocíamos que aún hay mucho por hacer, concordamos en que esta transformación no puede suceder de manera aislada. Lograr un verdadero impacto en esta materia requiere la colaboración entre los distintos actores de la sociedad, tanto en el ámbito público como en el privado.
Lo que más resaltó en nuestra conversación es el papel de las mujeres como “líderes activistas”, y expresó algo que me llevó a escribir este texto: “Las mujeres somos activas al liderar, y debemos ayudar a promover políticas inclusivas, que ayuden a avanzar en la equidad de género y contribuyan a transformar nuestras organizaciones”.
Activismo y liderazgo femenino
Las mujeres en posiciones de liderazgo pueden impulsar acciones orientadas a la equidad de género, fomentar la inclusión y empoderar a más mujeres en el ámbito empresarial. Con ello, las empresas tienen la motivación para elevar la representación femenina en roles de alta dirección, reducir las brechas salariales y lograr ambientes laborales más inclusivos.
Aquellas empresas que integran la equidad y la inclusión en sus políticas y en su forma de operar y hacer negocios no solo mejoran en materia de competitividad, sino que también se convierten en referentes de innovación y compromiso social.
Acciones para impulsar el activismo femenino en las organizaciones
Las empresas pueden implementar diversas iniciativas para fomentar el activismo femenino. Algunas de estas acciones son:
- Programas de mentoría: son muy útiles para empoderar a las mujeres en las organizaciones. Consisten en establecer, al interior de cada organización, redes de mentoría que conecten a las mujeres líderes con experiencia (mentoras), con sus colegas más jóvenes (mentees). El objetivo es que trabajen en el desarrollo de habilidades clave que las ayuden a expandir sus redes de contactos y a posicionarse para futuras oportunidades de ascenso.
- Certificaciones y políticas de equidad de género: se refieren a certificaciones tipo “EDGE” (Equity, Diversity, and Gender Equality), que, mediante auditorías externas realizadas por terceros calificados, garantizan que las empresas están comprometidas con la equidad de género y que miden su progreso en cerrar brechas salariales y promover la inclusión. Las políticas comprenden, además, la implementación de licencias parentales igualitarias, modalidades de trabajo flexible y otras medidas que permitan retener el talento femenino y fomentar su crecimiento.
- Apoyo al fortalecimiento financiero: las empresas pueden establecer alianzas con bancos o fundaciones para ofrecer productos financieros específicos orientados a apoyar a mujeres emprendedoras, proporcionando acceso a capital, financiamiento y educación financiera.
- Seguridad en el ambiente laboral: la seguridad en el ambiente laboral es un derecho de las mujeres. Las empresas deben diseñar políticas formales contra el acoso laboral que protejan a las mujeres, garantizándoles que sus entornos de trabajo sean seguros. Esto contribuye, además, a fomentar la cultura del respeto e inclusión, porque sin seguridad, no puede garantizarse la equidad.
- Objetivos de diversidad y transparencia: la equidad en las organizaciones se logra estableciendo objetivos claros, que sean transversales a todos los niveles de la organización. El logro de esos objetivos debe medirse y, de la misma forma, fomentar la transparencia, publicando periódicamente las métricas de avance y ejecutando las acciones puntuales orientadas a alcanzar dichos objetivos.
- Paridad en juntas directivas: incluir la paridad de género en las juntas directivas de las organizaciones no solo implica la creación de políticas internas que fomenten la inclusión de mujeres en los espacios de toma de decisiones, sino la colaboración con entidades gubernamentales para promover el diseño de políticas públicas que aceleren este proceso. Es vital garantizar una mayor representación femenina en las juntas directivas, ya que diversos estudios a nivel global demuestran el impacto favorable que se genera al momento de acordarse decisiones más inclusivas y equitativas.
- Alianzas estratégicas: para lograr sinergias y agilidad en la implementación de las iniciativas mencionadas anteriormente, es útil que las empresas instituyan alianzas con otras organizaciones, redes de mujeres o asociaciones, que estén enfocadas en fortalecer el liderazgo femenino. La colaboración conjunta en este ámbito permite compartir mejores prácticas, ampliar oportunidades de desarrollo y abarcar todos los sectores empresariales.
Activismo hoy en Uruguay
El activismo de las mujeres en el liderazgo de las organizaciones es necesario para transformar las empresas y contribuir a la creación de culturas más inclusivas e innovadoras. En Uruguay, aunque existen algunos avances, todavía hay un largo camino por recorrer. A medida que más empresas se comprometan a estimular y trabajar en la equidad de género, el liderazgo femenino se consolidará.
Desde RedME, apoyamos a las mujeres en su desarrollo como líderes activistas y trabajamos con las organizaciones para diseñar estrategias que impulsen el liderazgo femenino. Creemos que el verdadero éxito empresarial no se mide únicamente por los resultados financieros, sino también por el impacto positivo que las empresas generan en la sociedad.