
El rol del directorio en la creación de valor
El liderazgo es la capacidad de influir, motivar y guiar a un grupo de personas hacia el logro de objetivos comunes. Tradicionalmente, esta influencia se ejercía dentro del ámbito de una organización, donde el líder inspiraba a sus empleados y gestionaba operaciones. Sin embargo, en los últimos años, el concepto de liderazgo ha trascendido las fronteras del entorno corporativo. Hoy, los líderes no solo influyen en sus equipos de trabajo, sino que también buscan convertirse en agentes de cambio en la sociedad en general, queriendo responder a las demandas sociales, ambientales y éticas de un entorno global cada vez más consciente.
Un líder activista se caracteriza por su voluntad de asumir posturas públicas sobre temas cruciales como el cambio climático, la justicia social o la equidad. Este tipo de liderazgo no se limita al ámbito empresarial, sino que se extiende al entorno social, influyendo en la percepción pública y, en muchos casos, impulsando cambios significativos. Esta tendencia ha ganado fuerza en los últimos tiempos, impulsada por una mayor expectativa de que las empresas, y sus líderes, jueguen un papel activo en la solución de los desafíos globales.
De hecho, según un estudio de Weber Shandwick, en Estados Unidos el 65 % de los empleados creen que las compañías tienen la responsabilidad de pronunciarse sobre temas sensibles, y el 84 % de ellos están más satisfechos cuando los líderes de sus organizaciones toman una posición pública sobre cuestiones sociales importantes
El activismo de los líderes puede ser un motor positivo para la innovación y la reputación de la empresa. Sin embargo, plantea retos importantes, especialmente en mercados polarizados o ante una base de clientes diversa. Aquí es cuando el rol del directorio adquiere una relevancia crítica: armonizar la energía transformadora del líder activista con la estabilidad y el crecimiento de la organización.
El liderazgo del directorio en tiempos de cambio
Entre las funciones clave del directorio se encuentra la selección, apoyo, guía y evaluación del CEO y del equipo directivo. Es esencial que el directorio entienda tanto el valor como los riesgos que el activismo puede conllevar para la organización, y en este sentido debe velar por que el activismo del líder esté alineado con la estrategia de la empresa, sin comprometer su misión principal.
Apoyar y guiar al líder activista
El papel del directorio va más allá de la supervisión; debe crear un entorno de diálogo abierto y honesto para que el líder activista pueda tomar decisiones informadas. Este apoyo se materializa en tres áreas clave:
Visión compartida: es fundamental que el activismo del líder y la misión a largo plazo de la empresa estén alineados. El directorio debe evaluar si las acciones del CEO reflejan los valores y objetivos establecidos, y si estas iniciativas benefician tanto a la organización como a la sociedad en general.
Gestión del riesgo: el activismo no está exento de riesgos. Desde reacciones negativas por parte de clientes hasta impactos regulatorios o políticos, el directorio debe estar preparado para gestionar las consecuencias. No se trata de desincentivar el activismo, sino de asegurarse de que los riesgos se identifiquen y gestionen adecuadamente, minimizando impactos negativos y maximizando oportunidades. En este contexto, el pensamiento de Luciano Elizalde en su obra Manejando el disenso resulta valioso. Elizalde destaca que fomentar un entorno donde se permita y promueva el disenso constructivo es clave para prever y gestionar riesgos, asegurando que las decisiones del líder activista se ajusten a una estrategia consensuada y sostenible.
Desempeño y resultados: el directorio debe establecer mecanismos para evaluar el impacto de las acciones en la reputación, la cultura organizacional y los resultados financieros. De este modo, el liderazgo activista puede seguir impulsando la innovación sin perder de vista las prioridades operativas y estratégicas.
Además, es crucial que el directorio y el equipo ejecutivo se mantengan alineados en términos de transparencia y comunicación. Esto refuerza la coherencia interna y contribuye a que las posturas públicas sean comunicadas de manera clara y coherente, evitando malentendidos o inconsistencias.
Activismo y creación de valor
El propósito de una empresa ya no se limita únicamente a generar beneficios para los accionistas. En la actualidad, se espera que las organizaciones creen valor para todos sus grupos de interés. En este sentido, el activismo puede ser una herramienta para conectar con estos grupos y generar un impacto positivo a largo plazo.
El directorio tiene la oportunidad de convertir el activismo del líder en una ventaja competitiva, siempre y cuando esté bien gestionado y se integre de manera sostenible en la estrategia general de la empresa.
Las generaciones más jóvenes son especialmente conscientes de temas como la sostenibilidad, la equidad social y el impacto ambiental. Buscan que las marcas con las que se asocian no solo ofrezcan productos de calidad, sino que también representen causas alineadas con sus principios.
Esta tendencia está redefiniendo las relaciones entre consumidores y empresas, impulsando a los directorios y líderes a evaluar cómo sus decisiones impactan en su reputación y en su capacidad para conectar con un público que prioriza cada vez más la coherencia ética y social.
El directorio como garante del valor a largo plazo
El activismo en el liderazgo corporativo ya está presente, y los directorios no pueden quedarse al margen. Deben ser parte activa de esta realidad, siendo guías estratégicos para los líderes activistas y, al mismo tiempo, guardianes de la sostenibilidad y estabilidad de la empresa. En un mundo en el que las empresas tienen cada vez más poder para influir en cuestiones sociales, los directorios deben asegurarse de que esa influencia se ejerza de manera responsable y alineada con los objetivos organizacionales, generando valor no solo para la empresa, sino también para todos sus grupos de interés.
El activismo no debe verse únicamente como un riesgo, sino como una oportunidad para que la empresa se alinee con las demandas sociales actuales y fortalezca su relevancia en un entorno en constante cambio.