Liderazgo con propósito
El activismo de los CEO y su influencia en la estrategia corporativa.
Cada día la esfera laboral y la personal están más unidas, ya no es posible escindir una de la otra, todo lo contrario: hoy deben apuntar hacia un mismo objetivo. ¿Por qué? Porque los talentos quieren ser parte de un cambio, les exigen a las organizaciones que les faciliten el poder mejorar sus comunidades, el planeta y que ellas también muestren en acciones su compromiso por estas causas. Es en este punto cuando los líderes, especialmente los CEO, ganan protagonismo.
En otras ediciones de Hacer Empresa he abordado la importancia de que los líderes sean íntegros y actúen como mentores para toda la organización, especialmente para su equipo más cercano. Muchos CEO están cumpliendo este papel al liderar un nuevo modelo productivo guiado por el triple impacto.
¿Por qué es importante esto? Como líderes, debemos tener un comportamiento ético y saber que esto impacta en la imagen de marca, la atracción de talento y hasta en la cultura organizacional. Si el CEO es íntegro, la organización podrá asegurar el cuidado de sus talentos, así como el de los clientes, proveedores y, en general, su éxito. Esto implica tener una mirada 360o.
Mencionamos el concepto de triple impacto, que está incluido en la famosa sigla ESG (ambiente, sociedad y gobernanza, por las siglas en inglés). Cuando decimos que una empresa es de triple impacto significa que, simultáneamente y sin descuidar ni priorizar una esfera sobre otra, se encarga de cuidar el medio ambiente, potenciar las comunidades y sus talentos y, obviamente, también se ocupa de ser rentable. Aquí es necesario tirar por tierra un falso prejuicio: para que una compañía sea sustentable y ética, debe ser capaz de sostenerse en el tiempo generando productos y servicios, y garantizando la generación de empleos.
Más allá de la rentabilidad
Por supuesto que los CEO tenemos la responsabilidad de velar por la rentabilidad y el buen funcionamiento de la empresa que dirigimos, pero más allá de esta labor, también podemos comprometernos con causas que van más allá de nuestras tareas principales. Podemos apropiarnos de nuestra influencia para impulsar cambios sociales significativos.
Un ejemplo concreto es la iniciativa que impulsamos desde ManpowerGroup Uruguay: Derribando estigmas, una acción cofinanciada por INEFOP con el apoyo de DINALI, que busca generar la reinserción laboral de personas liberadas del sistema penitenciario. Soy una de las impulsoras de esta iniciativa, porque entiendo que este tipo de activismo además de transformar la vida de estas personas también redefine nuestra cultura organizacional y fortalece el compromiso de los talentos.
Las compañías que adoptan una postura activa en temas sociales logran destacarse en el mercado laboral.
También es importante mencionar que el CEO tiene la responsabilidad de motivar a sus equipos a sumarse a causas que tienen fundamento, que han sido diagnosticadas y cuyos resultados se puedan medir.
En el caso de Derribando estigmas, hubo una observación previa. Nuestro país tiene una alarmante tasa de reincidencia que supera el 70 %, según el Ministerio del Interior. Este contexto nos interpela, especialmente a una empresa como la nuestra, que cuenta con una amplia experiencia en inserción laboral y programas de desarrollo personal y profesional.
¿Por qué no poner nuestro conocimiento a favor de quienes más lo necesitan? Esta pregunta no solo nos llevó a actuar, sino que también nos permitió unir nuestras ganas de mejorar la vida de las personas con nuestra labor de todos los días.
Nos apasiona tanto este programa que ya ampliamos el alcance del proyecto. Junto con ACDE, nuestros socios estratégicos, tenemos una oficina dentro del COMCAR, a la que asistimos semanalmente, lo que nos permite vincularnos con las personas antes de que recuperen su libertad y prepararlas adecuadamente para una reinserción exitosa en el mercado laboral.
Activismo verdadero
Cuando un CEO se involucra activamente en causas sociales transmite un mensaje claro sobre los valores de la organización. Este liderazgo comprometido influye en la cultura organizacional, creando un entorno en el que las personas, el cuidado del planeta, la inclusión y la responsabilidad social son pilares centrales.
En el caso de Derribando estigmas, los líderes que apoyamos la reinserción de personas liberadas estamos enviando un mensaje poderoso a nuestros equipos: todos merecen una segunda oportunidad.
Cuando estas prácticas se hacen de un modo real, de modo coherente entre la acción y las palabras, entonces sucede la magia dentro de la empresa, y por ende en los equipos. El resultado es una cultura más abierta y empática, que permite que los colaboradores se sienten motivados a contribuir no solo al éxito de la empresa, sino también al bien común.
Los talentos que ven a sus líderes comprometidos con causas sociales o ambientales experimentan un mayor sentido de propósito y conexión con su lugar de trabajo. Esto genera un cambio cultural positivo que fortalece el sentido de pertenencia.
Fomentar el cambio cultural
Cuando los líderes son quienes encabezan la promoción del cambio cultural a través del activismo, toda la organización tiende a acompañar ese impulso. Es decir, el activismo de los líderes puede convertirse en un catalizador para el cambio cultural.
Cuando los colaboradores ven que la empresa está alineada con valores sociales que consideran importantes, como la igualdad de oportunidades y la inclusión, su compromiso con la organización aumenta. Este sentido de orgullo refuerza su lealtad y motivación para contribuir al éxito, tanto empresarial como social.
El activismo también se juega puertas adentro. Entonces, el cambio cultural también se refleja en la forma en que la empresa gestiona el talento. La diversidad, equidad, inclusión y pertenencia dejan de ser solo términos de moda y pasan a ser prácticas cotidianas que transforman la vida de los colaboradores y de la comunidad en general.
El activismo social desde el liderazgo de los CEO impulsa una cultura de innovación, promoviendo nuevas formas de pensar y actuar.
¿Y la marca empleadora?
Cuando un CEO es activista, sus acciones impactan de modo directo en la marca empleadora. No es algo que pase desapercibido para los talentos, ni para los candidatos y tampoco para toda la cadena de valor.
En un mercado en el que los talentos valoran cada vez más el propósito social de las empresas, el apoyo a causas posiciona a la organización como un lugar donde los valores éticos y humanos son prioritarios. Esto atrae a los mejores talentos y logra que aquellos que se identifican con la misión social de la empresa de vuelvan fieles a esta.
Los CEO son solo líderes de turno, y deben anticipar que sus dichos y actos pueden provocar reacciones negativas para las organizaciones que representan.
Además, las compañías que adoptan una postura activa en temas sociales logran destacarse en el mercado laboral. Los candidatos no solo buscan oportunidades de desarrollo profesional, sino también la posibilidad de ser parte de algo más grande. Una empresa con una marca empleadora sólida y comprometida tiene una ventaja competitiva clara.
También hay que pensar que en cada acción la empresa le está hoy hablando a sus consumidores. Por eso, el activismo de los líderes transforma las organizaciones internamente y, además, tiene un impacto directo en la relación de la empresa con la sociedad.
Para los colaboradores de hoy, levantar la mirada y ver a un CEO activo es clave. Sobre todo, para las nuevas generaciones, que no solo buscan salarios competitivos y beneficios atractivos, sino también un sentido de propósito en sus lugares de trabajo.
Las nuevas generaciones no tienen problemas en plantear su agrado o descontento cuando algo los conmueve. Los líderes que adoptan un enfoque activista responden a estas expectativas y alinean la visión de la empresa con el deseo de los colaboradores de hacer una diferencia en el mundo.
Reputación y credibilidad
El activismo de los líderes contribuye a la construcción de una reputación sólida y creíble. Una empresa que respalda proyectos sociales y ambientales no solo está mejorando las condiciones de vida de las personas y protegiendo al planeta, sino que también está demostrando su compromiso real con la sociedad. Esta autenticidad es clave para generar confianza tanto dentro como fuera de la organización.
La credibilidad construida a través del activismo es difícil de replicar y se convierte en un activo invaluable. Los colaboradores y clientes se sienten atraídos por empresas que a la vez de buscar ganancias económicas se preocupan por el bienestar de la comunidad.
Un detalle importante: el activismo debe ser real, nada forzado. Porque así como las acciones sociales o ambientales refuerzan la reputación de la firma, cualquier iniciativa sospechada de washing ocasiona exactamente el efecto contrario, y ubica a la compañía en un espacio negativo del que resulta difícil salir.
El activismo de los líderes está transformando la manera en que las empresas interactúan con la sociedad y con sus propios colaboradores. A medida que más CEO se sumen a más causas sociales y ambientales, veremos un mundo corporativo más alineado con los valores del triple impacto, donde las empresas generan valor económico y tienen un impacto positivo y duradero en la sociedad.
En definitiva, los CEO hoy tienen en sus manos la responsabilidad de cambiar el modo en que se conciben los negocios, dotándolos de una humanidad anhelada cuando la digitalización viene acaparando las conversaciones.