Revista del IEEM
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Claves para atraer inversión y consolidar el crecimiento económico

Venimos de años turbulentos en materia económica, marcados por la pandemia, la guerra en Ucrania y su impacto en los commodities y la disparada de la inflación en muchas economías hasta niveles inéditos en décadas. En 2023 el foco de atención a nivel global estuvo en el combate a la inflación y, en Uruguay, enfrentamos el golpe de la sequía y de un diferencial de precios frente a Argentina muy adverso para nuestro país. Frente a esos desafíos, 2024 fue un año más calmo para la economía.

Quizás las mayores novedades vinieron desde nuestra región. Por un lado, Argentina tuvo un desempeño bastante mejor al previsto en el primer año del gobierno de Javier Milei. En cambio, Brasil está atravesando un fuerte deterioro del clima de expectativas debido al deterioro de su situación fiscal, que está llevando a una fuerte devaluación de su moneda.

Mirando a Uruguay, el crecimiento del PBI —que aún no se publicó— seguramente estará en el orden del 3 % – 3,5 %, muy en línea con lo previsto, aunque con matices sectoriales ya que buena parte de ese crecimiento se da por un rebote pos-sequía. Desde la perspectiva del gasto, en 2024 el desempeño del consumo privado fue inferior a lo estimado y cerrará con un crecimiento de solo 1 % (incluso habiendo sido otro año muy bueno para el mercado laboral). En tanto, la inversión bruta fija tendrá una nueva caída anual, de 2 %, porque la finalización de la construcción del Ferrocarril Central más que compensa el dinamismo en otros tipos de inversiones (por ejemplo, en líneas de energía, carreteras y edificios).

 

¿Cómo lucen las perspectivas para 2025?

Aunque 2024 no trajo grandes cambios, el triunfo de Trump en Estados Unidos acentúa una serie de desafíos para países como Uruguay: dólar fuerte en el mundo, tasas de interés altas, bajo crecimiento en China y debilidad de los precios internacionales de las materias primas.

De hecho, este giro puede haber sido uno de los catalizadores del aumento del tipo de cambio a nivel local que vimos sobre el cierre de 2024 y que dejó una suba acumulada del 13 % frente al cierre de 2023 (cortando una racha de dos años de caída). Cabe destacar que, aún con el aumento reciente, el tipo de cambio real todavía se encuentra en valores reducidos contra varias referencias relevantes (aunque mejoró mucho respecto de Argentina).

Se trata de una corrección cambiaria que era necesaria, ya que la situación de baja competitividad está afectando la rentabilidad y producción en los sectores transables (como nos muestran las cifras de actividad económica). Sin embargo, esta suba del dólar implica que la nueva administración que asume en marzo deberá gestionar un desafío mayor en el frente inflacionario.

Por ende, 2025 estará marcado por una tensión de objetivos macroeconómicos. Mejorar el frente de competitividad y a la vez mantener el logro de una inflación “baja” requerirá de una coordinación muy fina entre la política monetaria, fiscal y salarial. La consistencia en esas dimensiones siempre es importante, pero, en este contexto, cualquier error de respuesta en el primer año de la administración podría ser costoso.

Es preciso recordar que el nuevo gobierno deberá esforzarse por construir credibilidad con el compromiso inflacionario y que las señales del Poder Ejecutivo en torno a la próxima ronda de negociación salarial y la Ley de Presupuesto serán hitos clave en este 2025 para la conformación de expectativas en el mediano y largo plazo.

En cuanto a pronósticos, en Exante aguardamos una expansión del PBI moderada, apenas superior al 2 % (similar  es el ritmo potencial de Uruguay que se estima). En particular, sin grandes impulsos por delante, esperamos que la inversión se mantenga estable.

Así, la inversión bruta fija como proporción del PBI —que ya disminuyó algunos puntos en 2024— permanecerá claramente abajo del 20 %, ratio que ubica a Uruguay en una posición rezagada a nivel internacional. Sobre una base de 170 países, nuestro país ranquea consistentemente en el tercio inferior.

Mayor inversión como palanca de crecimiento

Un incremento firme y sostenido de la inversión es esencial para que Uruguay alcance un ritmo de crecimiento sensiblemente mayor al que viene registrando en promedio (que, con nuestro pronóstico para este año, implica un crecimiento de solo 1 % anual en el promedio 2014-2025). Solo con tasas de crecimiento más altas será posible atender las exigencias de avance social y mejora de bienestar de nuestra sociedad.

También es imprescindible que Uruguay conserve sus fortalezas institucionales y preserve un entorno de expectativas favorable. Para ello, el próximo gobierno deberá cuidar los equilibrios macroeconómicos y encaminar las reformas que tiene pendiente el país y que hacen a su competitividad estructural.

Por ejemplo, como ya mencionamos, Uruguay está parado ante un contexto internacional complejo, sobre todo en relación al crecimiento económico de las grandes economías, las perspectivas para los precios de los commodities y las condiciones financieras. Aunque no podamos influir sobre estos factores, Uruguay debería avanzar hacia una mayor apertura al mundo que brinde mejores condiciones de acceso para sus productos de exportación (especialmente ante el encarecimiento en dólares del país).

El próximo gobierno enfrentará un panorama desafiante en cuanto a la gestión de expectativas. Tradicionalmente, la evaluación del clima de negocios en nuestro país ha estado muy relacionada con la percepción que tienen los empresarios sobre la gestión del gobierno. Mantener un clima de negocios positivo y lograr que se traduzca efectivamente en un mejor desempeño de la inversión será clave. Para ello se requiere velocidad y contundencia en el abordaje de los temas económicos (procurando que estos ocupen un lugar central en la agenda y que las discusiones avancen incluso sin mayorías parlamentarias).

Por último, la formación de nuestro capital humano es otro elemento crucial, siendo imperioso trabajar la problemática de la educación. En definitiva, ante nuestra limitante demográfica, lograr un mejor desempeño de la inversión y aumentar la productividad son fundamentales para garantizar un crecimiento saludable.

Gerente Senior de Exante

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