Revista del IEEM
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«El cine puede ser una gran herramienta para involucrar a líderes de diferentes áreas en causas sociales y llegar a una audiencia masiva con el mensaje»

Luis Ara

Director de Trailer Media

Tu serie «El poder de los centennials» retrata a jóvenes que desafían el statu quo y promueven cambios sociales. ¿Qué rol deben asumir los líderes corporativos como activistas?

Creo que es clave que cualquier persona que se encuentre en una posición de liderazgo, ya sea en el ámbito público o privado, asuma responsabilidades en términos sociales, económicos, educativos, etc. Estas personas son, en definitiva, quienes tienen el poder y la influencia para generar cambios. También están las personas que no necesariamente están detrás de organizaciones públicas o privadas, pero que tienen un rol y una exposición pública.

Hoy en día, con las redes sociales, tienen una audiencia cautiva sobre la que pueden ejercer influencia y provocar transformaciones. Lo importante es que esa influencia sea positiva, y aunque esto es algo subjetivo, si hablamos en términos sociales o bienestar ambiental y social, deberíamos estar todos de acuerdo.

 

En la serie, los centennials desafían a las corporaciones a ser más conscientes y a actuar en temas de sostenibilidad. ¿Cuáles fueron los principales desafíos al confrontar a estos líderes con la necesidad de un cambio?

En esa serie, trabajamos en conjunto con Bancolombia, Sancho DDBO y Dirty Kitchen, y entre todos buscamos corporaciones que estuvieran dispuestas a afrontar el desafío al que iban a ser expuestas por los centennials. El resultado fue espectacular en todo sentido, ya que, al verse desafiados, entendieron que tenían que ser parte del cambio.

La base de los planteos que hacían los centennials provenían de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Para cada episodio, se seleccionó uno de estos objetivos como eje temático, lo que dio lugar a los diferentes episodios en los que los centennials desafiaban a los empresarios en áreas como salud, educación, equidad de género, minería a cielo abierto, agua, entre otros. Aunque los desafíos fueron variados, el objetivo final siempre fue lograr que la empresa se comprometiera a implementar un cambio relacionado con la temática abordada en el episodio.

 

¿Cómo se puede conciliar el activismo y el liderazgo en industrias que tradicionalmente no están asociadas con el cambio social?

Creo que cuando las cosas se hacen hablando y entendiendo las necesidades y posibilidades de cada parte, el resultado puede ser bueno. No se trata de imposiciones, sino de negociaciones. Se trata de pedir y ceder para encontrar un punto donde las cosas son viables. En ese sentido, así logramos unir estos dos mundos, y el resultado quedó a la vista.

«Se trata de pedir y ceder para encontrar un punto donde las cosas son viables».

Básicamente la producción tuvo que buscar primero las empresas que estuvieran dispuestas a ser expuestas de esta forma, pero, sobre todo, que tuvieran la voluntad de realizar cambios en su organización que fueran a tener impacto a nivel social, ambiental y económico. Luego trabajamos en algunos ejes temáticos y, por último, en los centennials, que eran todos líderes sociales globales que sugerían los cambios que querían proponer. En esta serie las cosas se plantearon oficialmente cuando la cámara estaba prendida, eso le dio mucha naturalidad y autenticidad.

 

¿Qué importancia le das a la colaboración entre cineastas, líderes y empresas para generar impacto social, y cómo ves que esto puede influir en la cultura empresarial?

El cine es una de las herramientas más potentes que existen en términos de comunicación. Si se logra, a través de una historia, comunicar y transmitir un mensaje, la eficiencia de este puede ser infinitamente superior a la de ese mensaje enviado por otro medio.

Un comercial de TV puede durar entre 30 segundos y un minuto, una película puede extenderse hasta 90 minutos. La exposición de la audiencia al mismo mensaje, pero durante un tiempo 90 veces mayor, sin dudas puede lograr un impacto mucho más significativo.

El desafío es, justamente, contar historias que, en 90 minutos, conecten con la audiencia. Plantear una temática y desarrollar una idea, un mensaje, una solución o, al menos, una reflexión que eventualmente se transforme en un cambio positivo en nuestra sociedad.

 

En tu documental sobre la donación de órganos, buscás influir en la legislación de un tema muy sensible. ¿Cómo ves el poder del cine y los medios audiovisuales para motivar a los líderes a involucrarse más en causas sociales?

En esa película, conseguimos varias cosas. En primer lugar, en la etapa de producción, logramos involucrar a muchas personas a través del crowdfunding. Aquellos que colaboraron se convirtieron en coproductores de la película y, sobre todo, en voceros que nos ayudaron a amplificar el mensaje.

«Durante la filmación, logramos involucrar a los políticos que tenían en sus manos el poder de aprobar o rechazar la ley de donación de órganos».

Durante la filmación, logramos involucrar a los políticos que tenían en sus manos el poder de aprobar o rechazar la ley de donación de órganos. Una vez terminada la película, difundimos el mensaje a través de una historia bien contada, emotiva y que conectó con la audiencia, sensibilizándola sobre una temática en la que había mucha ignorancia y en la que pudimos aportar.

Este es un buen ejemplo de cómo el cine puede ser una gran herramienta para involucrar a líderes de diferentes áreas en causas sociales y, al final del día, llegar a una audiencia masiva con el mensaje.

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