«El CEO no debería embarcar a la organización en una militancia social que puede no ser compartida por el resto de los stakeholders»

Pablo Regent
Profesor de Política de Empresa del IEEM
¿Cuánto influye en la “grieta” la postura de los líderes empresariales al defender causas sociales o políticas?
En Uruguay no creo que lo de la grieta sea algo tan preocupante. Sin duda lo es en otros países, especialmente en Estados Unidos. En ese sentido, las empresas o, quizás debería decir sus líderes, han contribuido a extender el campo de “disputa” sobre cuestiones de alto impacto social asumiendo posiciones muy marcadas en favor de una u otra postura. Sin duda que, si la sociedad está muy polarizada, que un líder empresarial sume la fuerza mediática, económica y hasta política de su empresa hacia un lado exacerba esa percepción de división.
¿Hasta qué punto deberían los líderes empresariales involucrarse en causas sociales o políticas, y cuándo es importante mantener una separación entre persona y empresa?
Es importante distinguir cuando quien se involucra es la persona, ya sea el CEO o el empresario, a título personal, aunque sea conocido por su posición en la organización. Otra cosa muy distinta es cuando esa persona involucra a su empresa, decidiendo, por ejemplo, no vender a tal o cual cliente por tener una posición contraria en una disputa social. En este segundo caso considero que, a menos que la organización tenga una definición fundacional que la alinee naturalmente con una postura social o política determinada, el CEO no debería embarcar a la organización en una militancia social que puede no ser compartida por el resto de los stakeholders.
«Es importante distinguir cuando quien se involucra es la persona, ya sea el CEO o el empresario, a título personal, aunque sea conocido por su posición en la organización”.
¿Considerás que el apoyo de las empresas a campañas electorales puede entenderse como una forma de activismo?
No lo veo de esa forma. Lo que se acepta pacíficamente y está validado en la mayoría de las legislaciones es que, dentro de ciertos límites y cumpliendo con las normas de identificación, las empresas apoyen a los distintos partidos. Nadie interpreta esto como una militancia política o social; se asume como parte del juego de financiación de la democracia, aunque con la sospecha de que la intención final es conseguir favores futuros del gobernante. Sin embargo, esto depende de la honestidad de las partes. Seguro que hay cosas a mejorar, pero esto es muy diferente del involucramiento de la empresa en una causa concreta. Lo primero no suele molestar a clientes y empleados, mientras que la militancia activa sí lo hace.
«Esto es muy diferente del involucramiento de la empresa en una causa concreta. Lo primero no suele molestar a clientes y empleados, mientras que la militancia activa sí lo hace».
¿Qué factores llevaron a que más líderes empresariales expresen públicamente sus opiniones o apoyos a determinadas causas sociales o políticas?
Como siempre debe haber múltiples causas, pero una no menor, y que considero que está en los pilares de esta nueva “onda” en las empresas del primer mundo, pasa por el cambio de paradigma que se dio luego de la crisis de 2008. En aquel momento las empresas de Estados Unidos y también de Europa, las más grandes, se vieron favorecidas por salvatajes financieros a costa del erario público. Fue algo inédito.
Los paladines del liberalismo económico recibían la ayuda de los Estados en dinero constante y sonante para mantener la rueda funcionando. Es después de estos sucesos que Davos, Business Roundtable y otros organismos del estilo comenzaron a hablar de una economía de stakeholders y no solo de shareholders. Esto es un cambio de época.
¿Qué factores llevaron a que las grandes empresas y sus líderes se involucren más en causas sociales, especialmente en el contexto de conflictos internacionales?
Las empresas, los empresarios y los CEO se dieron cuenta de que si habían sido salvados con dinero “del pueblo” ya no quedaba tan bien decir que las reglas del mercado son las que legitiman su existir y accionar. Alguien con buen olfato se dio cuenta de que había que buscar una nueva lógica para legitimar la existencia y las acciones de las grandes empresas. Y por ahí apareció lo social con una fuerza nueva.
En este contexto se dio el paso de que personas concretas asumieran puestos de liderazgo en aquellas empresas y se subieran a la ola de embanderarse con causas sociales. En mi opinión, esto explica mucho de lo que estamos viendo.
Por otra parte, a partir de 2022 ingresamos en una era diferente. Volvimos a convivir con una guerra en los países centrales, no ya periféricos. El estado de beligerancia cambia las percepciones. Sin duda que la guerra en Ucrania, la guerra en Gaza y el Líbano son conflictos cruentos que llevan a que las personas se vuelvan más sensibles con los aspectos sociales y no solo con los empresariales. Esto es otro factor que explica que las empresas se sumen a causas alejadas de sus cuentas de resultados. Es lógico que así suceda. Si es bueno o malo ya es otra cosa.