El tener parece haber sobrepasado al ser en protagonismo; tenemos más cosas de las que somos capaces de valorar y agradecer, y vamos por más. En este contexto, la autenticidad ilumina el camino hacia un liderazgo más significativo, más real y cercano a las personas.

Cada vez somos más conscientes de la importancia de alcanzar equilibrio en nuestras vidas. Y ello, inevitablemente, lleva a ponderar lo que somos, cómo somos, y todo lo que contribuye a convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.