“Creo firmemente en la importancia de humanizar las organizaciones y quiero ser parte de esa transformación”

Patricia Otero
Directora del Programa de Desarrollo Directivo y profesora del IEEM
¿Qué te llevó a tomar la decisión de comenzar tu formación como coach después de una carrera consolidada como profesora en el IEEM?
Siempre he tenido diferentes intereses, pero hay algo común a todos ellos, me importan las personas. Como profesora y directora de programas del IEEM, he tenido la suerte de acompañar a muchos participantes en diferentes momentos de su vida profesional y personal, y con eso descubrí que hay mucho para aprender para poder servirlos mejor. El Coaching es una herramienta muy poderosa para que las personas logren su mejor versión. Brinda herramientas para poder iluminar el camino de otros que pueden utilizarse en el día a día.
Está muy alineado con el Método del Caso, que utilizamos en todos los programas del IEEM, es decir, parte de la base de que las respuestas las tiene la propia persona, con lo cual, el trabajo del coach es ayudarla a encontrarlas. Permite que otros logren su mayor potencial y, por lo tanto, está muy alineada a mi misión personal: colaborar en la transformación de las personas y de las organizaciones.

«Creo firmemente en la importancia de humanizar las organizaciones y quiero ser parte de esa transformación que hoy por hoy es vital».
Ha sido un camino largo para alcanzar la claridad sobre lo que busco, pero al reflexionar sobre mi camino profesional y observar la realidad de muchos de los que me rodean, me di cuenta de que hay mucho por hacer y por cambiar. Creo firmemente en la importancia de humanizar las organizaciones y quiero ser parte de esa transformación que hoy por hoy es vital. Como coach, puedo ayudar en esa línea a los directivos y a las organizaciones.
¿Cómo tu formación formal, junto con tu experiencia como consultora y profesora, te prepararon para tu próxima etapa como coach?
El contacto directo con tantos directivos a lo largo de mi experiencia profesional y como profesora del IEEM me ha proporcionado un conocimiento bastante amplio de las diferentes realidades que se viven en las empresas. Diría que fue justamente ese contacto lo que me motivó a pensar en esta nueva formación. Siento la necesidad de estar más cerca de la realidad y empezar a ayudar con los cambios que deben hacerse. Y eso es un trabajo “de hormiga”, persona a persona, en diferentes organizaciones.
Entiendo que, para generar cambios, hay que acercarse todavía más al fenómeno, y llevar ese deseo de cambio a la acción. Igualmente tengo un desafío importante relacionado a mi experiencia laboral. John Whitmore habla de los peligros del conocimiento técnico en el Coaching, pues puede interferir en el proceso. Debemos recordar que el rol del coach no es sugerir nada, sino acompañar a la otra persona, quien es capaz de resolver el dilema por sí mismo. En este sentido, es necesario despojarse de varias mochilas para ser una buena coach: no debo intervenir ni opinar, sino permitir que el cliente marque la agenda y acompañarlo en el proceso de la manera adecuada.
¿Cuáles consideras que son tus fortalezas como futura coach y cómo te percibes en ese rol?
Afortunadamente, al emprender este nuevo camino, cuento con algunas cualidades que, sin dudas, aportan para ser una buen coach. Una que es muy importante para mí es el interés genuino por los demás, que es algo que me nace naturalmente; a mí las personas me importan de verdad, con lo cual haré cada proceso enfocada en que el otro llegue a su mejor versión. No se trata de resolver un caso como si fuera un enigma, por el mero placer de resolverlo, sino que el foco tiene que estar puesto genuinamente en el bien del otro.
Otra cualidad que tengo es que me gusta escuchar a los demás (aunque también me gusta hablar mucho, quienes me conocen saben que ese será mi principal desafío en este camino). Como soy muy curiosa, soy buena “preguntona”. Además, mi rol como profesora en el IEEM me ha preparado para eso justamente, para hacer preguntas.
Tengo otra cualidad y es que tengo muchísima memoria, soy capaz de retener datos insólitos, con lo cual me será fácil registrar y recordar lo que me vayan compartiendo las personas a lo largo de su proceso.

«Soy una persona muy apasionada y espero también transmitir esa ilusión y optimismo a las personas y a las empresas con las que trabaje».
Este nuevo rol se me presenta como un gran desafío y a la vez me llena de mucha ilusión generar impacto en las personas y en las organizaciones. Soy una persona muy apasionada y espero también transmitir esa ilusión y optimismo a las personas y a las empresas con las que trabaje. Seguro que será una etapa de mucho crecimiento personal y también profesional.
¿Qué consideras clave para cambiar de rumbo en tu carrera profesional, especialmente después de los 40 años?
Afortunadamente, la vida es cada vez más larga, pensar en jubilarnos a los 60 años parece una locura (y no hablo solamente a nivel previsional), las personas tenemos mucha experiencia para compartir con otros después de los 60. En lo personal, no pienso nunca en la jubilación porque en la medida en que disfrute lo que haga, siento que el trabajo no es una carga, por el contrario, nos ayuda a desarrollarnos.
Dado que nuestra vida laboral se ha vuelto más extensa, es vital darnos la chance de cambiar de rumbo, de buscar nuevas cosas que nos hagan sentir plenos. A su vez, el mundo cambia a una velocidad vertiginosa, muchas profesiones tradicionales están cambiando por la tecnología, con lo cual, razón de más para buscar otros horizontes. Si se quiere, la tecnología nos empuja hacia trabajos cada vez más humanos, en los que el ser humano hace la diferencia. Es por ello que todos podemos plantearnos una segunda o una tercera carrera profesional para seguir dando lo mejor de nosotros mismos.
Luisma Calleja, profesor tan querido en el IEEM, habló mucho sobre este tema, y me quedó una frase grabada: “A partir de cierto momento, uno quiere más ser que tener”. Por lo que buscar eso que queremos ser, que nos hace vibrar, es clave para vivir con bienestar. Luisma también decía que lo mejor de la carrera profesional está después de los 45, así que hacia ahí voy.
¿Qué consejos darías a aquellos que están considerando un cambio o una expansión en su carrera profesional?
En primer lugar, que busquen algo que de verdad les genere ilusión. Para poder ir hacia algo nuevo, que implica salir de la zona de confort, hay que hacer un esfuerzo. Y ese esfuerzo solo se puede sostener si vamos atrás de algo que de verdad nos enciende, nos genera pasión. La motivación que es generada por el propósito es imparable. Si tenemos un para qué, vamos a poder dar los pasos necesarios. Hacer algo “porque de esto va a haber trabajo” en el futuro, no parece ser un motivo que genere ilusión. En cambio, pensar en quién me quiero convertir y qué impacto quiero generar, es un gran combustible para encarar una segunda carrera.
En segundo lugar, tener presente que no necesariamente será fácil y que puede ser un proceso lento. Sin embargo, no debemos perder la fe de que lo lograremos si es algo que estamos llamados a hacer. Es esencial que crean en sí mismos y en sus recursos interiores, pero que también recurran a sus redes de contacto para que les den una opinión, un consejo, una palabra a tiempo. Emprender una segunda carrera se parece más bien a una maratón, requiere constancia. Y el sentirse apoyado es clave.
En tercer lugar, que tengan confianza en sí mismos, que conecten con el camino que ya han recorrido y cómo eso los puede ayudar en su nuevo recorrido. En términos contables, tener bien claro cuáles son nuestros principales activos para hacer buen uso de ellos.
Y, por último, es importante que aprendan a aceptar posibles fracasos, porque el camino hacia algo nuevo puede ser sinuoso. Es fundamental que vean cada piedra en el camino como un “no, todavía”, para que esos momentos los impulsen a volverse más firmes y rebeldes, para hacerlo realmente bien y lograr el propósito que se hayan planteado.
Juan Ignacio de Lisa Jaureguiberry
Patricia fué mi profesora de Control en el PDD 2016 y supo generar confianza para tener una charla más personalizada después de egresado. Me recomendó seguir charlando pero no con ella sino con una Coach amiga y eso fué el inicio de un proceso de transformación personal que sigue dando sus frutos.