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Covid-19, ¿solamente una crisis?

La incertidumbre solamente admite respuesta con certezas, algo que no siempre es posible en un contexto sin precedentes. ¿Es posible gestionar la crisis con acierto?

El COVID-19 ha sido declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Nos enfrentamos a una situación de desastre sin precedentes en la historia contemporánea. Por lo tanto, analizar esta situación desde la óptica de la comunicación de riesgo, comunicación de crisis o gestión de disenso es aplicable, pero insuficiente.

Analizar esta situación desde la óptica de la comunicación de riesgo, comunicación de crisis o gestión de disenso es aplicable, pero insuficiente.

Desde el punto de vista del management, las crisis son situaciones que ponen en peligro la continuidad de la organización o de la institución, y al mismo tiempo generan un daño en la reputación de la organización o de las personas. Las crisis, a diferencia de las situaciones de desastre, están asociadas a la acción del hombre (Yago de la Cierva).

Desde la óptica de asuntos públicos de Luciano Elizalde, las crisis son vistas como un cambio en el equilibrio de poder para alguien. Este autor desarrolla un modelo de dissent management para explicar que existen distintos niveles de disenso: controversia, conflicto, conflictividad, crisis y escándalo.

La situación de emergencia o desastre sanitario (valoración que depende de la fase del avance en el contagio) que se está viviendo en distintos países puede ser entendida como un evento que no tiene intervención del hombre, ya que se asocia a la mutación del virus de la familia del coronavirus. Este hecho llevó a niveles de disenso, en algunos casos controversias y crisis en distintas esferas de la vida social, económica y política.

En primer lugar, es interesante analizar las controversias que se presentaron en el mundo científico en cuanto a la valoración del virus desde el punto de vista epidemiológico. Se trata de un virus nuevo, con baja letalidad y alta tasa de contagio. A esto se suma que aún no hay una vacuna desarrollada. Este primer aspecto es importante porque a partir de la valoración del comportamiento de la epidemia se toman acciones para proteger a la población.

Las consideraciones médicas quedan a cargo de los infectólogos, epidemiólogos y clínicos. Mi análisis se va a centrar en la comunicación para la salud. Las epidemias requieren una comunicación que induzca a la calma y promueva comportamientos sociales que ayuden a controlar el contagio. En estos casos queda claro el rol de la comunicación como aspecto fundamental de las políticas públicas sanitarias.

En estos casos queda claro el rol de la comunicación como aspecto fundamental de las políticas públicas sanitarias.

En todos los países se han seguido –en líneas generales– las recomendaciones de la OMS y las respuestas (o nivel de acatamiento) de los colectivos sociales han sido diferentes. Por lo que podemos analizar que las medidas que llevan a detener el virus tienen resultados más efectivos en relación con la fase en la que se encuentra el contagio. En este sentido, la respuesta de la población está vinculada a cuestiones culturales, sociales y climáticas.

Las medidas sanitarias tienen un fuerte efecto sobre el comportamiento de las personas, las medidas de aislamiento tienen más o menos impacto psicosocial según las características de la población. En comunidades en las que hay mucha vida social al aire libre es más difícil, para personas que viven solas sin la contención de una familia o vínculos afectivos también resulta más complejo y así sucesivamente, podemos seguir analizando diferentes comportamientos determinados por los modos de vida.

Aún no podemos analizar en términos psicológicos las consecuencias de las medidas de contención (que siempre conllevan una restricción en la circulación de personas). Es evidente que la tarea queda pendiente.

La drástica disminución de la actividad económica y los costos asociados a la reconversión del sistema de prestación de salud son consecuencias que todavía no estamos en condiciones de medir.

Sin lugar a duda, la emergencia o desastre sanitario COVID-19 también trajo aparejadas consecuencias en la economía. La drástica disminución de la actividad económica y los costos asociados a la reconversión del sistema de prestación de salud son consecuencias que todavía no estamos en condiciones de medir. Con seguridad los expertos en cada área harán su análisis según corresponda.

Desde el punto de vista sanitario, el virus mostró que es capaz de hacer colapsar el sistema de prestación de salud, un aspecto que solamente se comprobó con el avance de la epidemia. Este hecho probablemente cambie el paradigma inicial sobre valoración del virus con alto nivel de contagio y sin vacuna. Me quedo con la interrogante, y con seguridad la respuesta vendrá desde la comunidad científica.

 

A prueba y error

La incertidumbre solamente admite respuesta con certezas, algo que no siempre es posible en una epidemia desconocida. Los países fueron aprendiendo a actuar y a comunicar las medidas de contención sobre la marcha.

Uruguay tuvo la ventaja de que pudo observar el avance del contagio en otros países, pero también la difícil situación de un cambio de gobierno. Tuvo a su favor, también, algo importante que es el fuerte liderazgo de las personas que inician una nueva administración. Entra a la cancha “el equipo ganador” y en ese proceso ya se construyeron liderazgos necesarios para asumir la gestión. No existió el desgaste normal que tienen las personas en cargos de gobierno.

Este punto no es menor, porque el primer aspecto para la gestión de crisis (como otros niveles de gestión) es contar con un equipo de trabajo. Estos equipos se deben organizar para monitorear la eventual situación de crisis, preparar protocolos de respuesta a la crisis y diseñar operativos de gestión. El equipo del Ministerio de Salud Pública y el gobierno nacional tuvieron que enfrentar esta epidemia el mismo día de la asunción de mando. La corrida contra el tiempo en este caso tuvo una aceleración exponencial.

 

La construcción del mensaje

Para gestionar con acierto la comunicación, hay que lograr conectar los niveles operativos con los responsables de la comunicación. En una epidemia de estas características, el desafío es enorme. Se genera una gran ansiedad por datos que son altamente sensibles y es necesario trasmitir información cierta que contribuya con las medidas de control sanitario que se están tomando. Al mismo tiempo, la comunicación debe explicitar a la población las acciones y el motivo de estas acciones. Un desafío que cumplir cuando hay un gran número de conversaciones y de expertos que están dando su punto de vista.

El análisis de los públicos y sus expectativas es parte del alto nivel de complejidad que tiene esta gestión de crisis.

El otro aspecto esencial, en mi opinión, es entender las expectativas de los públicos. En este caso, se requiere la descripción de un mapa de públicos muy amplio: grupos sociales más o menos vulnerables, equipos sanitarios, grupos políticos, responsables de la comunicación del gobierno, los medios de comunicación, la sociedad en su conjunto, los actores económicos. El análisis de los públicos y sus expectativas es parte del alto nivel de complejidad que tiene esta gestión de crisis.

El análisis de los públicos significa también entender cuáles son los peligros que se perciben frente a una situación de esta naturaleza. El riesgo es real y objetivo, el peligro es subjetivo. Por lo tanto, en la gestión de comunicación es necesario contribuir desde los mensajes a una percepción del riesgo acertada: que no se sobrevalore, que no se subvalore.

La construcción de un mensaje que cumpla con los objetivos de comunicación de riesgo es también altamente desafiante. La cantidad de enunciados y enunciadores (L. Elizalde) ha crecido exponencialmente por la combinación de medios tradicionales con medios sociales. A esto se suma que el nivel de conversación sobre el CODIV-19 es global. Un aspecto también sin precedentes: el mundo entero habla en este momento de esta epidemia.

La comunicación de riesgo implica también construcción de confianza y eso se consigue solamente con el paso del tiempo y con mensajes que son en todo momento verosímiles, contrastables con la realidad.

¿En qué consiste tu trabajo en el MSP?

Hasta el momento, mi trabajo con el Ministerio de Salud Pública consistió en contribuir desde mi experiencia y conocimiento tanto en el área de comunicación de crisis como de comunicación y salud. Actualmente, asesoro y contribuyo en la gestión de una comunicación que contribuya a la disminución de los efectos negativos y a la construcción de confianza.

Esto se dice rápido y parece fácil, pero es un gran desafío cuando el tiempo corre en contra. Como dije antes, la comunicación solamente es eficaz cuando está presente en los niveles políticos, estratégicos, organizacionales y funcionales. Cooperar en estos niveles requiere análisis, tiempo, planificación y gestión.

Las acciones de comunicación realizadas hasta el momento fueron muchísimas, desde una campaña en medios masivos que se gestionó en tiempo récord, una plataforma web, preparación de voceros, gestión de prensa, gestión de redes sociales, medios de comunicación alternativos (como un chatbot, una app, un call center de alto rendimiento, un sistema de mensajería para celulares), entre otros. La lista es larga y fue posible gracias al trabajo de cientos de personas que trabajaron incansablemente en estas tres semanas de gestión de gobierno. Es importante aclarar que, en paralelo, y a veces de forma previa, se buscaron soluciones para enfrentar la situación de desastre. Hay que tomar recaudos que tienen que ver con el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de la enfermedad, que implica un gran esfuerzo de coordinación con todos los actores públicos y privados del sistema sanitario.

Mi trabajo fue articular la comunicación para cumplir con un objetivo fundamental: comunicar para mejorar la salud de las personas y de los colectivos sociales. Esta tarea implicó el relacionamiento con un número importante de actores que deben contribuir a los objetivos estratégicos de la comunicación.

¿Qué errores deben evitarse?

La gestión de comunicación requiere siempre una evaluación al final del proceso. No estoy en condiciones de valorar los errores, creo que esto puede ser un buen tema para una próxima entrevista.

En términos generales, debe evitarse el silencio. Estamos trabajando intensamente para responder a todas las preguntas de la sociedad a través de diferentes mecanismos. Pero solamente podré valorar el resultado cuando finalice mi gestión.

Autor

Directora del Máster en Dirección de Comunicación en

Asesora de Comunicación del Ministerio de Salud Pública.
Máster en Gestión de la Comunicación en las Organizaciones, Universidad Austral; Programa de Desarrollo Directivo, IEEM, Universidad de Montevideo; Programa Strategic Management and Trade Planning, Georgetown School of Business, Washington; licenciada en Relaciones Internacionales, Universidad de la República; directora del Máster en Dirección de Comunicación, FCOM, Universidad de Montevideo; profesora de Comunicación Estratégica en el IEEM.

Comentarios (1)

  • Alberto Sosa Alvarez

    Excelente presentacion. Original contenido. Innovador por el tema y util para comprender parte de un problema medico social de gran impacto.
    Resalta la labor de los equipos y el manejo inteligente de la informacion y las noticias para que con el apoyo tecnologico disponible elaborar el mensaje a trasmitir y a quien.
    Una labor muy importante donde todos opinan y muy pocos saben.

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