Revista del IEEM
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Autoconocimiento: el primer paso

Por qué conocerse es la clave para alcanzar una definición propia de éxito profesional.

Todo empieza por uno mismo. Eso afirma Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor, quien divide a las competencias emocionales en intrapersonales e interpersonales. Las primeras se refieren a la relación que establecemos con nosotros mismos y las segundas a las relaciones que tenemos con los demás. Goleman identifica cuatro aspectos principales de la inteligencia emocional: autoconciencia, autorregulación, motivación y empatía. Y la habilidad social, que suma como un quinto elemento deseable.

Por otro lado, Chris Lowney, escritor y conferencista, desafía nuestras suposiciones y estereotipos sobre el liderazgo e invita a abrazar nuestra propia oportunidad individual en su libro sobre las claves del liderazgo jesuita. Para potenciar ese conocimiento individual se basa en cuatro pilares. El heroísmo, inspirado en el llamado “magis”, anima al hombre a dar lo mejor de sí, y hace a una persona a la vez soñadora y pragmática. El ingenio, predispone a las personas a pensar y a vivir de una manera original. El amor, que comunica propósito y pasión al ingenio y al heroísmo. Y, por último, el conocimiento de sí mismo, entendiendo que este arraiga y nutre las demás virtudes. (Sugiero leer el artículo de Santiago Sena “Tu propósito: tu camino y tu responsabilidad” en esta misma edición).

Más recientemente, la psicóloga chilena Pilar Sordo narra en su último libro Del amor propio al amor al otro el camino hacia el amor propio a través del autoconocimiento, la autoaceptación, el autocuidado y la autoprotección, reforzando la idea de que estas dimensiones se mueven y cambian, y está en uno y solo en uno mantener ese equilibro.

A pesar de la diversidad de perfiles y abordajes, estos tres autores coinciden en colocar al autoconocimiento como la piedra filosofal. Si llevamos esta idea al mundo laboral, el autoconocimiento es como el elixir de la carrera profesional.

El autoconocimiento es el elixir de la carrera profesional.

Sin embargo, en la cotidianidad en mi rol de coach ejecutivo y liderando mi propia empresa es moneda corriente encontrarme con profesionales y futuros grandes ejecutivos que pasan por alto la importancia del conocimiento de uno mismo en su carrera profesional —y en su vida personal—.

Por distintos motivos o circunstancias de vida personales, familiares o empresariales, estos profesionales no se han hecho el espacio o el tiempo para vivenciar la idea de que cuanto más sepan de sí mismos, más fortalezas construirán, para ellos y para su relación con otros, en un entorno en el que parecería que la inmediatez y el cambio es lo único seguro que encontramos.

En ese contexto, es necesaria la observación, la evaluación inicial y constante de las fortalezas y debilidades personales que se van transformando a lo largo del recorrido de la vida profesional. Y más importante aún es la mirada atenta sobre nuestros valores y creencias, que terminarán por influir en lo más profundo de nosotros y en nuestro entorno.

Justamente aquí es donde el Coaching hace su principal contribución: entre lo que soy y lo que puedo ser, entre lo que tengo y lo que quiero tener, entre mi presente en una zona de confort conocida y un futuro incierto que puedo enfrentar porque voy con un “equipaje” interno integrado, incorporado y finalmente aceptado. Ni omnipotente ni todo terreno, simplemente real, a veces firme y muchas veces vulnerable, pero reconocido como parte de mí.

En esas instancias de evaluación profesional y de autoconocimiento, el Coaching interviene como puente para que se puedan desplegar las habilidades personales latentes listas para ser identificadas y así poder acercarse al destino buscado. Destinos que pueden ser cercanos, de corto plazo, o también más lejanos en el tiempo. Cuanto más profundo y sincero sea el conocimiento de sí logrado por la persona, más claro y firme podrá ser el recorrido hacia ese destino, aunque luego cambie con el transcurso del tiempo.

Quien comienza a descubrir quién es, qué quiere y dónde están sus límites, lo defiende.

Quien comienza a descubrir quién es, qué quiere y dónde están sus límites, lo defiende. Ya ha dado el primer paso en la construcción de una carrera profesional sobre genuinos cimientos. La necesidad de conocerse no es un proyecto puntual, de ejecución inmediata y de una única vez, es un construir cotidiano que se regenera permanentemente.

Junto a estas alternativas que se le van presentando a quienes desarrollan su carrera profesional, aparece aquí un concepto complejo que ocupa, sin lugar a dudas, un aspecto vital en la carrera profesional: el éxito.

Y aquí comparto algunas reflexiones que tienen que ver más con una opinión personal que con datos numéricos y fuentes concretas.

Estamos inmersos en una cultura que evalúa permanentemente “el afuera”, como un Gran Hermano que tiene mucho más de fantasía que de real. Estamos poco entrenados para mirarnos a nosotros mismos y —en general— no se estimula una introspección profunda que nos permita vernos como jugadores de este gran reality que es el mundo profesional. El éxito parece más una búsqueda externa de posiciones y escalas que un navegar interno y sincero, para que lo externo nos abrace como consecuencia y no como único fin.

Un buen ejercicio para que nuestra carrera profesional tenga un rumbo más cercano a nosotros mismos es redefinir aquello que entendemos por “éxito”. Podemos ser generosos en la construcción de esta nueva definición (para no tener más de lo mismo), incluyendo los logros cotidianos y pequeños, valorizando más nuestras conversaciones, esforzándonos por escuchar más y mejor y haciendo preguntas que nos abran posibilidades en lugar de estrechar nuestra visión y nuestro actuar. Este éxito es más silencioso, no comparte un escenario con luces y protagonismo, y tiene que ver mucho más con procesos internos que con los flashes de un despliegue externo.

Conocerse permite alcanzar una definición propia de éxito, permite descubrir primero y reformular después aquellos paradigmas incorporados casi sin pensar en nuestra vida profesional. Esta reformulación iluminará —desde otra perspectiva— un camino propio de búsquedas y encuentros.

De cierta forma, es como el camino del héroe que presenta Joseph Campbell. Una misteriosa aventura (tu carrera profesional) desde el mundo cotidiano (conociéndote) a una región de maravillas y descubrimientos (que el Coaching te ayuda a develar) para obtener así una victoria decisiva (el sentirte pleno en tu carrera profesional). ¡Este viaje requiere de valentía! Para animarse a redefinir conceptos y enfrentar las luces y sombras que interpelarán y desafiarán lo más profundo de nuestras decisiones empresariales.

En un mundo en el que se habla de inteligencias múltiples, de inteligencia artificial, y de tantos temas que escapan a nuestro saber, quizás la invitación es a volver a las raíces de la sabiduría simple y genuina que trae el espacio de estar a solas con uno mismo para conversar y, de esta forma, construir día a día la carrera que realmente nos enriquece.

Por eso el primer paso a dar es el de la entrevista individual: “Mucho gusto, soy yo y quiero conocerme un poco más”.

Autor

Coach ontológico, miembro del board de ICF Uruguay

Comentarios (3)

  • Gabriela Fripp

    Excelente Florencia. Felicidades!!!! A mi entender el común denominador de las personas tememos y evitamos la soledad y el silencio, y es realmente allí dónde están todas nuestras respuestas… en cualquier momento te contacto para entrevista de nuestro flamante programa radial, @radaremprendedorcarmelo, vinculado a todo el ecosistema emprendedor y empresarial. Gracias por tu generosidad en compartir sabiduría. Bonita noche

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  • maria teresa miro

    me encantò, y lo busquè ppor la recomendacion de Sena, en su artìculo que me apasionò. Me encantarìa conocerte Florencia. Soy Tere Miro 099760073

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  • GS

    Muy bueno !!! Me pareció un poco largo el articulo pero muy interesante!!! Sigamos este camino

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