Revista del IEEM
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Incógnitas de la Era Digital

¿Qué debemos considerar para ser proactivos en el mercado del trabajo? Nuevas habilidades, apertura a los cambios, dedicación y humanidad son los ingredientes básicos para afrontar un futuro que es mañana.

La automatización es un hecho de los tiempos que corren. Los recientes desarrollos en informática, tecnología e inteligencia artificial presentan importantes desafíos para el mundo del trabajo que se viene. El arquetipo del robot que simplemente se encarga de tareas rutinarias como, por ejemplo, las labores mecánicas es cosa del pasado. Los robots del futuro cercano serán capaces de realizar actividades que impliquen capacidades cognitivas altamente desarrolladas. Serán capaces incluso de proyectar emoción, de hacer juicios de valor, de inducir a los humanos a tomar un curso determinado.

Se trata de una nueva revolución que va más allá de la digitalización, una revolución que tendrá como resultado un panorama laboral irreconocible para muchos. ¿Mineros, trabajadores rurales, mecánicos? Serán apenas los primeros en sentir el golpe. La revolución también será urbana: alcanzará a banqueros, a comerciales, a ejecutivos, a ingenieros y a decenas de otros empleos.

¿Pero es el cambio inminente? Es una de las grandes interrogantes del momento. Los expertos no siempre concuerdan en el impacto real que la automatización ha de provocar en la economía global.

Los expertos no siempre concuerdan en el impacto real que la automatización ha de provocar en la economía global.

Uno de los aspectos positivos en el que casi todos concuerdan es el siguiente: la automatización de ciertas actividades puede mejorar el rendimiento de las empresas en cuanto a velocidad, calidad y reducción de errores. Es un hecho que los robots superarán ampliamente a los humanos en muchos aspectos. Si aplicamos la teoría de Marx del valor-trabajo al nuevo paradigma mundial, podríamos decir que nos situamos ante el surgimiento de la inminente clase obrera del siglo XXI, infinitamente más eficaz que el proletariado industrial del siglo XIX y los trabajadores globalizados del XX, quizá la primera revolución poshumana.

El miedo al cambio es una reacción humana comprensible, y muchos se preguntan cómo sortear esta apoteosis de la automatización sin morir en el intento. ¿Hay todavía un espacio para la mano de obra humana en la nueva era del trabajo?

En primer lugar, debemos entender de modo más preciso cómo la automatización afectará al mundo del trabajo. Toda ocupación humana se divide en distintos tipos de actividades, y algunas son más proclives a la automatización que otras. Se estima que menos del 5 % de las actividades humanas son candidatas a la automatización total. Esto es un balde de agua fría para los tecnócratas distópicos que intentan presentar a la humanidad casi como un elemento descartable. Si bien es cierto que prácticamente todas las ocupaciones imaginables son candidatas a sucumbir a la automatización parcial, esto está lejos de ser un panorama apocalíptico.

Entre los distintos puestos de trabajo, los expertos concuerdan en que aquellos más propensos a sentir el golpe de la automatización son los que giran en torno a eventos rutinarios y predecibles. Toda labor rígidamente estructurada será carnada fácil para los robots, capaces de digerir, diferenciar y descartar información en cuestión de nanosegundos. Esto puede ser preocupante en países donde estos trabajos son predominantes.

Toda labor rígidamente estructurada será carnada fácil para los robots, capaces de digerir, diferenciar y descartar información en cuestión de nanosegundos.

En otros ámbitos, los robots no la tendrán tan fácil. Las labores altamente especializadas como la de los ingenieros serán huesos más difíciles de roer para nuestros amigos artificiales. En casos como estos los robots podrán suplantar solo los aspectos más predecibles de la profesión, aquellos que tengan que ver con números, estadísticas, recopilación de información. Habrá un mestizaje y una complementación entre mano de obra humana y mano de obra artificial.

Esta idea de unificar lo humano y lo artificial en pos de un mundo de trabajo más próspero es a la que todos debemos apelar si es que el cambio ha de ser provechoso para el hombre. Las proyecciones más alarmistas pueden estar equivocadas. En primer lugar, la automatización no es un huracán que acabará con millones de puestos de trabajo en un abrir y cerrar de ojos. Se trata de un cambio gradual, y será el rol de las empresas educar internamente a sus empleados para no quedarse atrás. Además, toda tecnología de alta gama tiene un costo. No todas las profesiones ni todas las empresas están preparadas para dar un salto que quizá consideren innecesario. Allí donde el desempeño humano sea más efectivo, habrá menos riesgo de excesiva automatización. En el grado de automatización también juegan un rol los intereses y regulaciones gubernamentales y estatales.

La Revolución de las Competencias 2.0

 

En ManpowerGroup este es un tema que nos concierne directamente. En octubre de 2017 realizamos una encuesta a 20 000 directivos en 42 países sobre el impacto potencial de la automatización sobre sus equipos en los próximos dos años; las funciones que se verán más afectadas dentro de su organización; y las competencias clave y las más difíciles de encontrar.

A largo plazo las previsiones que a menudo nos plantean al hablar del futuro del empleo suelen ser pesimistas, con escenarios en los que la tecnología haría desaparecer nuestros empleos y los robots reemplazarían a conductores o a técnicos. Las teorías más catastróficas incluso auguran un mundo sin empleo. Sin embargo, analizando la situación a corto plazo, observamos que la automatización suele ir aparejada a nuevas oportunidades, con más empleo y nuevas competencias. El 81 % de los directivos en España estima que su equipo permanecerá igual o aumentará dentro de los próximos dos o tres años, como resultado de la automatización. También es cierto que, debido a que las habilidades están cambiando con mayor rapidez, las empresas no siempre saben qué habilidades necesitarán, incluso dentro de dieciocho meses.

Las fortalezas humanas

 

Las competencias sociales tradicionales como la comunicación, la colaboración y la creatividad, así como también rasgos genuinamente humanos como la empatía, el desarrollo de relaciones, la capacidad cognitiva, la curiosidad y el deseo por aprender. Son habilidades que optimizarán el uso de la tecnología y reducirán la amenaza de ser reemplazado por la automatización. La combinación óptima de fortalezas humanas en la revolución de las competencias puede resumirse de la siguiente forma: habilidades sociales (soft skills) + técnicas + digitales.

La mayoría de los directivos cree que la digitalización representará una ganancia neta para el empleo a corto plazo. Solo un 3 % piensa en reducir su estructura como resultado de la automatización. A medida que las empresas se digitalicen, la mayoría necesitará más empleados, no menos.

Digitalización: un fenómeno global

 

Ningún país es inmune a la digitalización. Lo que suele no tomarse en cuenta es lo siguiente: a medida que las empresas avanzan hacia procesos automatizados más avanzados, necesitan más empleados (sobre todo que cuenten con habilidades de IT) para liderar la transformación. De los 42 países incluidos en el estudio (N. del E.: Uruguay no está incluido), 34 reportan tener más empresas con expectativas de crecimiento de sus equipos, en lugar de reducciones, como resultado de la digitalización. En la mayoría de los casos la creciente digitalización supone al mismo tiempo un aumento en la contratación de mano de obra humana. Abordar el tema como una lucha maniquea entre dos polos opuestos irreconciliables no solo es alarmista: es miópico.

Los directivos en Latinoamérica continúan siendo los más optimistas en cuanto al impacto de la automatización en la contratación. En Europa, los directivos alemanes y belgas predicen incrementos netos en la plantilla: una situación mucho más alentadora que la del año pasado. En Estados Unidos, el 25 % de las empresas espera que la automatización aumente las contrataciones, mientras que en China se da en solo un 3 %.

IT: demanda de habilidades digitales y de comunicación para puestos de front y back office

 

Podemos decir, por tanto, que en lo que concierne a la revolución de las competencias, la mejor unión entre la tecnología y el componente humano será la combinación de las fortalezas humanas con el conocimiento técnico y digital. Más de la mitad de las empresas a nivel mundial aseguran que las competencias en comunicación, escrita y oral, son las más valoradas; le siguen la colaboración y la resolución de problemas. Encontrar talento con la combinación ideal de competencias es un reto: los directivos aseguran que la resolución de problemas, la comunicación, la organización y la colaboración son también las más difíciles de encontrar en los candidatos.

La mejor unión entre la tecnología y el componente humano será la combinación de las fortalezas humanas con el conocimiento técnico y digital.

El 65 % de las empresas a nivel mundial que espera aumentar las contrataciones en puestos de IT asegura que la comunicación es la competencia social o soft skill más valorada. En esto la automatización no juega ningún rol. Incentivar y mejorar estas cualidades continúa estando en un plano completamente humano.

Revolución de las habilidades

 

Jonas Prising, CEO y presidente de ManpowerGroup, habla de la denominada Revolución de Habilidades, que implica ayudar a las personas a actualizarse y adaptarse al cambio para mantener su empleo (u obtener un nuevo empleo, uno de los muchos que deberán ser creados en la Era Digital). Prising asegura que son los líderes de las empresas quienes tienen la responsabilidad de invertir en las habilidades de sus empleados para aumentar la adaptabilidad y la eficacia. Dejar a la gente a merced de la automatización y la globalización, sin las armas necesarias para afrontarlas, constituye un peligro mortal para las propias empresas. Además, es importante fomentar el hambre de conocimiento y la curiosidad característicos del empleado moderno.

Dejar a la gente a merced de la automatización y la globalización, sin las armas necesarias para afrontarlas, constituye un peligro mortal para las propias empresas.

La digitalización y el crecimiento del trabajo traerán consigo grandes oportunidades. La visión optimista del futuro del trabajo estipula que, con el fin de las tareas rutinarias —tanto cognitivas como manuales—, la gente podrá asumir tareas no rutinarias y, por ende, más satisfactorias para su crecimiento personal, algo de especial importancia para los millennials. La creatividad, gestión de personas, inteligencia emocional y negociación serán habilidades clave a la hora de explotar el potencial humano y permitirán a la gente complementarse con robots en vez de verse avasallados por ellos.

Según Prising, la tecnología y la digitalización continuarán transformando el mundo laboral. La Revolución de las Habilidades gira en torno a encontrar el balance perfecto entre tecnología, talento y conexión humana de modo tal que permita el triunfo de las empresas y sus empleadores. Por más duro que suene, aquellos que no cultiven las habilidades necesarias serán dejados atrás. Es el desafío de los líderes de las empresas asegurarse de que esto no suceda.

Soluciones de talento para la revolución de las competencias

Entre los puestos de trabajo más demandados en la época actual se encuentran ingenieros, conductores, técnicos, gerentes de ventas, mecánicos, expertos en cibernética, economistas, abogados e investigadores. Ninguno se salvará de la automatización y, lo que es peor, la escasez de talento humano es generalizada. Las empresas apelan a diferentes fórmulas para contrarrestar la situación, tales como proveer a sus empleados con training adicional, aumentar los salarios, ofrecer la posibilidad de trabajar desde la casa (freelancers), o bien reclutar talento fuera de los esquemas tradiciones.

Hay ciertos pasos que pueden llevar a cabo las empresas para mejorar su estrategia de talento y prepararse para la transformación digital, cambiando modelos de negocios y modificando las competencias necesarias. Destacamos tres en particular.

  1. Atraer talento con capacidad de aprendizaje

Los empleadores ya no pueden confiar en un mercado de talento de incorporación inmediata. Necesitan de personas con capacidad de aprendizaje (learnability): la curiosidad y la capacidad de aprender nuevas habilidades para mantenerse empleable a largo plazo. La empleabilidad hoy ya no consiste en lo que ya sabemos, sino en todo lo que podemos llegar a saber.

  1. Identificar competencias adyacentes

Consiste en orientar a las personas hacia el éxito. Conocer las necesidades, luego evaluar e identificar a los candidatos con el conjunto de habilidades adyacentes: aquellas que están relacionadas y que se pueden adaptar a los nuevos roles. Desarrollar el talento probado y formar a las personas para virar de las competencias tradicionales a las digitales.

  1. Desarrollar líderes digitales

A pesar de que el 80 % de las competencias de liderazgo se mantiene estable (adaptabilidad, impulso, perseverancia y brillantez), es necesario un nuevo estilo de liderazgo para la Era Digital. Lo que nos trajo hasta aquí no ha de llevarnos más lejos. En la actualidad, los líderes deben ser capaces de atreverse a liderar y prepararse para fracasar rápidamente. Deben promover la capacidad de aprendizaje, acelerar el rendimiento y fomentar el emprendimiento. Y, desde luego, deben impulsar el potencial de los demás.

En la revolución de las competencias, todas las personas necesitarán habilidades digitales y la capacidad para resolver problemas y colaborar, al tiempo que las organizaciones y los puestos se orientan hacia mayores niveles de digitalización. Quizá esta sea la clave para formar parte de la revolución de la automatización y no simplemente verla pasar frente a nosotros.

todas las personas necesitarán habilidades digitales y la capacidad para resolver problemas y colaborar, al tiempo que las organizaciones y los puestos se orientan hacia mayores niveles de digitalización.

De cara al futuro

 

Es imposible decir con certeza lo que nos depara el futuro. Los teóricos del empleo cero pintan un panorama desolador de ciencia ficción, donde todo está automatizado y el humano es reducido a un esclavo de su propia creación. Sin embargo, no hay nada que indique que esto sea necesariamente el fin inevitable de las cosas. Siempre y cuando las personas permanezcan actualizadas y conscientes del valor humano inherente a su tarea, hombres y máquinas podrán coexistir en la nueva Era Digital. Existen cualidades humanas sencillamente inmunes a la automatización.

Asimismo, hay que entender que muchos de los desplazados por máquinas habrán de encontrar nuevos puestos de trabajo, precisamente por el hecho de que se necesitarán nuevos puestos de trabajo para lidiar con la nueva tecnología. Cuando hablamos de automatización, hablamos de una nueva Revolución del Trabajo, equivalente al impacto que alguna vez tuvo la agricultura en los albores de la civilización; equivalente también a la Revolución Industrial del siglo XIX. Ambas revoluciones desencadenaron enormes desplazamientos, es verdad, pero también nuevos puestos de trabajo, nuevos horizontes. Es probable que ahora nos encontremos ante un cambio de paradigma similar. Afrontando los cambios de forma inteligente y adentrándonos de lleno en la Era Digital, una visión optimista del futuro del trabajo podrá convertirse en realidad en un presente no muy lejano.

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