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Actividad emprendedora y desarrollo económico en LATAM

¿Qué tanto influye la actividad emprendedora en el crecimiento de las economías de los países latinoamericanos? Acercamos algunas respuestas a la pregunta que impulsó la investigación de dos profesores del IEEM.

Mientras terminábamos de redactar este artículo, se acabada de aprobar la Ley de Fomento del Emprendedurismo, la cual fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras. Es muy raro que en el parlamento se den este tipo de unanimidades. Se puede explicar, en parte, porque este tema está teniendo una relevancia creciente en la agenda política y económica por una diversidad de razones.

La actividad emprendedora se ve, de forma creciente, como la panacea de los múltiples problemas sociales y económicos que nuestra sociedad tiene que enfrentar. Por un lado, se visualiza a los emprendedores como la punta de lanza en la introducción de las nuevas tecnologías. Por otro, se los considera la solución al problema de la desocupación generada por los procesos de automatización, ya sea porque generan nuevos puestos de trabajo o porque permiten que se vuelva empresario quien ya no puede ser asalariado. Otra de las expectativas generadas, la que ocupa nuestra atención hoy, es que se cree que el emprendimiento es un factor relevante del desarrollo económico de un país, y en particular de Uruguay.

En una investigación que acabamos de finalizar hemos procurado establecer si esas expectativas con relación al peso relevante que el emprendimiento tiene en la generación de riqueza de un país están fundadas. Entendemos que los resultados obtenidos son relevantes en el diseño o revisión de las políticas públicas en la materia.

 

Antecedentes

Joseph Schumpeter fue el primero en postular que el emprendimiento era el factor determinante del desarrollo económico. En sus trabajos iniciales (1911), emprender e innovar son sinónimos, al punto que solo cataloga como emprendedor a aquel que se basa en la innovación. El emprendedor/innovador es, entonces, el agente de cambio económico, el protagonista de la destrucción creativa (1942), que altera el equilibrio económico preexistente y genera nuevas oportunidades de ganancias. Con la aparición de las grandes empresas con departamentos de investigación y desarrollo, Schumpeter cambia su visión original, y pasa a considerar que esas actividades de I+D de las empresas establecidas son los agentes de cambio protagónicos. Podríamos decir, pues, que el “joven” Schumpeter veía a los emprendimientos como el motor del crecimiento, y que el “viejo” pasó a atribuir ese rol a la innovación que se realizaba dentro de las grandes empresas establecidas.

Otros autores posteriores han planteado explicaciones alternativas —no necesariamente incompatibles— de cómo el emprendimiento genera desarrollo. Frank Knight (1921, 1942) sostenía que el emprendedor genera un producto único por la vía de la innovación, con lo cual pasa a actuar como un monopolista. Esto luego incentiva a otras empresas a ingresar al sector, llevando al crecimiento y a una disminución de las ganancias empresariales. Israel Kirzner (1973, 1997) conceptúa al emprendedor como aquel que actúa ante oportunidades de ganancia que no han sido percibidas previamente, y hace que la economía sea más productiva por la vía de incrementar la satisfacción del consumidor a un menor costo. El denominador común de estas y otras teorías que ponen al emprendimiento como un factor protagónico del desarrollo es que les atribuyen el carácter de agentes de dinamización del mercado, de factores desencadenantes de la incorporación generalizada de la innovación, con el consiguiente impacto en el incremento de la productividad de la economía y la generación de riqueza.

Hay un número limitado de investigaciones empíricas que apuntan a establecer la relación entre crecimiento económico a nivel de países y la actividad emprendedora.

Los profusos desarrollos teóricos no han tenido como contrapartida una corriente de investigaciones empíricas que corroboren su validez. Hay un número limitado de estas investigaciones que apuntan a establecer la relación entre crecimiento económico a nivel de países y la actividad emprendedora. Los análisis a nivel de país arrojan resultados de alcance limitado y, en algunos casos, contradictorios. ¿Por qué es tan difícil avanzar? Hay varias razones para ello. Una de esas razones es que es difícil obtener información con relación a la actividad emprendedora. A diferencia de otros temas en los que existen criterios de medición estandarizados a nivel mundial, aquí no los hay. Esto lleva a que haya investigaciones que parten de la base de definiciones diferentes con relación a qué se considera un emprendedor. Hay casos en los que estas carencias de información llevan a simplificaciones muy fuertes. Por ejemplo, hay muchas investigaciones que toman las pequeñas y medianas empresas como una aproximación a los emprendedores existentes. Es bastante claro que esta simplificación es excesiva, en tanto implica considerar que una empresa que existe desde hace décadas sea considerada emprendedora por el hecho de no haber crecido.

Otra de las razones que podrían explicar por qué las investigaciones no llevan a resultados consistentes es que los emprendedores no son un grupo homogéneo, existiendo diferencias significativas entre ellos que pueden tener repercusión en su capacidad de tener o no un peso relevante en la generación de riqueza en una sociedad. El autoempleado, en muchos casos, es considerado un emprendedor, pero puede suceder que tanga un solo cliente y no pasa de ser una relación de dependencia disfrazada jurídicamente. Otra diferencia está vinculada al dinamismo potencial de un emprendimiento. Dentro de los emprendedores existe una categoría que suele denominarse “emprendedores de alto impacto”, que se caracterizan por su alto potencial de crecimiento y generación de empleo. Su comportamiento difiere significativamente de los restantes emprendedores. Este grupo se caracteriza, asimismo, por estar constituido por un muy pocas personas, lo que lleva a que sea pobremente reconocido en las encuestas, salvo que se acumulen datos de más de un año. Otra dimensión que diferencia a los emprendedores y puede tener impacto en el crecimiento es la motivación del emprendedor. Hay muchos países que tienen altas tasas de emprendimiento, pero buena parte se han dedicado a ello por la imposibilidad de obtener un puesto de trabajo asalariado. Estos emprendedores, que se denominan emprendedores por necesidad, están pobremente preparados para tener éxito en esa actividad. No emprenden porque exista una oportunidad que aprovechar, ni eligieron las circunstancias, no poseen necesariamente los recursos o capacidades que se requieren. Es cierto que hay casos de grandes empresarios que comenzaron su actividad empresarial como emprendedores forzados, pero esos casos son la excepción, no la regla. Las tasas de mortandad y sobrevivencia al límite dentro de estos emprendimientos son muy altas y difícilmente puedan explicar la prosperidad de un país.

Se ha comenzado a reconocer que dentro de las empresas existe una categoría de empleados que tienen mucho en común con los emprendedores.

Existe un criterio adicional de diferenciación entre los emprendedores: independientes e intraemprendedores. Este criterio de diferenciación ha ido tomando un peso creciente. Históricamente, se consideraba que los únicos emprendedores eran los que creaban nuevas empresas. Pero en la última década se ha comenzado a reconocer que dentro de las empresas existe una categoría de empleados que tienen mucho en común con los emprendedores. Existen diferencias, pero las similitudes son muchas y de mucho peso. El intraemprendedor también crea nuevas organizaciones para explotar una oportunidad detectada, pero se diferencia que lo hace como parte de su trabajo. Existe otra razón adicional que explica la dificultad para verificar o refutar empíricamente la hipótesis de la incidencia del emprendimiento y pasa por el hecho de que existen factores mucho más importantes que el emprendimiento que inciden en el crecimiento. No son los únicos, pero su peso es tan grande que no permite discernir la contribución de los restantes factores.

 

Innovación metodológica introducida en esta investigación

En nuestra investigación hemos procurado contemplar todos los problemas antes enunciados. La falta de estandarización de los conceptos y medidas se ha resuelto por la vía de la utilización de los datos generados por el consorcio de investigación Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el cual el IEEM integra. El GEM es el más prestigioso y extenso estudio sobre el estado del emprendimiento a nivel mundial. A partir de una metodología común de medición, que se ha aplicado a más de 100 países, se mide la actividad emprendedora con indicadores estandarizados y los resultados de encuestas anuales que, como mínimo, son de 2000 personas.

A los efectos de la medición de la actividad emprendedora, empleamos distintas variables que son medidas sistemáticamente por el GEM:

  • Emprendedores nacientes: Este indicador es el porcentaje de la población adulta de 18 a 64 años que está en proceso de iniciar un negocio.
  • Nuevos emprendedores: El porcentaje de la población adulta de entre 18 y 64 años que son propietarios-gerentes de una nueva empresa emprendedora que comenzó menos de 42 meses antes de que se realizara la encuesta.
  • Tasa total de actividad empresarial (TEA) en la etapa inicial: Porcentaje de población de 18 a 64 años que es emprendedor naciente o propietario-gerente de una nueva empresa.
  • Tasa de emprendimiento por oportunidad: El porcentaje de la población adulta de entre 18 y 64 años que emprende porque ha encontrado una oportunidad.
  • Tasa de intraemprendimiento: El porcentaje de la población adulta de 18 a 64 años que, solo o con otros, está comenzando un nuevo negocio o una nueva empresa con sus empleadores, un esfuerzo que forma parte de su trabajo normal.

Entre los restantes problemas metodológicos que resolver, el más importante se refiere a la dificultad de discernir el peso del emprendimiento del de otras variables que también inciden sobre el crecimiento económico. En particular, en el caso de América Latina, existe una multiplicidad de investigaciones que han corroborado la fuerte incidencia de factores exógenos en el crecimiento económico, lo que lleva a que el problema de discernir la contribución del emprendimiento con relación a estos otros factores se presenta como un problema metodológico de envergadura. A ese respecto, nuestra investigación tiene como uno de sus principales aportes metodológicos el procurar identificar aquella parte del crecimiento económico que no se explica por el comportamiento de esas variables no controlables, todas ellas con niveles que se determinan más allá del país.

Como primer paso, pues, procedimos a estimar un modelo para cada uno de los países latinoamericanos estudiados: Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y Uruguay. El período analizado fue de 2000 a 2018.

Dentro de las diversas variables que se utilizaron para elaborar cada modelo se encuentran:

  1. Precios de productos que son las principales importaciones o exportaciones del país.
  2. Condiciones financieras externas.
  3. PBI de otro país de la región que representa un socio comercial importante del país dependiente analizado.

 

Los modelos dieron altos niveles de ajuste. A partir de cada uno de los modelos se calculó un PBI estimado. Si a la variación que efectivamente se dio en cada año le deducimos la estimación del PBI estimado a partir de variables exógenas y no controlables, lo que nos queda es una variación del PBI que se explica por variables que sí son controlables, lo que hemos decidido llamar los residuos, que es la diferencia entre el valor observado y el estimado. Es con esta otra parte de la variación del PBI que procuramos establecer una relación de causalidad con la actividad emprendedora.

La investigación procuró, pues, analizar si algunas de las variables con las que se mide la actividad emprendedora (o combinaciones de ellas) tienen capacidad explicativa de ese residuo. Además de la actividad emprendedora, se incluyó el riesgo país como otra variable controlable que potencialmente explicaría el crecimiento. Podemos considerar que el riesgo país es una buena aproximación a la solidez institucional de un país y la calidad de sus políticas macroeconómicas, lo que la vuelve una variable controlable insoslayable.

 

Resultados obtenidos

Como un control de partida, medimos si existía un efecto significativo de las variables explicativas consideradas sobre el PBI globalmente examinado. Encontramos que ni el intraemprendimiento ni el emprendimiento independiente (medido en sus diversas formas) presentaron resultados significativos.

Cuando sustituimos el PBI de los países considerados por su residuo, sin considerar la variable de control del riesgo país, tanto el intraemprendimiento como el emprendimiento independiente presentan un efecto positivo y significativo en el residuo, más marcadamente en el caso del intraemprendimiento. Pero cuando introducimos la variable de control del riesgo país, solo el intraemprendimiento sigue siendo significativo.

El intraemprendimiento es una variable con capacidad explicativa de las variaciones en la riqueza generada en un país.

Esto implica que el intraemprendimiento es una variable con capacidad explicativa de las variaciones en la riqueza generada en un país. No sería el caso del emprendimiento independiente una vez que consideramos aquella parte de las variaciones que se explican por el riesgo país.

 

Conclusiones

Estos resultados confirman que en los países de América Latina las empresas establecidas tienen un peso relevante en la generación de riqueza en función de la actividad emprendedora que lleven adelante. Esto implica que las políticas públicas que apoyan este emprendimiento tienen un impacto directo en el desempeño económico general. Esto sería una validación empírica de lo acertado de las políticas implementadas a nivel de la ANII en materia de innovación interna a las empresas establecidas, así como los programas de apoyo a los spin-offs que impulsa la Agencia Nacional de Desarrollo.

¿Esto quiere decir que no vale la pena apoyar a los emprendimientos independientes como vía para impulsar la economía? Por el contrario, lo que están diciendo estos resultados es que esos esfuerzos han sido insuficientes. Existen dos obstáculos fundamentales que impiden que el emprendimiento independiente pueda tener efectos comparables a los del intraemprendimiento. En primer lugar, muchas veces los emprendimientos independientes crecen muy lentamente —o mueren— debido a los obstáculos que las empresas establecidas pueden introducir gracias a las deficiencias en las condiciones de competencia prevalecientes. Por otra parte, no se ha desarrollado aún un mercado de capital de riesgo profundo que permita que los emprendimientos dinámicos puedan lograr la capitalización que la internacionalización agresiva requiere. Estas deficiencias llevan a que los emprendimientos no tengan el efecto previsto por Schumpeter de cambiar en períodos de tiempo relativamente cortos el perfil de los sectores a los que pertenecen.

Autores

Responsable del GEM Uruguay y profesor de Economía Política en

Ph.D. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra; máster en Dirección y Administración de Empresas, IEEM, Universidad de Montevideo; contador público, Universidad de la República (Uruguay); licenciado en Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

Profesor de Economía en

PhD en Economía, Universidad de San Andrés (Argentina); máster en Economía, Universidad de Chicago; Programa de Alta Dirección, IEEM, Universidad de Montevideo; licenciado en Economía y Analista en Contabilidad y Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

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