Revista del IEEM
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“Siempre entendimos que el mercado global era el nuestro”

Luis Ara

Fundador y director de Trailer Films

El sector audiovisual vivió un despegue durante la pandemia, ¿cómo fue la experiencia de Trailer Films?

El sector viene creciendo desde hace mucho tiempo. Hay un trabajo importante que se viene haciendo de parte de algunas productoras, de proveedores de servicios y del Estado. Cuando la pandemia estaba atravesando su peor momento en los países vecinos, en Uruguay la situación estaba controlada. Acá se podía filmar y en estos otros países no. Esto abrió una oportunidad para el sector y el sector la aprovechó, vinieron varios servicios.

En nuestro caso es un poco diferente porque el foco de nuestro negocio no es principalmente el servicio de producción. En Trailer Films, por lo general, desarrollamos nuestros propios proyectos, lo que tiene sus riesgos, pero también sus beneficios. En el caso de los servicios uno queda atado, en parte, a una serie de variables macroeconómicas que no dependen de la gestión y calidad de la empresa. Por ejemplo, si el tipo de cambio es más favorable en otro país, Uruguay pierde competitividad.

Muchos de los proyectos de Trailer Films se filman en el exterior, aunque el ingreso es de la empresa local. Pero la pandemia nos frenó porque no podíamos viajar a filmar a otros países, así que tuvimos que usar el ingenio para adaptarnos y seguir trabajando.

 

Sos el realizador, productor y guionista de Andes Mágicos, una docuserie que se emite en Netflix cuya segunda temporada decidiste producir y filmar en plena pandemia, ¿qué aprendizajes destacás de este proyecto a distancia?

Tuvimos que buscar la forma de no frenar nuestro proyecto porque teníamos un compromiso con Netflix de producir la segunda temporada, ya que la primera había tenido muy buena repercusión. Cuando vimos que la pandemia se iba a extender, decidimos pensar en cómo producirla sin pensar en la apertura de fronteras. Teníamos la suerte de haber filmado en muchos países, y de tener colaboradores que ya habían trabajado con nosotros anteriormente. Nos pusimos en contacto con ellos y empezamos a producir desde acá, todas las historias, la logística, y a preparar a nuestros equipos en cada país. En total fueron siete países y más de 12 equipos de rodaje en diferentes ciudades. La experiencia fue muy buena, un poco compleja, pero logramos hacerlo y el resultado final fue de primer nivel, lo que permitió estrenar la segunda temporada en abril. Esto nos dejó muchos aprendizajes, sobre todo nos dejó con equipos aceitados en todos los países. Eso nos ayuda de cara a varios proyectos que estamos preparando en este momento.

 

¿Cómo fue su estrategia de expansión internacional?

Siempre entendimos que el mercado global era el nuestro, y que, si mirábamos solo a Uruguay, nuestro vuelo iba a ser corto. Cada proyecto nos fue llevando a otro y en nuestro proceso de selección siempre evaluábamos qué impacto podía tener a nivel internacional.

Nuestra primera película fue 12 Horas 2 Minutos. Una vez que la terminamos, la estrenamos en cines, luego la estrenó HBO para todo Latinoamérica y ahí nos dimos cuenta de que lo que habíamos hecho podía ser valorado en el mercado exterior. A partir de ahí seguimos trabajando en dos proyectos que teníamos en preproducción, uno de ellos fue Gonchi, que se estrenó a nivel mundial en Netflix. Luego comenzamos a pensar todos los proyectos con una visión internacional. El mundo está lleno de historias y las podemos contar y producir desde acá. Así empezaron a surgir proyectos que parecerían ser de otros países, pero fueron hechos por nosotros.

«Hoy en día pensamos las historias y analizamos el interés que puede tener una audiencia global».

Cuando hicimos la película de Perú, y la de Chapecoense nos terminamos de posicionar en el mercado global. Trailer Films estaba contando historias que habían pasado en otros países, que no eran necesariamente uruguayas, pero las estábamos haciendo nosotros desde acá, y distribuyéndolas a nivel mundial. Hoy en día pensamos las historias y analizamos el interés que puede tener una audiencia global, si la gente va a consumir, si habrá una plataforma o un canal de distribución que quiera llevar ese contenido a esa audiencia.

Lo complejo en este proceso es el riesgo y la inversión que hay que hacer para desarrollar ciertos proyectos, y la gestión del día a día para generar una relación con esos canales de distribución, que son, en definitiva, los que van a financiar los proyectos y ponerlos a disposición de la audiencia.

 

¿Considerás que falta algo para mantener la tendencia de crecimiento del sector?

Siempre se puede hacer más. Se pueden conseguir más apoyos, se puede generar más talento, se puede capacitar más. Pero creo que hay que saber diferenciar bien cuál es el objetivo de Uruguay como plaza de producción audiovisual. Está claro que hay que atraer la inversión extranjera, que los clientes están en el exterior. El tema es definir qué tipo de plaza queremos ser, o al menos saber diferenciar las estrategias, porque en cada caso las necesidades pueden ser diferentes.

Cuando se habla de servicios de producción, juegan muchas variables. Algunas son más fáciles de generar que otras. Como comenté antes, el tipo de cambio no se va a controlar por la industria audiovisual, pero sí es importante tener equipos y materiales, luces, cámaras, camiones, etc., eso requiere de inversión. Uruguay tiene la suerte de contar con una empresa súper profesional que ha acompañado siempre al sector, como es Musitelli. También en los servicios es importante contar con políticas de Estado, exenciones tributarias, planes como el PUA que generan reintegros importantes a las compañías, que se traducen en ahorros, que a su vez son imprescindibles para competir. Se necesitan técnicos capacitados, y los servicios ayudan mucho a mantener ese músculo ejercitado.

Pero también hay que desarrollar la creatividad. Yo insisto mucho con esto porque eso es lo que nos va a dar independencia a largo plazo. Si Uruguay genera una marca país fuerte como creador de contenidos únicos de relevancia mundial, entonces vamos a poder producir para el mundo y al ser los dueños o creadores del contenido podremos filmarlos acá o donde sea, pero el ingreso siempre entrará a las productoras locales, y eso retroalimentará la industria, creando un círculo virtuoso. Y ahí hay un rol importante de las productoras, sin duda, pero también hay que tener una política de Estado muy definida.

«De nada sirve captar talento y pretender que se produzca algo de nivel mundial con una inversión 10 veces menor a la que se produce en el mundo».

El ICAU es el que gestiona los fondos que hay para el desarrollo de la industria local. ¿Cuál es la industria que está desarrollando? ¿Ese desarrollo está en línea con lo que el mundo quiere consumir? ¿Se está dando espacio real a nuevos talentos? ¿El apoyo que se da es suficiente para que esos talentos muestren realmente de qué son capaces? De nada sirve captar talento y pretender que se produzca algo de nivel mundial con una inversión 10 veces menor a la que se produce en el mundo.

Eso quiere decir que aparte del cómo, también importa el cúanto. Y el dinero que maneja el ICAU sin duda es insuficiente para desarrollar una industria de nivel global, el Estado tiene que invertir más ahí. En el mediano plazo esa inversión le va a volver multiplicada.

Son muchas variables, cada uno cumple un rol, pero si tuviera que decirlo resumidamente, Uruguay necesita tener una industria activa, necesita ser competitivo para brindar servicios de producción, y también necesita desarrollar una industria local que cree contenidos para el mundo. Para que eso pase, tienen que seguir creciendo las productoras que tienen la madurez para poder invertir y negociar con esos mercados, y el Estado debe empujar a los nuevos talentos, debe proyectar un cine con identidad, pero con visión comercial. Hay que entender que esas dos cosas no son contradictorias, pueden convivir. Pero, sobre todo, hay que entender que un cine con identidad que no llega a la audiencia es un cine inviable, es un cine que no retroalimenta al que viene atrás y, por lo tanto, es un cine que no genera crecimiento.

 

¿Cómo proyectan crecer en 2022?

En este momento estamos filmando la primera película original de Netflix en Uruguay, con talento uruguayo, un guión uruguayo y una historia que sucede en Uruguay. Todo el crew y casi todo el cast es local. Esperamos que sea el primer paso para muchos más proyectos. También el año que viene vamos a estrenar tres documentales que estamos produciendo en este momento para diferentes plataformas y filmaremos los proyectos que estrenaremos a fin de año o en 2023. Lo que tenemos claro es que queremos entender cada vez más a la audiencia global y hacer contenidos de acá para el mundo.

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