Revista del IEEM
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“El 45 % de las emisiones de gases vinculados al cambio climático se pueden reducir con estrategias de economía circular”

María José González

Consultora en ambiente y energía

¿Qué es la economía circular?

La economía circular propone un cambio de paradigma a nivel empresarial y a nivel macro, en el que la forma de producir y de consumir incorpora desde el diseño los aspectos vinculados a un uso más eficiente de las materias primas, la energía y el agua, reconstruyendo capital natural.

En una economía lineal, los residuos y efluentes son una consecuencia del sistema que se busca gestionar de la forma más económica posible. En una economía circular se incorpora la mirada circular desde la concepción de un producto o servicio, permitiendo conservar el mayor valor de los recursos a lo largo de su vida y la regeneración del entorno.

Las acciones propuestas en el marco de una economía circular pueden agruparse según el ciclo tecnológico y el ciclo biológico. En el ciclo tecnológico, en el que se encuentran los elementos que usamos, el objetivo principal es extender la vida útil de los productos a través de acciones como la reparación, el reuso, la remanufactura y el reciclaje. En el ciclo biológico, el objetivo es mantener el equilibrio de los ecosistemas de los cuales extraemos aquello que consumimos, aprovechando al máximo el recurso vía extracción de compuesto bioquímicos o aprovechando la materia orgánica, nutrientes y energía disponibles.

Según un estudio de la Unión Europea, el 80 % de los impactos ambientales de los productos están ya determinados en la fase de diseño. Sin embargo, en nuestra economía actual, no hemos priorizado acciones en esta fase, no se han puesto los incentivos, políticas públicas y acciones a nivel empresarial en esta línea. Y es allí donde hace foco la economía circular.

 

¿Qué oportunidades ofrecen Uruguay y la región?

Según estudios de la Fundación Ellen MacArthur, el 45 % de las emisiones de gases vinculados al cambio climático se pueden reducir con estrategias de economía circular en la producción de metales, plásticos, cementos y alimentos.

Mejorar los procesos productivos con acciones alineadas a una economía circular podría generar ahorros y disminuir los impactos ambientales posicionándose mejor para mercados internacionales. Europa y países de otras regiones han fijado metas muy ambiciosas vinculadas a la descarbonización de sus economías para 2050, por lo que la sostenibilidad en la producción será una exigencia para poder insertarse en estos mercados. Asimismo, los consumidores comenzarán a exigir determinados tipos de productos, eligiendo aquellos que consideren más sostenibles. Proporcionar información y datos confiables y transparentes será un elemento determinante a nivel público y privado.

«La sostenibilidad en la producción será una exigencia para poder insertarse en algunos mercados»

También existen estudios que cuantifican la generación de empleos vinculados a la transición hacia una economía circular, siendo necesario generar nuevas capacidades y transformar ciertas actividades, lo que constituye, a nivel empresarial y de país, una oportunidad y un desafío a la vez.

 

¿Cómo pueden los emprendimientos diseñar un sistema de producción sustentable?

 El diálogo a nivel internacional es de una transición hacia una economía circular, por lo que se deben analizar estos temas, sabiendo que llevará un tiempo ver un cambio de fondo.

Para comenzar, es determinante analizar el uso de recursos a lo largo de toda la vida de los productos que se comercializan, identificando y cuantificando las entradas y salidas de materiales y visualizar las oportunidades desde su diseño. Estas pueden ser desde un cambio de materias primas, un rediseño de embalaje o una mejora por automatismo, hasta simples ajustes internos en la fase industrial en la que se ajusten parámetros y se capacite al personal.

A otro nivel, una nueva mirada puede llevar a repensar el modelo de negocio de una empresa. Por ejemplo, evaluando la posibilidad de vender un servicio en vez de un producto. Los casos más disruptivos, a modo de ejemplo, pueden venir de la mano del leasing de aplicación de productos químicos como biocidas o fertilizantes; es decir que, en vez de vender el producto en sí mismo, se comercializa el servicio de desinfección o fertilización, pagando por el resultado obtenido y no por el producto. De esta forma se redireccionan los incentivos a nivel empresarial, ya que el foco no será aumentar las ventas de productos, sino lograr el resultando minimizando el consumo de recursos.

 

¿Qué desafíos se presentan a la hora de transformar los procesos en las empresas ya constituidas?

En las empresas solo es posible transformar realmente los procesos si a nivel directivo se tiene el convencimiento de la necesidad del cambio. Las acciones que permitirán una forma de producir en línea con la economía circular pueden generar ahorros, pero en otras oportunidades implicarán inversiones y retornos en plazos mayores a los habituales.

La identificación y dimensionamiento de las distintas oportunidades es uno de los primeros desafíos. La tendencia es a mantener las cosas como están, porque así funcionan. Se requiere cambiar la forma que se abordan los problemas, pensando fuera de la caja. Listar y priorizar los posibles proyectos para ir incorporando las medidas gradualmente.

Por otro lado, el acceso al financiamiento de este tipo de proyectos es un elemento clave y se identifica un creciente interés en apoyar este tipo de desarrollos por parte del sistema financiero.

«La medición del impacto del proyecto deberá ser evaluada y monitoreada»

Finalmente, la medición del impacto del proyecto deberá ser evaluada y monitoreada, y es un aspecto desafiante ya que varía según las distintas tecnologías o acciones que se implementen.

 

¿Qué estrategias puede implementar el Estado para incentivar prácticas sustentables?

Desde el Estado se pueden impulsar distintas estrategias, desde aspectos de promoción a aspectos de mayor control o prohibiciones.

En Uruguay hay fuertes incentivos en el marco de la Ley de Promoción de Inversiones, que da mayor puntaje y, por lo tanto, exoneraciones fiscales a proyectos vinculados a “tecnologías limpias”. Asimismo, el decreto n.o 402/2018 establece el impulso a las compras públicas sostenibles.

Desde 2018, el MIEM y MA junto a ANDE y Naciones Unidas, han desarrollado un programa de apoyo a emprendedores, tanto para la identificación de las oportunidades como para la puesta en marcha de proyectos o el reconocimiento a acciones realizadas en línea con la economía circular: Uruguay Circular.

A través de diversos proyectos, como por ejemplo Biovalor y Page, se busca apoyar la transición por medio del cofinanciamiento de experiencias piloto, el ajuste de normativas que acompañen el desarrollo de soluciones circulares y el desarrollo de estudios y capacitaciones que mejoren las capacidades nacionales.

Asimismo, algunos elementos normativos como la ley de bolsas plásticas o la prohibición de uso de ciertos materiales son también estrategias alineadas con una economía circular que deben ser aplicadas con gradualidad y en el contexto productivo nacional.

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