En tiempos caracterizados por vertiginosos avances en materia de automatización e inteligencia artificial, el afán por comprender escenarios posibles en el futuro mercado laboral se ha plasmado en investigaciones tanto del sector privado como del público, tanto a nivel internacional como internacional.

Acercamos algunos de los estudios más relevantes de los últimos tiempos y destacamos sus hallazgos y conclusiones.

Carl Frey y Michael Osborne, profesores de la Universidad de Oxford, publicaron el estudio The future of employment: how susceptible are jobs to computerisation? Technological Forecasting and Social Change. Apunta directamente al impacto de la tecnología en el empleo, centrándose en cómo la robótica y la automatización afectarían los trabajos que las personas realizan en la actualidad, particularmente en el mercado laboral estadounidense.

– Casi la mitad de los puestos de trabajo en EE. UU. (47 %) corren riesgo de ser automatizados en los próximos veinte años.

– Algunos de los sectores con mayor riesgo de automatización son transporte, logística y apoyo administrativo.

– Sus hallazgos indican que a medida que la tecnología avanza, los trabajadores poco calificados tendrán que moverse a tareas que no son susceptibles a la automatización, es decir, a tareas que requieren de inteligencia social y creatividad.

Utilizando la metodología de Frey y Osborne, los profesores del IEEM Pablo Regent, Ignacio Munyo y Valeria Fratocchi llevaron a cabo una investigación en la cual se estimaba la probabilidad de desaparición de puestos de trabajo a nivel nacional como resultado de la introducción de nuevas tecnologías.

– El 54 % de los empleos en Uruguay tienen alto riesgo de ser automatizados en 10 – 20 años

– El porcentaje varía de acuerdo al género: 46 % de los empleos que ocupan las mujeres corren peligro, siendo 62 % en el caso de los hombres.

– La probabilidad de sustitución por tecnología disminuye cuanto mayor es el nivel de formación. El riesgo es de 59 % para aquellos que tienen primaria completa, 49 % para los que terminaron secundaria, 44 % para aquellos con educación técnica, 27 % para los que terminaron la universidad y 18 % para quienes tienen título de posgrado.

– El sector de actividad también importa. Los que trabajan en el sector de servicios tienen menos riesgo de que su trabajo sea realizado por un robot en los próximos 20 años (38 %) que los que trabajan en el comercio (69 %), en la industria manufacturera (75 %) o en el sector agropecuario (78 %).

– El sistema educativo tiene mucho para aportar. Más de la mitad de las personas de 15 años que hoy están a punto de ingresar al mercado de trabajo no tiene las habilidades necesarias para cumplir una tarea compleja.

El estudio de la OPP, Automatización y empleo, subrayó los serios impactos que puede tener la automatización sobre la vida de los trabajadores uruguayos y la importancia de diseñar políticas productivas y de capacitación para afrontar el futuro del mercado laboral.

– En las últimas décadas los empleos de los uruguayos se han tornado más intensivos en tareas cognitivas, rutinarias y no rutinarias, y menos intensivos en tareas manuales. De esta manera se observa un proceso de adaptación a la automatización.

– El mayor nivel educativo está relacionado con el hecho de tener empleos que tienen un menor riesgo de automatización. Este resultado subraya la importancia de mejorar el nivel educativo de la población.

– Es necesario plantear un debate sobre el presente y el futuro que incluya a las nuevas tecnologías como parte de la realidad.

– Se entiende que a largo plazo es conveniente favorecer la incorporación de tecnología a la producción. Esto se explica por los indudables efectos económicos asociados, tales como el incremento de productividad y la producción.

– Se debe preguntar si, a largo plazo, es socialmente deseable mantener trabajadores en tareas que podrían ser realizadas de forma automatizada.

– Cada vez más uruguayos serán (…) dependientes de ingresos generados por cada vez menos uruguayos activos. Esa tendencia solo será sostenible en la medida en que la productividad laboral de las personas activas en el mercado laboral sea fuertemente creciente.

– La cuestión central resultante sería cómo habilitar y acompañar procesos de cambio tan profundos en la estructura productiva y en el mercado de trabajo, sin generar incrementos sostenidos en los niveles de desempleo, manteniendo y mejorando las condiciones laborales, y expandiendo el bienestar social.

Cambio tecnológico y el mercado de trabajo en Argentina y Uruguay, la investigación publicada en junio del año pasado por el Banco Mundial, destacó una posición favorable de Argentina y Uruguay ante la mayoría de los países latinoamericanos en lo que refiere a la adaptación a los avances tecnológicos. La investigación destaca que en los países rioplatenses hubo un significativo aumento del trabajo cognitivo, lo cual puede atribuirse en gran medida a una mejora en los niveles de calificación de la fuerza de trabajo, la modernización al interior de las ocupaciones que se realizan y, en el caso de Uruguay, a un movimiento de los trabajadores entre sectores.

– El proceso de cambio tecnológico podría generar una reducción de la demanda de empleo de ingresos medios (…), estableciendo una polarización del mercado de trabajo, distinguiéndose dos grandes grupos de empleo: uno de actividades de menor remuneración asociadas con el desarrollo de tareas manuales no-rutinarias y otra de mayores ingresos laborales relacionadas con tareas cognitivas no rutinarias.

– La innovación tecnológica (…) puede implicar una mejora en el bienestar general de la población y reducir la pobreza a partir del incremento de la productividad global de la economía. Sin embargo, si este proceso no es acompañado por inversiones complementarias, es decir, reformas institucionales y políticas públicas dirigidas a aprovechar sus ventajas, el avance tecnológico podría también profundizar una situación de desigualdad.

En Robotlución, la publicación del BID sobre automatización del empleo y su impacto en la productividad, 40 expertos internacionales responden a interrogantes como si la robotización destruirá, desplazará o creará nuevos empleos sustentables y si el cambio tecnológico puede contribuir a disminuir la inequidad en la región.

– Es necesario construir mejores métricas para monitorear el impacto de la innovación en el empleo. Las diferencias en los cálculos actuales van desde un promedio de 5 % hasta un 47 % de riesgo de automatización según el método utilizado.

– El análisis de la probabilidad de automatización del empleo difiere en cada país y sector. Para el sector agrícola en Uruguay el riesgo sube a 82 %, siendo mayor para las personas con menor nivel educativo, los jóvenes (entre 15 y 30 años) y el género masculino. En Argentina, alcanza el 76 % para el sector de transporte.

– Suecia, Alemania, Japón y Corea del Sur son los países con más robots por obrero industrial (más de 2 por cada 100 obreros). En China la venta de robots creció 67 % en los últimos dos años, casi el doble que el 34 % del promedio global. En la región, México y Brasil lideran la incorporación de robots: entre 1 y 2 robots por cada 1000 obreros.

Los profesores del IEEM Ignacio Munyo, Pablo Regent y Leonardo Veiga volvieron sobre el estudio realizado en 2016 y exploraron en qué medida las particularidades de Uruguay y de cada sector productivo incidirán en la velocidad del cambio tecnológico.

– Se identificaron seis factores locales con impacto en el cambio tecnológico y en qué grado cada uno de ellos actúa como un estímulo o un freno para la incorporación de nueva tecnología.

– Los sectores productivos en los que se ubican las tres quintas partes de los puestos de trabajo en Uruguay, que representan el 57 % de la ocupación (o unas 915 000 personas), son los que experimentarán procesos de cambio más acelerados.

– Contrariamente a la percepción mayoritaria, los procesos de cambio tecnológico que impactarán en el grueso de los puestos de trabajo no solo no están siendo frenados por idiosincrasias locales, sino que la implementación de las nuevas tecnologías que desplazarán puestos de trabajo está siendo impulsada por esos factores.

– Probablemente los trabajos que generarán las nuevas tecnologías se polarizarán entre puestos que exijan muy altas calificaciones y habilidades y otros que no. En el caso de los primeros implica el desafío de procesos de recapacitación a una enorme cantidad de personas que ya hace tiempo ha abandonado el sistema educativo. En el caso del segundo tipo de puestos de trabajo, la razón de la no automatización es que los salarios de los nuevos puestos son tan bajos que no se justifica la automatización.

Todas las investigaciones citadas están disponibles online, la investigación del IEEM de 2016 fue expuesta en la Revista de Negocios del IEEM de junio (n.^o 83) y el estudio de este año se encuentra en esta edición.