Revista del IEEM
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Un panorama incierto para el comercio

La pandemia nos tomó por sorpresa y nos obligó a pisar el acelerador a fondo para ver, entre muchas otras cosas, cómo la empresa podía seguir funcionando, produciendo, vendiendo y manteniendo al personal contratado. Una crisis sanitaria global que ninguna de las generaciones presentes había experimentado antes y que implicó un enorme desafío a la creatividad para reinventarse, sobrevivir y mantener en alguna medida su productividad. El abrupto cambio de paradigma nos exigió resetear la mente para poder ver esa “otra forma” de hacer lo que ya veníamos haciendo.

 

La crisis por sectores

En este escenario, es evidente que las empresas altamente vinculadas a la tecnología y particularmente al área de servicios fueron las que más fácilmente se adaptaron a la nueva situación. Las empresas con una fuerte infraestructura tecnológica, plataformas de comunicaciones y conectividad pudieron mantener la productividad en este entorno de aislación laboral mediante el trabajo remoto o home office.  Con más lentitud, una parte del sector comercio se lanzó al e-commerce por medio de plataformas existentes y en otros casos propias, lo cual terminó siendo una oportunidad para iniciar el cambio hacia prácticas de venta modernas.

Otro ejemplo de reconversión fue la de los gimnasios y otras instituciones de enseñanza de diferentes habilidades que comenzaron clases online de gimnasia, idiomas o música utilizando las redes sociales con finalidades de venta y no solo promocionales. Incluso la atención profesional de psicólogos y médicos, así como el desarrollo de la telemedicina y muchos otros que, utilizando la plataforma Zoom o el smartphone, sortearon la limitación del contacto físico.

Lo cierto es que la gran mayoría de las empresas, en diferentes medidas, ha tenido que sortear inconvenientes, ya sea de carácter operativo o por la adaptación a una nueva cultura de trabajo. El impacto de la crisis determinó cambios que llegaron para quedarse. Las empresas deberán flexibilizar sus estructuras y potenciar sus capacidades digitales y complementarse con trabajo remoto manteniendo su nivel de productividad y de satisfacción de su cliente.

 

Lo que vendrá

A esta altura, todos tenemos claro que muchas cosas ya no serán como antes, por lo menos durante un largo tiempo. Seguramente en algún viaje hayamos visto una excursión de chinos con tapabocas y recordemos haberlos mirado con cara de cuestionamiento… jamás se nos pasó por la cabeza que nosotros estaríamos igual en algún momento y sin estar de viaje. Es decir, el primer cambio de hábitos, y el prioritario, estará relacionado con la salud y usaremos tapabocas en los lugares en donde haya más público, nos lavaremos las manos con mayor frecuencia, tendremos cerca alcohol en gel y seguramente se incorporarán algunos métodos de desinfección personal o doméstica a lo cotidiano.

En relación a nuestros hábitos sociales, ya no nos saludaremos con un beso o un abrazo como lo hacíamos antes. El cambio de hábitos más crítico se produjo en el momento del #QuedateEnCasa y, como resulta obvio, fue más fuerte aún para las poblaciones de los países que decretaron la cuarentena obligatoria como el caso de Argentina. En este sentido, el distanciamiento físico y la cuarentena obligaron a cambiar necesaria y radicalmente nuestros hábitos de consumo. De nuevo la tecnología ocupa el lugar protagónico y los medios digitales favorecieron las compras online, un hábito que fue rápidamente adoptado de forma más amplia por los consumidores. Pero el temor al contagio no era exclusivo del contacto físico y se dio a conocer que también se podía transmitir la enfermedad por contacto con diversas superficies, entre ellas el dinero. De modo que lo que antes eran esfuerzos de las instituciones bancarias para promover las transacciones digitales, se transformó en una necesidad y las transacciones online se convirtieron en un lugar seguro.

Otro nuevo hábito producto del confinamiento fue el de la utilización de los medios de comunicación tanto para informarse como para entretenerse. Se observó el crecimiento del uso de los medios informativos por televisión, cable o medios digitales para conocer el avance de la pandemia a nivel global y de los mensajes del gobierno a nivel nacional. De la misma manera, el consumo de los nuevos medios de entretenimiento tipo streaming para música y películas, y el uso de las redes y la opción de videollamada de WhatsApp para el contacto social y familiar tuvieron un crecimiento exponencial.

 

Ganadores y perdedores

Enfrentados a una crisis de esta magnitud global —con un mundo afectado, infectado y paralizado en muchas áreas, y enloquecido en otras— la variedad de ganadores y perdedores es inmensa. Y de la misma manera, la magnitud de las pérdidas o ganancias también es muy grande. Por ejemplo, en los mercados financieros hay inversores que hicieron mucho dinero con la caída de los mercados, o la baja del precio de las materias primas, la caída de los precios del petróleo o el desplome de las monedas contra el dólar. Y hubo otros que perdieron por la misma razón.

Cada país ganó o perdió dependiendo de su capacidad tecnológica, su respaldo económico y financiero, y de su capacidad productiva.

Cada país ganó o perdió dependiendo de su capacidad tecnológica, su respaldo económico y financiero, y de su capacidad productiva. Y por supuesto que el análisis puede ir mucho más profundo si a los efectos directos de la pandemia les sumamos las decisiones políticas de los Donald, Boris, Vladimir, Xi, Alberto y tantos otros. Pero, analizando sectores y empresas, sin dudas uno de los grandes ganadores de esta crisis fueron las empresas de venta online como Amazon, eBay, Alibaba, entre otras, dado por el explosivo incremento de la demanda debido a que los consumidores no podían salir de sus casas. Por la misma razón, la industria del entretenimiento digital como Netflix y las plataformas de comunicaciones como Zoom vieron crecer su valor de mercado de una forma nunca esperada. Otros sectores beneficiados fueron la industria farmacéutica y todo lo relacionado a los insumos de sanidad e higiene. Los supermercados tuvieron un pico de ventas ante el temor de la pandemia y como resultado de la alta demanda de alimentos producto de que las personas preparaban los alimentos en sus domicilios.

Por otro lado, hay una infinidad de sectores de muy diferente tamaño que recibieron un duro golpe y fueron los que realmente perdieron en este escenario. Todos los sectores relacionados con el turismo (hoteles, medios de transporte y una infinidad de servicios anexos) vieron cerrados de la noche a la mañana sus negocios y su personal se encontró sin trabajo. Lo mismo sucedió con el sector de la gastronomía como los restoranes, cafeterías y los servicios de catering para eventos, que ya no se harán por un buen tiempo. Y, por supuesto, el gran convocador de multitudes que es el deporte y todo el comercio que lo rodea se encuentra paralizado por la pandemia y no se visualiza un retorno a mediano plazo. Según la encuesta de la Cámara de Comercio del Uruguay, más de la mitad (53 %) de las empresas disminuyeron el personal operativo. Y, según indica el informe, este registro llegó al 84 % en el caso de las empresas de servicios; en particular, se ubicó en torno de un 90 % para agencias de viaje y hoteles, y en 80 % para restaurantes y confiterías. En lo que tiene que ver con la facturación en el segundo trimestre, en comparación con el mismo período del año pasado, el 66 % espera reducciones. A nivel de rubros, los siguientes esperan reducciones en su facturación en más del 90 % de las empresas: electrodomésticos, hoteles, jugueterías y ópticas. Como se puede apreciar, un alto porcentaje del sector comercio y servicios forma parte del grupo de perdedores como resultado de esta crisis.

Es un panorama sombrío para la economía nacional en un momento en el que aún nos cubre la incertidumbre.

De la misma manera, el sector industrial —que requiere mano de obra intensiva y la presencia física de los trabajadores— se encuentra en grandes dificultades. De acuerdo con lo que informa la Cámara de Industrias del Uruguay en su página web, la mayoría de las empresas redujeron sus ventas producto de la crisis, tanto las orientadas al mercado doméstico como las exportadoras, y casi el 40 % envió personal al seguro de paro. Como vemos, es un panorama sombrío para la economía nacional en un momento en el que aún nos cubre la incertidumbre. Y todo esto sin mencionar el sector de la educación en el que el gran perdedor es el país entero. Ojalá logremos rápidamente esa recuperación en V tan analizada.

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