Revista del IEEM
TOP

17 años de Ingenio: aprendizajes, logros y desafíos

Cuando nació Ingenio, las instituciones de apoyo a emprendedores se contaban con los dedos de una mano… y sobraba alguno. Además, todas ellas eran en Montevideo. Hoy, felizmente, tenemos un ecosistema emprendedor mucho más desarrollado, con decenas de instituciones en todo el país.

Parece obvio, aunque es bueno insistir: emprender es difícil, es complicado. Si fuera fácil, ¿para qué querríamos instituciones de apoyo?

Creo conveniente recordar esto porque hemos logrado estimular en muchas personas la inquietud de emprender. Muchos de ellos no son conscientes de lo duro que es contactar a 100 potenciales clientes para que solo dos compren; lo complicado que es ver venir la fecha de pago de sueldos, o impuestos, y no disponer del dinero en caja para cumplir. Otros creen que la semana termina el viernes a las 17 horas, o que enero es un mes de licencia y playa. Para el emprendedor, nada de eso es cierto.

Por supuesto, el esfuerzo vale la pena; el sacrificio de años lleva al emprendedor a un mayor estadio de realización personal y a la sociedad a un mayor nivel de bienestar.

Debido al rol que juego en este ecosistema, tengo la tremenda suerte de haber conocido personas en el aula universitaria, haberlos visto transitar el período de incubación de su emprendimiento y, una vez graduados, ver el crecimiento de su empresa consolidada: exportando, generando divisas del orden de millones y puestos de trabajo genuinos de alta calidad para decenas de jóvenes profesionales.

Hay denominadores comunes en los emprendedores de más éxito: una gran fuerza en la búsqueda de sus objetivos, un enorme sacrificio personal, una capacidad de trabajo gigantesca y, por último, pero no menos importante, una resiliencia a toda prueba para enfrentar los sinsabores de las primeras etapas del camino.

Otra gran lección de estos años es que nadie juega solo en este ecosistema. En Ingenio hemos recibido fondos de al menos una decena de instituciones, interactuamos con todas las universidades, y hemos llevado adelante actividades con muchas instituciones diferentes. A todas les estamos agradecidos y si no las listo aquí es por brevedad de espacio y para no correr el riesgo de olvidar alguna.

La importancia de la innovación es otro aprendizaje importante. Además de introducir en el país la idea de “incubación de empresas”, tenemos el orgullo de haber sido los primeros en organizar Startup Weekend, Lean Startup Machine, FuckUp Nights, Concurso de Videojuegos, Concurso de Datos Abiertos, Concurso de Industrias Creativas, un programa de aceleración con 500 Startups, entre otros. Y nada lo hicimos solos. Muchas veces solo acogimos positivamente la idea de algún emprendedor y prestamos nuestras instalaciones para eso.

Se trata, además, de ser coherentes con lo que predicamos: si exigimos a nuestros emprendedores ser innovadores, como institución también debemos serlo.

 

Logros y desafíos

Desde el inicio Ingenio ha tenido una doble misión. Por un lado, la obvia de toda incubadora: ayudar a emprendedores a salir adelante, a superar el Valle de la Muerte de los emprendimientos. Por otro, la de contribuir a desarrollar el ecosistema emprendedor de Uruguay.

En ambas misiones consideramos haber hecho importantes contribuciones. Decenas de graduados, con millones de dólares de exportación y cientos de puestos de trabajo dan cuenta de la primera. Toda la actividad compartida con otras instituciones y convenios firmados y efectivos avalan nuestra segunda misión.

Podemos ejemplificar con algunos datos numéricos: nuestro Comité de Selección ha evaluado 310 proyectos, de los cuales más de 160 han sido incubados, y 43 son graduados de Ingenio. Seis de estos últimos permanecen en el Parque del LATU, en los edificios vecinos.

¿Podemos entonces decir: “misión cumplida”? ¡No! Hay mucho más para hacer. En primer lugar, por los emprendedores tecnológicos —nuestro público— ya que son cada día más, y los desafíos en un mundo interconectado son cada vez mayores, para ellos y para nosotros.

En cuanto al ecosistema, si bien está mucho más desarrollado, creo que dista mucho de ser considerado maduro. Una falta muy notoria es la escasez de capital de riesgo privado para potenciar y financiar el crecimiento de los emprendimientos en la etapa posterior a la incubación. Para salvar esa falta, desde hace años que estamos trabajando con otras instituciones de Uruguay y del exterior y con emprendedores que han logrado superar esa etapa.

Ingenio fue de los primeros en formar parte del ecosistema tecnológico y emprendedor más grande del país: el Parque Tecnológico del LATU. Hoy es sede de varias de esas instituciones de apoyo a emprendedores, decenas de empresas de tecnología, cámaras empresariales e instituciones vinculadas a la educación. Nos sentimos parte y, en mayor o menor medida, interactuamos con todos nuestros vecinos. Nos hace muy productivos y eficientes el tener cerca a otros jugadores clave del ecosistema.

Lejos de quedarnos tranquilos con esos logros, apuntamos a crecer. Hace algunas semanas comenzamos las obras en los terrenos nuevos del LATU. Son casi 12 hectáreas donde tendremos un nuevo centro de eventos, el nuevo Espacio Ciencia y más espacios para la comunidad.

¿Crecer o no crecer? A nosotros no nos deja ninguna duda: debemos crecer y lo estamos haciendo. Por el bien de nuestros emprendedores y de nuestra sociedad entera, tenemos la obligación de continuar generando divisas, puestos de trabajo de alta calidad y consolidando un Parque Tecnológico que nos enorgullece.

Autor

Postear un comentario