Revista del IEEM
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Cómo lograr títulos que obliguen a seguir leyendo

El título es la prueba de fuego de un texto. Es la puerta de entrada para conseguir que un lector se interese por lo que está escrito o simplemente siga de largo. Del atractivo de este breve texto dependerá, en gran medida, conseguir que esa persona decida quedarse.

En este sentido, resulta clave darle a este elemento la atención que merece, y no trabajarlo con los restos de energía que quedan al terminar de escribir esa pieza de comunicación.

Ser creativo pero informativo, generar curiosidad pero mostrar específicamente lo que se ofrecerá, escribir muchas opciones y luego pulir a la mínima expresión la elegida. A continuación, comparto ocho elementos que pueden utilizarse para conseguir ese gancho perfecto para captar la atención desde un principio.

El título es la prueba de fuego de un texto. Es la puerta de entrada para conseguir que un lector se interese.

1) La creatividad no debe primar sobre la coherencia

Si el texto en el que se está trabajando es muy formal, un título demasiado desenfadado resultaría inadecuado. Se debe buscar un equilibrio entre llamar la atención y ser coherentes con la información y el tono de lo que se está presentando. En este sentido, resulta crucial tener bien claro quiénes son los destinatarios del mensaje y qué tipo de texto esperan recibir, de acuerdo también con el perfil de quien escribe.

2) Si un recurso funciona, ¿por qué no usarlo más de una vez?

Las metáforas, las historias y las anécdotas son siempre grandes aliadas de cualquier pieza de comunicación; son esos recursos que generan vínculo emocional con el público y ayudan en la recordación del mensaje. Si en el texto que se está escribiendo se utiliza uno de estos elementos, una buena alternativa consistirá en utilizarla también para escribir el título, generando así cierta complicidad y unidad en lo que se presenta, además de colaborar con la fijación de ciertas ideas.

3) Generar intriga, pero adelantar lo que se viene

A menudo se encuentran títulos sorprendentes por su creatividad, pero que no dan siquiera una pista de lo que se estará hablando en las siguientes partes del artículo. En este sentido, la creatividad no debería sustituir a la información, sino que se debe buscar, a la vez de generar curiosidad, dar pistas claras de lo que vendrá.

Las metáforas, las historias y las anécdotas son siempre grandes aliadas de cualquier pieza de comunicación.

4) ¿En qué momento del proceso hay que enfocarse en él?

Lo ideal es dejar el título para el final, pero no porque sea lo menos importante, todo lo contrario. Es que solo en el momento en que se puso el punto final se tendrá una idea completa de lo que se está presentando y así se podrá evaluar qué idea resultará la más adecuada como llamador.

5) Ensayo y error

Muchas veces, antes de empezar un artículo, quien escribe cree que ha tenido un brote de inspiración muy oportuno, y ya en ese momento siente cierto alivio de que cuenta con la trabajosa parte del título resuelta. Sin embargo, en este o cualquier otro caso, siempre se recomienda buscar diversas alternativas, aunque la primera resulte al final siendo la elegida. Ante la obligación de pensar en nuevas ideas, comienza a fluir la imaginación y es probable que se consiga lograr una mejor versión de la idea primaria o que surjan otras nuevas en las que no se había siquiera pensado en una primera instancia.

6) ¿Qué se tiene para ofrecer?

Está bien aportar creatividad, pero tal vez uno de los elementos que determinarán que alguien siga leyendo es qué tan específico sea ese título, ya que nada llamará más la atención del lector que saber que encontrará en ese texto una solución muy concreta a un tema de su interés y más aún si se presenta en forma de revelación. Las promesas siempre funcionan, y no olvidar que luego habrá que cumplirlas.

7) Lo breve comunica con más fuerza

En comunicación, lo breve siempre será mejor y esta premisa se vuelve fundamental si de títulos estamos hablando. La tentación de escribir largo siempre estará presente y, aunque no se tengan restricciones de caracteres, se recomienda hacer el ejercicio de transmitir la misma idea, pero “podando” palabras en la mayor medida posible. En general, de esta manera se consigue un resultado más conciso, con más fuerza, más pegadizo y memorable.

8) La intriga y otros recursos

La palabra “cómo” siempre funciona para los títulos, ya que da la idea de que se va a presentar al lector algún aspecto innovador que lo ayudará en el tema en cuestión. Un ejemplo para esta idea podría ser un título para esta columna: “Cómo redactar los mejores títulos”. Decir que se revelarán “secretos” también es un buen recurso, así como las preguntas, presentar una lista de “pistas clave” o anunciar que se está presentando una novedad de un tema conocido, pero desde un enfoque diferente.

Autor

Gerenta de Marketing y Comunicación en

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