Revista del IEEM
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Criterios para la decisión de una segunda carrera profesional

A lo largo de la vida de una persona se van dando una serie de cambios, internos y externos. Dentro de los primeros está el paso de la edad y los cambios biológicos y psicológicos asociados; entre los segundos, están los cambios en el relacionamiento, en la familia, en el trabajo, etc. Ante la acumulación y combinación de estos cambios, muchas personas definen dar pasos importantes en su vida profesional.

El profesor de profesores Luis Manuel Calleja abordó en muchísimas ocasiones el tema de la segunda carrera profesional, específicamente el caso de la búsqueda de nuevas carreras directivas. Y consideraba que la edad tenía un peso relevante a ese respecto. Él mismo era un ejemplo, pasando de ser físico a profesor de escuela de negocios y consultor.

El profesor de profesores Luis Manuel Calleja abordó en muchísimas ocasiones el tema de la segunda carrera profesional, específicamente el caso de la búsqueda de nuevas carreras directivas.

El momento de decisión

El profesor Calleja planteó, en una de las últimas sesiones para el IEEM en 2020, las condiciones necesarias para elegir una segunda carrera:

Si se dan alguna de estas cinco condiciones podemos pasar a elegir una segunda carrera. La primera de esas condiciones es “si no estás en el camino de los ascensos”. Y me puedes decir: “Ahh, ¿pero hay un camino?”. Entonces te puedo decir que tú no estás en ese camino. La segunda condición es que si has llegado al techo de la actual. Te dices “He llegado al techo de mi carrera, que tanta ilusión me hacía, y esto es una porquería. ¡Pero qué aburrimiento! La tercera es que has llegado antes de tiempo, o si ya deberías haber llegado. La cuarta es que no quieres seguir donde estás en absoluto, ¿por qué? Porque me harté o, la quinta, si la crisis te limita, “ yo, en estas circunstancias, no puedo seguir”.

Las condiciones que planteaba Calleja, no hacen referencia a un contexto que haya cambiado de una forma tal que hagan de la segunda carrera una opción más atractiva. Sin embargo, en esa misma conferencia hacía referencia a un mayor atractivo de una segunda carrera derivado de la devaluación de la primera carrera fruto de la crisis, en ese momento el COVID-19.

Las condiciones para el éxito

Calleja citaba un modelo de Charles Handy al sostener que existen cuatro requisitos para desarrollar una segunda carrera profesional. En primer lugar, es necesario ser experto en algo. Decía Calleja: “Uno sabe de muchas cosas, pero tiene que elegir de qué cosas quiere ser conocido públicamente”. En segundo lugar, la persona tiene que ser generalista. Debes saber suficiente de distintas disciplinas y ser capaz de mediar entre ellas. En tercer lugar, es necesario saber trabajar con autonomía, como uno fuera una empresa. Por último, en cuarto lugar, saber estar conectado. Es importantísimo saber jugar en equipo y tener contactos para la siguiente carrera.

Decía Calleja: “Uno sabe de muchas cosas, pero tiene que elegir de qué cosas quiere ser conocido públicamente”.

El cambio tecnológico y su impacto en la definición de segundas carreras

El marco conceptual que nos aporta el profesor Calleja es una buena referencia para evaluar en qué medida el cambio tecnológico puede ser un disparador de la cuestión de la segunda carrera directiva. Para muchos casos actuará como la devaluadora de la primera carrera directiva.

Para entender el impacto de las nuevas tecnologías, y en particular la inteligencia artificial, tenemos que entender los distintos tipos de problemas que una persona enfrenta en su trabajo y, en particular, un directivo.

Hay problemas frente a los cuales existe un procedimiento específico a seguir que conduce a la solución correcta. Toda actividad directiva tiene algún porcentaje de problemas de este tipo. La introducción de soluciones informáticas cada vez más sofisticadas han desplazado sistemáticamente al ser humano durante décadas. La última barrera a derribar pasaba por la necesidad de la intermediación de los sentidos para obtener la información requerida para el proceso decisorio. Esta barrera también está cayendo, con sistemas que permiten ver, escuchar, sentir y traducir esos datos en información.

El segundo tipo de problemas se caracterizan por adoptar cada vez una configuración concreta distinta, no siendo posible parametrizar las variables de forma de recoger las particularidades de cada caso. Esto lleva a las soluciones no programables, que poseen algunas características generales comunes, pero la solución óptima se descubre a partir de éxitos y fracasos. En estos casos el conocimiento de precedentes es un insumo vital al momento de definir la solución. Aquí es donde se destaca el valor de los directivos con experiencia. En esta área la inteligencia artificial está teniendo un impacto muy importante y seguramente creciente. Los sistemas pueden procesar una cantidad enorme de antecedentes, lo que genera una ventaja frente a la limitada experiencia del directivo más avezado.

En el tercer tipo de problemas, la solución requerida no puede basarse en los antecedentes, sino que debe ser original, creativa. En esta área el directivo tiene ventajas frente a la tecnología. En ese sentido vale la pena que profundicemos en el concepto de creatividad.

La última barrera a derribar pasaba por la necesidad de la intermediación de los sentidos para obtener la información requerida para el proceso decisorio.

La creatividad es una combinación original de elementos preexistentes. Contrariamente a lo que a veces se sostiene, las nuevas tecnologías son capaces de generar algunos tipos de resultados creativos. Si uno le pide a un sistema de inteligencia artificial de generación de imágenes que produzca algo nuevo seguramente nos encontraremos con resultados que son mucho más creativos de lo que algunos artistas pueden lograr. Esa creatividad se basa en una enorme cantidad de insumos para realizar la combinación, en el marco de algunos lineamientos estéticos que también el sistema deriva del análisis de los antecedentes.

Ahora bien, existe un segundo tipo de creatividad, que es más ambiciosa. En este caso la creatividad está orientada a un propósito. Al igual que para los sistemas de inteligencia artificial, cuantos más insumos se tengan para combinar, mejor será. Pero el propósito, que es nuevo, es el que guía el proceso, eso es lo que da la ventaja al directivo.

En este análisis surge que es en la generación creativa soluciones donde las nuevas carreras directivas tienen su mayor fortaleza. Repasando los esquemas de análisis de Calleja encontramos que la condición de generalista y la capacidad de explotar el potencial creativo de los equipos pasan a tener cada vez mayor peso, al mismo tiempo que no todas las especialidades son capaces de apalancar una nueva carrera directiva.

El directivo del mañana enfrentará una combinación de problemas distinta de la de sus predecesores. Las nuevas herramientas lo liberarán de aquella parte de sus tareas que no exigen mayor creatividad, pero, como contrapartida, lo enfrentarán a un entorno mucho más inmerso en la incertidumbre, en tanto la toma de decisiones creativas carecen de la referencia del pasado al momento de evaluar las chances de éxito.

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Autor

Responsable del GEM Uruguay y profesor de Economía Política en

Ph.D. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra; máster en Dirección y Administración de Empresas, IEEM, Universidad de Montevideo; contador público, Universidad de la República (Uruguay); licenciado en Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

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