Revista del IEEM
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Ciencia y emprendimiento

Recibí con gusto la invitación de Hacer Empresa para compartir mi visión sobre la relación entre ciencia y emprendimiento, y sobre el rol del sector privado para impulsar el desarrollo de la a ciencia. Resulta inevitable hacer referencia también al rol esencial del sector público.

Mi especialidad es la tecnología, no las ciencias sociales. Por lo que mi perspectiva no es fruto de concepciones teóricas a priori, sino fruto de la experiencia académica y profesional.

Me enfocaré en un sector muy particular: el de la computación y las tecnologías cuánticas que he conocido gracias al contacto con actores académicos, empresariales y gubernamentales de primer nivel en los países centrales.

 

Nexo entre universidad y tecnología

En enero de 2019, durante mi visita al Consumer Electronics Show en Las Vegas, conocí a Robert Loredo, IBM Quantum Ambassador. Dos meses más tarde, aceptando generosamente nuestra invitación, Robert estaba en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Montevideo, dictando un workshop de Quantum Computing.

También en 2019 participamos en el Airbus Quantum Computing Challenge. Fuimos uno de los cinco equipos finalistas a nivel mundial y recibimos excelente feedback sobre nuestras soluciones, que tenían un gran potencial.

A partir de allí se han desarrollado varias líneas de trabajo positivas. La Universidad de Montevideo es, desde 2020, una de las catorce universidades en el mundo —junto a la UCLA y a Universidad de Washington— que es miembro de la Microsoft Quantum Network como Educator. Es la única en América Latina.

Otra línea de trabajo positiva fue la fundación de Quantum-South, empresa nacida en la Universidad de Montevideo, y con la que tiene una alianza. En un breve lapso la startup ha conseguido desarrollos de software en el área de optimización aplicada a la logística de transporte de carga aérea, marítima y terrestre que le ha permitido llevar adelante valiosos intercambios con los máximos exponentes de esta industria a nivel mundial. También trabajamos en optimización en el área de Finanzas. A su vez, ha conseguido acceso a trabajar con varios desarrolladores de computadoras cuánticas en el mundo.

Quantum-South ha tenido una inversión semilla privada y ejecuta dos proyectos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) junto con la Universidad de Montevideo. Algunos logros conseguidos por este emprendimiento pueden verse, por ejemplo, en reportes de prensa recientes tanto nacionales en El Observador y El País, como internacionales, en Forbes. Es la única empresa de computación cuántica en América Latina según el portal especializado The Quantum Computing Report[1], y existe desde 2020. También es la primera y única empresa latinoamericana en integrar la IBM Q Network.

 

El valor de la computación cuántica

La computación cuántica es un nuevo paradigma de computación que habilita nuevos tipos de algoritmos. Algunos de estos algoritmos son aplicables a problemas que para la computación que conocemos hasta ahora son muy grandes o imposibles de resolver. Para algunos de estos problemas, una computadora convencional puede demorar siglos en encontrar una solución debido a la cantidad de pasos que tiene que dar. En cambio, para la computación cuántica, son problemas más sencillos, que se resuelven en menos pasos. Esta resolución puede ser exacta en algunos casos o aproximada en otros, pero la computación cuántica tiene la habilidad de explorar muchas soluciones simultáneamente[2].

El atractivo reside en que algunos de estos problemas son de gran relevancia económica y estratégica, como la criptografía, la optimización combinatoria en Logística y Finanzas y la creación de nuevos materiales y medicamentos. Un informe de 2021 del Boston Consulting Group (BCG)[3] estima que la computación cuántica podría comenzar a crear valor para los usuarios y proveedores por USD 5000 millones a USD 10 000 millones en los próximos tres a cinco años si la tecnología escala tan rápido como lo prevén algunos proveedores. Se pronostica una creación de valor de entre USD 450 000 millones y USD 850 000 millones en los próximos 15 a 30 años. En el citado informe de BCG se muestran las estimaciones realizadas de máxima y de mínima del valor que se espera que generará la computación cuántica para distintos sectores de actividad. Y, además del económico, tendrá impactos beneficiosos en el bienestar y salud de las personas, en la seguridad y en el cuidado del medio ambiente.

Esto nos permite apreciar dos cosas. En primer lugar, el pleno potencial de la computación cuántica está en desarrollo aún. En segundo término, este desarrollo implicará enormes beneficios.

El plazo de 15 a 30 años del que habla el informe de BCG parece muy remoto. Sin embargo, no lo es así para algunos. Hay gente que hoy piensa en ese mundo que vendrá en algunos lustros. Entre esa gente tenemos científicos, tecnólogos, gobernantes e inversores. Para lo que sigue tengamos presente ese futuro que nos espera dentro de 15 a 30 años. Veamos a continuación, cómo se construye ese futuro.

 

La inversión pública en computación cúantica

La ciencia y su avance están íntimamente ligados al avance tecnológico. De hecho, ciencia y tecnología tienen una relación virtuosa que se retroalimenta positivamente. Los avances científicos algunas veces se transforman en avances tecnológicos y llegan a la sociedad. Por cierto, no son todos. Muchos resultados no tienen aplicación inmediata ni mediata. A veces las aplicaciones tecnológicas de avances científicos han llegado décadas o siglos más tarde.

La tecnología tiene a su favor frente a la ciencia que está más cerca del mercado y del retorno económico. Resulta natural que la ciencia esté mayormente financiada con fondos públicos, mientras que el desarrollo tecnológico en su mayor parte es financiado por el sector privado.

La computación cuántica tiene la particularidad de que el avance científico está muy cercano en el tiempo al desarrollo tecnológico. La concepción teórica inicial se remonta a 1981, apenas cuatro décadas atrás. En este lapso el área ha sido campo de estudio inicialmente para teóricos matemáticos y físicos. Luego lo fue para físicos aplicados buscando implementar esa nueva lógica en materiales en sus laboratorios. Más cerca en el tiempo pasa a la industria, en la que físicos y los ingenieros de hardware buscan hacer máquinas suficientemente grandes y estables. Finalmente, los ingenieros de software buscan hacer aplicaciones útiles que den a la industria y a la sociedad el valor que se espera. Estamos aún en una mezcla de esas etapas. Es una nueva tecnología disruptiva, con gran capacidad de aportar valor. Por eso los países y los inversores están haciendo un esfuerzo económico muy importante para que este desarrollo sea acelerado. De esta forma persiguen conseguir tempranamente un sitio privilegiado en el mundo que se construye en el sector de la computación cuántica.

El informe “Overview on quantum initiatives worldwide”, de la consultora Qureca basada en Reino Unido, muestra los fondos públicos que han sido comprometidos para el desarrollo de tecnologías cuánticas en estos últimos años. Este informe de 2022 tiene base en información pública debidamente referenciada. Un estudio previo[4] del Banco Interamericano de Desarrollo iba en el mismo sentido. A partir de él podemos concluir que los países centrales están invirtiendo montos enormes en la construcción del futuro del que hablamos. No importa la ideología o historia del país, desde los países más liberales hasta los más proteccionistas están invirtiendo para construir este futuro. Es una cuestión sobre la visión del rol que tendrá esta tecnología disruptiva en el mundo del futuro. Lamentablemente, en toda América Latina, al igual que en África, la inversión pública es nula. Cabe destacar que los plazos para desarrollar estas inversiones varían entre los distintos países.

Las cifras de inversión pública son enormes tanto en términos absolutos, como en términos relativos. Veamos algunos ejemplos ilustrativos. Alemania ha anunciado fondos por USD 3100 millones. Esto significa una inversión per cápita de USD 37,3. Otros países que habitualmente Uruguay tiene como modelo son Finlandia o Nueva Zelanda. Estos países están invirtiendo USD 27 y 36,75 millones. Per cápita significan, USD 5 y USD 7,35 respectivamente.

Podemos seguir revisando los datos y los resultados serán similares. Adicionalmente, hay fondos pan-nacionales como los de la Unión Europea con la European Quantum Flagship con USD 1100 millones.

Para dimensionar lo que esto significa, basta decir que, si Uruguay hubiera tenido la visión, la aspiración y la voluntad de los países citados como ejemplo —Alemania, Finlandia y Nueva Zelanda— debería haber dispuesto una inversión de USD 130,5 o 17,5 o 25,7 millones, respectivamente, en estos años en computación cuántica.

También conocemos de otros fondos millonarios de provincias o regiones dentro de un país, que no están en el informe de Qureca. Véase por ejemplo el caso de la provincia de British Columbia de Canadá, de cinco millones de habitantes, fundó el Quantum Algorithms Institute para promover la articulación entre gobierno, academia e industria y le aporta CAD 4 millones (dólares canadienses) cada año entre 2023 y 2025.

 

La inversión privada en computación cuántica

¿Qué pasa con la inversión privada en este campo?

La hay, pero hasta ahora ha sido notablemente inferior a la pública.  Hasta 2016, de acuerdo con un informe de la consultora McKinsey & Company[5], no pasó de los USD 100 millones al año. En 2020 se llega a los USD 700 millones, tendencia que se confirma y aumenta en 2021 registrándose una cifra de 1400 millones en compras anunciadas públicamente. Debido a que en una parte significativa de las compras los montos se mantuvieron confidenciales, se estima que la inversión habría llegado a los USD 2100 millones.

 

Conclusiones

Durante estos años hemos sido testigos de cómo los fondos públicos invertidos en computación cuántica permiten construir el futuro del sector. Habilitan a desarrollar proyectos que hacen avanzar la tecnología. Permiten acercar entre sí a las empresas establecidas y a las que nacen, con el gobierno y la academia, así como también a las empresas que serán los usuarios finales. Habilita a financiar años enteros de investigación, incluyendo inversión en materiales, en laboratorios, en sueldos de científicos, becas de estudiantes, realizaciones de congresos, intercambios y muchos rubros más. Todo esto, para sus destinatarios, que son las personas, empresas y universidades de los países que invierten.

La falta de este tipo de apoyos específicos en toda Latinoamérica ha retrasado notablemente el desarrollo del sector, así como también el interés de los inversores privados en lo que evidentemente será el siguiente paso que revolucionará la evolución tecnológica.

Referencias

<a href=»#_ftnref1″ name=»_ftn1″>[1]</a> <em>“</em><em>Overview on quantum initiatives worldwide – update 2022”</em>, QUERCA, marzo de 2022.

<a href=»#_ftnref2″ name=»_ftn2″>[2]</a> <em>»Quantum </em><em>Computing: What, Why, Who», </em>por Rafael Sotelo, 2019 IEEE CHILEAN Conference on Electrical, Electronics Engineering, Information and Communication Technologies (CHILECON). IEEE, 2019.

<a href=»#_ftnref3″ name=»_ftn3″>[3]</a> “<em>What Happens When ‘If’ Turns to ‘When’ in Quantum Computing?”, </em>por <a href=»https://www.bcg.com/about/people/experts/jean-francois-bobier»>Jean-François Bobier</a>, <a href=»https://www.bcg.com/about/people/experts/matt-langione»>Matt Langione</a>, Edward Tao y <a href=»https://www.bcg.com/about/people/experts/antoine-gourevitch»>Antoine Gourévitch</a>. Boston Consulting Group, 2021.

<a href=»#_ftnref4″ name=»_ftn4″>[4]</a> <em>“Quantum Technologies Digital Transformation, Social Impact, and Cross-Sector Disruption”</em>, por Lopez, M. Allende. <em>BID,</em> 2019.

<a href=»#_ftnref5″ name=»_ftn5″>[5]</a> <em>“Quantum computing funding remains strong, but talent gap raises concern”</em>, por Mateusz Masiowski, <a href=»https://www.mckinsey.com/our-people/niko-mohr»>Niko Mohr</a>, <a href=»https://www.mckinsey.com/our-people/henning-soller»>Henning Soller</a> y Matija Zesko. McKinsey, junio de 2022.

Director de Investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Montevideo

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