Revista del IEEM
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¿Las tendencias sirven para planificar el futuro?

Cuando llega fin de año leemos y escuchamos muchos artículos sobre lo que marcó tendencia en el año o lo que será tendencia en 2022. Y estos títulos nos hacen creer que quizá hay algo de cierto en todo esto. De alguna manera nos predisponen a creer que por ahí viene la realidad.

La mayoría de los empresarios hace sus pronósticos con base en el pasado. Compara cuánto mejoraron las exportaciones en relación con el año anterior. Cuántos nuevos empleados se incorporaron en el equipo. Cuántos locales se van a abrir o cuánto crecerán las ventas. En general, se trata de un proceso de planificación en el que participa el equipo financiero, el de ventas, y a veces el de producción.

Mi experiencia es que ese modelo es el “cómodo”. No es el que genera innovación ni cultura de crecimiento exponencial. Y en ese mundo vivimos hoy. No en el definido por el pasado. Vivimos en un mundo en el que nos proponemos el futuro.

Aquí surge rápidamente el ejemplo de Elon Musk. Le pareció que los vehículos deberían no depender de combustibles fósiles. Y mientras todos mirábamos con cierta duda el éxito de Tesla, hoy en todo el mundo los automóviles eléctricos tienen una tasa de participación en las nuevas ventas como nunca. Si quiero colocar más máquinas de cambio de aceite en mi taller, porque el año pasado tenía “n” y este año quiero “m”, le voy a errar feo. Estoy programando de acuerdo con el pasado. Musk muestra que no solo el futuro no es como lo pensábamos, sino que además es mucho más complejo, tecnológico y veloz de lo que lo podríamos programar.

La mayoría de los empresarios hace sus pronósticos con base en el pasado. En general, se trata de un proceso de planificación en el que participa el equipo financiero, el de ventas, y a veces el de producción.

Claro que este señor es muy especial. Pasó lo mismo cuando entendió que los pagos podían ser resueltos por mail (PayPal), y que se podía viajar más rápido a través de túneles para vehículos de alta velocidad (The Boring Company). En todos estos casos, fue él quien marcó la tendencia. Y los demás lo siguieron.

En la naturaleza ocurre lo mismo. Estamos preparados porque en nuestra historia tuvimos una experiencia y, gracias a ella, mejoramos y sabemos qué hacer si algo ocurre nuevamente. Y algunos, enfrentados a un problema desconocido, innovamos con el riesgo que eso implica. Aunque es muy raro ver tendencias “arriesgadas”. En general, las tendencias se exponen al gran público, porque de alguna manera no generan en él un rechazo.

Y hay una tendencia que está presente: la aceleración de todo. El cambio de todo. La facilidad de todo. La disponibilidad de mucha información.

Estas son las verdaderas tendencias sobre las cuales los empresarios y sus equipos deben trabajar. ¿Cómo hacer para ganarle a la curva acelerada? ¿Cómo tener cuatro o cinco opciones de lo que quiero resolver y así adaptarme a los cambios del mercado? ¿Tengo el equipo y los procesos pensados para que las tendencias no me aten a una sola manera de ver el futuro?

Hay una tendencia que está presente: la aceleración de todo. El cambio de todo. La facilidad de todo. La disponibilidad de mucha información.

Y aquí, por supuesto, se abre un abanico muy complejo y amplio. Fijar metas basadas en sueños, y que quizás tenga que implementarlos de forma diferente a lo que tenía pensado. Preparar a los equipos de liderazgo para tomar decisiones grupales arriesgadas y, a su vez, balanceadas con aquellas que me permiten generar los márgenes financieros y de producción necesarios para soportar vaivenes no esperados. Crear modelos de recompensa que no solo premien lo histórico, sino que motiven a la solución innovadora. Tener ritmos de trabajo en la compañía que aseguren respuestas y acciones antes que la competencia, pero sobre todo antes de que el mercado considere a mi solución como obsoleta o de poco valor. Seguir a dos o tres inspiradores (personas o empresas) que no sean de mi rubro, que permitan ver y entender otras maneras de hacer las cosas y conseguir resultados rápido.

Por suerte, y gracias al trabajo de muchos, Uruguay está en un momento único. Pero no es suficiente.

Por suerte, y gracias al trabajo de muchos, Uruguay está en un momento único. Pero no es suficiente. El momento no es lo que nos hace exitosos. Lo hace la tendencia. Y esta debe ser exponencial. Lo que nos llevó hasta aquí se desvanece en muy poco tiempo si no lo seguimos construyendo, innovando, cuidando y creando. El Uruguay precisa nuevos inmigrantes, mejorar su educación y fortalecer las acciones para que todos tengamos oportunidades. Precisamos también marcar tendencia. Y eso empieza desde cada uno de nosotros. ¡Feliz 2022 para todos!

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