Revista del IEEM
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“El reducido número de acuerdos comerciales nos hace perder pisada en un sector muy competitivo”

Gonzalo Tapia

Director general de Nodus

En 2018 Grupo Schandy cambió su nombre a Nodus y apostó por una mayor expansión. ¿A qué estrategia responde el cambio de nombre e imagen?

El cambio de nombre se debió a que en diciembre de 2017 el grupo fue adquirido en su totalidad por Ultramar (grupo empresarial chileno), que tras décadas de estrecho vínculo y diez años de asociación con la familia Schandy, asumió el compromiso de dar continuidad a la estrategia, profundizando su crecimiento. En este contexto es que definimos el cambio de nombre.

Este proceso de cambio fue muy desafiante e interesante. Tuvimos la oportunidad de buscar una nueva marca que nos identifique y que estuviese en sintonía con nuestra nueva estrategia de crecimiento.

Fue un trabajo que desarrollamos en Uruguay y contamos con el apoyo de Ultramar en Chile. De ese proceso surgió Nodus. Su concepto representa algo muy semejante a lo que es la organización: una red de empresas independientes y también interconectadas, capaces de articularse en las formas que la situación amerite.

Nodo significa vínculo, unión entre cada articulación. Una figura con nodos se visualiza orgánica, versátil, con capacidad de movimiento. Nos sentimos un grupo que conecta, que articula y que en ese rol logra unir las partes para que las cosas pasen.

Ahora, bajo el nombre de Nodus, el grupo redobla su apuesta en Uruguay. En este sentido, mediante la generación de infraestructura innovadora, adoptando las mejores prácticas y tecnologías disponibles, Nodus prevé ingresar a nuevos segmentos de negocios, así como expandir sus operaciones hacia la región a través de la exportación de trabajo y talento uruguayo.

 

¿En qué proyectos están involucrados actualmente y cómo planean seguir creciendo?

Será un año desafiante y con proyectos en todas nuestras áreas de actividad: portuaria, marítima, logística y navegación. Nuestros desarrollos apuntan a que debemos ser cada vez más eficientes y estar enfocados en lograr la excelencia operativa en todas las cadenas logísticas en las que participamos.

En algunos casos, esto se logra con inversiones importantes en infraestructura física y en equipamientos. En otros casos es necesaria una mejor tecnología, que influya positivamente en los distintos sistemas y procesos.

Siendo un poco más específicos, nuestra visión es que los mayores desafíos logísticos del país se encuentran en el puerto de Montevideo. A corto plazo, el puerto necesita de mayores facilidades para atender a los buques portacontenedores, que cada vez son más grandes y requieren de una mayor productividad. Para ello se necesitan nuevas inversiones que acompañen el crecimiento del puerto. Este año pondremos un foco especial en este tema.

También estamos analizando nuevas cadenas que entendemos tendrán gran desarrollo futuro y en las cuales hoy nuestra participación es incipiente. La logística de sectores como: farmacéutico, químico, fertilizantes, forestal, carga refrigerada, así como la gestión de residuos, nos parecen muy atractivos para analizar y buscar nuevas oportunidades.

También tenemos una vocación de desarrollo regional. En particular, creemos que el vínculo con Paraguay debe ser reforzado. Tenemos como meta crecer allí, donde estamos operando desde hace más de 25 años.

 

¿Qué trabas para crecer existen en el sector?

Uruguay, apalancado en su ubicación física, ha sido históricamente un centro logístico regional. El país se ha convertido en un receptor de inversiones logísticas. Varios factores han sido claves para ello, entre los que destacamos: la estabilidad socioeconómica, la seguridad jurídica, el nivel educativo y los incentivos fiscales.

Sin embargo, la pérdida de terreno respecto a otros países en el desempeño educativo, los costos laborales, las trabas burocráticas y el reducido número de acuerdos comerciales nos están haciendo perder pisada en un sector muy dinámico y competitivo.

Creemos que el mecanismo de la participación público-privada (PPP), utilizado en forma exitosa en la construcción vial, ha comenzado a ser una valiosa herramienta. Es una buena forma de involucrar a los privados en el aporte de ideas y soluciones. Sin embargo, vemos que es necesario lograr la aceleración de los procesos de aprobación de las PPP, eliminando la duplicación de algunos procedimientos que solo agregan burocracia al mecanismo.

Yendo específicamente al sector portuario, creemos que es importante definir claramente cuál es el rol de la Administración Nacional de Puertos (ANP). La Ley de Puertos de 1992 le asignó determinadas funciones que con el tiempo han ido cambiando según el enfoque particular de cada gobierno. No tener claro ese rol genera confusión y es un desincentivo a la inversión privada.

Para nosotros, la ANP debe reafirmar su papel de regulador y garante de la libre competencia. Debe enfocarse en lograr que exista infraestructura suficiente para que los distintos operadores puedan trabajar de forma eficiente, logrando, a través de ello, minimizar los costos de nuestra cadena productiva.

 

¿Qué efecto pueden tener los cambios de gobierno en Uruguay y Argentina en su negocio?

El nuevo gobierno uruguayo acompaña y subraya lo que ya es una política de Estado desde hace bastante tiempo. Han demostrado estar absolutamente alineados en que Uruguay sea un hub logístico que dé soluciones a los países mediterráneos del continente.

Para respaldar esta política, existe una agenda de temas de infraestructura vial, ferroviaria y portuaria que, en términos generales, compartimos. En el programa se enfatiza mejorar la productividad y los costos portuarios con el objetivo de hacer más competitivo nuestro comercio exterior.

Como mencionaba anteriormente, para lograr esto serán necesarias nuevas inversiones en infraestructura y equipamiento, especialmente en el sector de la carga contenerizada, que hoy representa más del 70 % del volumen operado en el puerto de Montevideo.

Con respecto a Argentina, habrá que ver qué posición toma el nuevo gobierno respecto a temas como las relaciones comerciales entre países y la navegación por la hidrovía Paraná-Paraguay. Sucesivos gobiernos argentinos previos a 2015 impusieron trabas comerciales importantes sobre exportaciones uruguayas y provocaron un gran perjuicio a nuestro comercio exterior.

Sin embargo, estas no fueron las únicas medidas. En particular, se aplicaron unilateralmente serias limitaciones a la libre navegación de la hidrovía que generaron significativos sobrecostos que dañaron la competitividad de Nueva Palmira como puerto captador de granos en tránsito.

La integración física es uno de los principales componentes de la integración económica. Si esto no funciona adecuadamente todo el sistema se resiente y, en particular, nuestro posicionamiento como hub regional.

 

¿Qué estrategias de comercio exterior considerás necesarias para asegurar el crecimiento de la economía?

En términos de estrategia comercial, entendemos que el objetivo primordial pasa por promover el crecimiento de nuestras exportaciones.

Actualmente, los principales destinos de nuestras exportaciones son: China, la Unión Europea, Brasil, Estados Unidos y Argentina. De estos destinos, Uruguay solo tiene acuerdos comerciales con preferencias arancelarias con Argentina y Brasil. A su vez, en los últimos años solo se ha firmado un tratado de libre comercio con Chile.

En la actualidad no podemos acceder a los principales mercados internacionales en las mismas condiciones que nuestros competidores. Países como Australia y Nueva Zelanda cuentan con acuerdos comerciales de los cuales nosotros carecemos. Parece claro que buscar este tipo de acuerdos preferentes con un país como China resulta fundamental como movilizador de nuestro comercio exterior.

Sumado a lo anterior, es importante impulsar una estrategia de diversificación de mercados, identificando lugares alternativos donde colocar nuestras exportaciones, ante los que hoy no se realizan suficientes esfuerzos comerciales.

El gobierno electo ha planteado una serie de medidas referidas al comercio exterior que van en sintonía con todo lo anterior, entre las que podemos destacar: proyectar al Mercosur como un verdadero regionalismo abierto, buscar un acuerdo de Asociación Estratégica con la Unión Europea, profundizar en los procesos de desgravación pactados en los Acuerdos de Complementación Económica ya existentes con los países de la Alianza del Pacífico y lograr acercamientos con la región de Asia-Pacífico.

La concreción de algunas de estas negociaciones seguramente generará un aumento del comercio exterior que redundará positivamente en el país y en el sector logístico en particular.

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