Revista del IEEM
TOP

«El gobierno tiene el deber de analizar todas las alternativas de integración comercial al mundo»

Carlos Steneri

Economista

¿Cuáles son las características del entorno macroeconómico en el que recibimos el 2023?

El entorno macroeconómico para 2023 está caracterizado por tres hechos fundamentales: el combate a la inflación en el mundo desarrollado que presenta indicios de recesión, la caída del ritmo de crecimiento de China por causa de la pandemia, y un conflicto bélico en el seno de Europa que provoca tensiones geopolíticas aún no dirimidas que, a su vez, derivan en una crisis energética.

Respecto al combate a la inflación, el desafío para los bancos centrales es calibrar sus instrumentos, sin provocar efectos recesivos adicionales a los que ya se manifiestan. Sin duda en la Unión Europea el desafío es mayor, pues coexisten países con situaciones disímiles en cuanto a crecimiento e inflación. Estados Unidos con resultados mejores en ambos indicadores, permitiría pronosticar un aterrizaje suave de su inflación sin provocar efectos recesivos. La Reserva Federal comparte esa visión, adelantando que enlentece el alza de sus tasas de interés, respecto a lo que vino haciendo en 2022.

Para China, la proyección de una tasa de crecimiento de apenas 3 % es inédita visto su historia al respecto. Es el guarismo más bajo en lo que va del siglo, fruto de políticas adoptadas para el combate del COVID-19, las que a su vez reforzaron los efectos adversos de una crisis inmobiliaria financiada con crédito doméstico excesivo que puso en riesgo la estabilidad de su sistema financiero. Corregir ese desvío, más la decisión de erradicar el COVID-19 sin vacunas adecuadas —solo con cuarentenas estrictas—, provocó impactos negativos sobre su consumo doméstico, su economía y las cadenas proveedoras de insumos básicos que contribuyeron a frenar el crecimiento mundial. Recientemente cambió la estrategia sanitaria, pero el impacto adverso tomará su tiempo en diluirse.

«El conflicto bélico abre una interrogante geopolítica de la cual, sea como sea su resolución, se derivarán efectos económicos que desconocemos».

Por su parte, el conflicto bélico abre una interrogante geopolítica de la cual, sea como sea su resolución, se derivarán efectos económicos que desconocemos. Lo único seguro es que la dependencia de Europa de la oferta de gas natural y petróleo de Rusia fue un error estratégico con base en el optimismo de que el comercio es una vía idónea para aplacar visiones imperiales o conflictos bélicos alimentados por nacionalismos en áreas de fronteras. Alemania acaudilló ese falso optimismo, hoy en vías de reversión a través de fuentes de abastecimiento alternativas.

 

¿Qué oportunidades presenta el contexto para Uruguay y la región?

Dentro de las restricciones que presenta el contexto internacional, la buena noticia para nuestra región es la permanencia de una demanda robusta de alimentos a precios elevados. Eso ha permitido que Uruguay tuviera exportaciones récord en 2022, como así también Argentina y Brasil en bienes agropecuarios.

El desafío es discernir si nos encontramos ante un efecto permanente o transitorio, esto último provocado por el conflicto bélico. Podría decirse que, si bien la guerra tensionó el mercado de granos provocando escasez, la realidad es que la demanda mundial de proteínas viene en ascenso desde hace dos décadas. Un efecto desencadenado en su momento por China, pero que muestra continuidad por la presión demográfica y la mejora de la calidad de vida en vastos estamentos de la humanidad.

«Nuestro modelo de crecimiento tiene base en las exportaciones, para lo cual es de suma importancia el funcionamiento fluido de los mercados externos».

Esta realidad muestra la importancia del comercio internacional para nuestra región y, en particular, para Uruguay. Nuestro modelo de crecimiento tiene base en las exportaciones, para lo cual es de suma importancia el funcionamiento fluido de los mercados externos. Hoy se debaten las formas de la nueva globalización, que se insinúa por el cambio de época. En este contexto, nuestro país debe actuar decididamente para amoldarse a la nueva realidad, no perder posiciones y capturar prontamente las oportunidades resultantes.

Vistos los porcentajes del comercio global respecto al desempeño del crecimiento del PBI mundial, la globalización no ha muerto. Simplemente se está modificando como todo cuerpo vivo que evoluciona. El gobierno tiene el deber de analizar todas las alternativas de integración comercial al mundo, con constancia y también paciencia. Lo cual no implica “quietismo”, sino entender que, si bien la región nos condiciona, también nos otorga un mercado que —en el largo plazo— siempre estará a mano.

El sector privado también debe seguir jugando un rol importante. En definitiva, la penetración en los mercados externos depende de la actitud y capacidad de los agentes privados, quienes supieron en las últimas décadas aprovechar la expansión que ofrecía la demanda externa.

 

¿A qué desafíos se enfrenta el gobierno en lo que refiere a política económica?

La política económica ha mostrado solvencia en encuadrar las cuentas fiscales y el endeudamiento externo en una trayectoria sostenible. Ese resultado tuvo como punto de partida el recibir, al comienzo de su gestión de gobierno, un déficit fiscal en expansión y deterioro en sus indicadores de endeudamiento público, que requerían una reversión inmediata. Del 5 % aproximado de déficit fiscal en 2020, y a pesar de la pandemia, el déficit fiscal está por debajo del 3 % y con trayectoria de convergencia hacia el 2,5 %. Con esto se asegura la robustez del entorno operativo de la actividad económica y el funcionamiento de la sociedad como un todo. Los ejemplos cercanos validan lo que aquí entendemos como una cuestión dada, pero que no es otra cosa que el resultado de una gestión exitosa de gobierno.

Es cierto que el tema de la inflación de alguna forma sigue pendiente, si entendemos como fracaso un nivel casi endémico del 8 % y no poder llevarla a niveles del 4 – 6 %. En lo personal, entiendo que su nivel responde a multicausalidades de especies diferentes. Entre ellas la indexación salarial que, a su vez determina jubilaciones y pensiones, dándose a la formación de precios y a las expectativas memoria de la inflación pasada.

Si pensamos que más de dos tercios del gasto público presenta esa condición, a los que se agrega la indexación de los salarios privados, se puede advertir que los efectos de esa dinámica no se pueden revertir solo con una política monetaria restrictiva. Máxime cuando nuestra economía está altamente dolarizada y el crédito en moneda nacional solo representa el 20 % del total.

 

¿Qué podemos esperar del crecimiento del PBI de Uruguay en 2023?

Después de un muy buen desempeño de la economía en 2022, año en el que el PBI creció un 4,8 %, se espera para el año en curso un crecimiento entre 2,8 y 3 %. Ese resultado se explica por varias razones. Primero, la normalización de la economía en la pospandemia hace que su crecimiento converja a su crecimiento potencial del 2,1 %, tal como lo estiman diversos estudios y el propio gobierno.

De todos modos, hay varios aspectos a tener en cuenta que pueden modificar esa estimación al alza. En primer lugar, el impacto de una temporada turística que se muestra mejor de lo anticipado. Segundo, la puesta en marcha de UPM II, proyectada para mediados de año. Cualquier modificación en la fecha tendrá impacto por la envergadura de su aporte al PBI, estimado en 2,2 %.

Por último, el impacto de la sequía extrema sobre el sector agropecuario, en particular sobre los cultivos de verano (soja) y la lechería. Además de su efecto adverso puntual, su impacto negativo sobre el ciclo productivo, tan dependiente de condiciones biológicas, se prolonga en el tiempo afectando el desempeño del sector agropecuario.

En suma, el crecimiento va convergiendo a su tendencia de largo plazo de 2,1 %, guarismo que es superior al crecimiento de su población y, por tanto, asegura crecimiento del PBI per cápita. Pero la pregunta es si es suficiente para erradicar en el mediano plazo los bolsones de pobreza o niveles de ingreso per cápita muy bajos. La canalización del gasto para esos fines es el instrumento más idóneo, pero se requiere disponibilidad de recursos que solo asegura tasas de crecimiento más altos. Para esto es necesario desplegar políticas que fortalezcan la productividad global, tales como mejoras en la educación y el perfeccionamiento del marco operativo, tanto del sector público como del privado.

 

¿Cuáles serán los efectos más duraderos de la crisis a nivel mundial?

En estos momentos se entrecruzan los efectos de un cambio de época con los impactos de una crisis mundial, iniciados por una pandemia mundial y luego reproducidos por un conflicto bélico que desató una crisis energética.

Los cambios de época producen fricciones, abandono y aparición de paradigmas que conjugan crisis por la obsolescencia acelerada que provoca la aparición de lo nuevo. Ya sea la aparición de nuevos equilibrios geopolíticos, inventos de productos, o procedimientos productivos que echan por tierra a sectores enteros en los que se afincó el grueso del PBI de muchos países. También cambian las formas de interdependencia entre naciones que, aunque disímiles en lo político, encuentran complementariedades en lo productivo. Estados Unidos y China son el ejemplo más patente. Ese proceso no está exento de tensiones que pueden disolver temporalmente la trayectoria del PBI mundial. Pero no son crisis en el concepto estricto del término, sino ajustes propios de nuevas formas de interdependencia a escala global.

Hecha la salvedad, como crisis podemos encapsular los efectos del conflicto bélico en Ucrania. Es una forma de inestabilidad de una acción perniciosa adrede que tiene consecuencias globales. La más importante es mostrar que la disponibilidad de energía sigue siendo un factor determinante en la matriz productiva y de bienestar de los países.

Europa ha sido siempre dependiente del recurso energético y hoy lo padece por errores autoinfligidos al concentrar su fuente de abastecimiento en Rusia. Las consecuencias futuras de corto plazo serán un costo elevado de la energía a escala global, la diversificación necesaria de las fuentes de abastecimiento de Europa y la aparición de nuevos proveedores. Al momento los beneficiarios serán, además de los proveedores tradicionales como el mundo árabe, Estados Unidos con la expansión de su producción de shale gas (gas de lutita) y petróleo junto a países como Argentina, que tienen un enorme potencial subexplotado de combustibles como el gas natural que son la transición hacia el uso de energéticos verdes.

Comentarios (1)

  • Rodolfo Macé

    Muy buen resumen de actualidad a partir de una visión, a mi juicio, acertada.

    reply

Postear un comentario