Revista del IEEM
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«Es un momento de optimismo cauteloso en el que existen oportunidades bastante claras de inversión»

Carlos Saccone

Gerente de Inversiones de HSBC Uruguay

¿Qué debemos esperar del comportamiento de los mercados para 2023?

El mercado global va a estar muy atento a tres hitos en particular:  1) la tasa máxima en EE. UU., que esperamos se alcance en la primera mitad del año y sea en torno a 5 %; 2) la evolución del conflicto en Ucrania; 3) los datos de inflación y PBI a nivel mundial, en los que esperamos caídas en ambos, aunque el escenario central es que no lleguemos a una recesión, salvo en Europa y Reino Unido. Es un momento de optimismo cauteloso en el que existen oportunidades bastante claras de inversión, como en ciertos mercados de bonos, y en algunos temas puntuales, por ejemplo, infraestructura.

 

¿Se sigue la curva de 2022 o hay algún cambio disruptivo?

Los cambios disruptivos se produjeron en la primera mitad de 2022, con inflación en máximos de 40 años en países desarrollados, lo que llevó a que bajaran todos los activos de forma simultánea. No visualizamos una disrupción clara en mercados financieros en este momento. Lo que sí sucede es que se están consolidando algunas tendencias empresariales y políticas nacidas producto de la pandemia, entre ellas modelos de trabajo híbrido y liderazgos más horizontales en algunas empresas, por destacar dos.

A nivel económico, existen algunos indicios de “desglobalización” (por ejemplo, más proteccionismo económico), nacida de discursos nacionalistas de ciertos líderes políticos. Esto último puede representar un riesgo, en especial para economías pequeñas como la uruguaya, que necesitan comerciar más con el mundo para alcanzar su desarrollo pleno.

 

¿Qué tendencias en inversiones se avizoran?

La más clara es una muy básica, es el retorno de la “renta fija” en dólares, como hacía tal vez más de diez años que no se veía. En la década pasada un portafolio típico obtenía sus retornos a través de la apreciación de su componente “acciones” en un 70 % u 80 %, hoy está más hacia un 50 % de bonos y 50 % de acciones.

Al haber subido tanto la inflación, los bancos centrales de todo el mundo tuvieron que subir sus tasas de referencia para contenerlas. Estas tasas de referencia de alguna forma “gobiernan” al mundo de los bonos, que no son otra cosa que dinero prestado que toman gobiernos y empresas. La remuneración de este dinero prestado ha tenido que aumentar y, por ende, los retornos a inversores también. Se acabó la época del “dinero gratis”. En Uruguay ha sucedido algo similar, el BCU aumentó las tasas en pesos y los retornos de los títulos en pesos subieron mucho. Con un dólar planchado y con muchos de nosotros que “pensamos” los retornos financieros en dólares, las colocaciones en pesos uruguayos lucen atractivas.

«La industria de gestión de activos financieros está cada vez más comprometida con la sustentabilidad».

¿Los intereses por la sustentabilidad ganan terreno en este campo?

Sí, mucho. La industria de gestión de activos financieros (asset management) está cada vez más comprometida con la sustentabilidad, no solo emitiendo productos temáticos en este campo, sino rediseñando lentamente todas sus estrategias hacia inversiones en empresas que tengan un compromiso demostrable y medible en ESG. Está también impulsado por la evolución del ámbito regulatorio que también se compromete y ha emitido normas en este sentido.

En Uruguay el ejemplo más claro fue el bono emitido por el Estado asociado a metas de sustentabilidad (emisión de CO2 y conservación de bosque nativo), que despertó un gran interés por inversores institucionales globales. La industria de wealth management también se está volcando hacia allí con interés creciente por parte de clientes por este tipo de estrategias.

 

¿Cuáles son tus recomendaciones para armar el portfolio de inversiones 2023?

La primera recomendación es la prudencia. La economía global se enlentecerá en 2023 y no sabemos cuánto de este enlentecimiento ya está en precios. La segunda es una buena diversificación, que funciona como un “cinturón de seguridad” financiero en el camino hacia el objetivo.

Quien invierte debe estar dispuesto a asumir riesgos, pero estos deben tener una relación adecuada con el retorno buscado. Una buena combinación de efectivo, bonos y acciones. A nivel de segmentos de activos específicos, el mundo de los bonos en dólares con una calidad mínima de “grado inversor” luce como un componente imprescindible.

En acciones, a diferencia de años anteriores, el sesgo debería ser hacia aquellas empresas de mayor calidad, con menos deuda, más estables y consolidadas, que se ven menos afectadas por el contexto de tasas altas.

La sustentabilidad debe estar presente necesariamente, con una perspectiva a largo plazo. Por último, para inversores uruguayos, los títulos en pesos que emite el Banco Central sin dudas lucen atractivos en un contexto en el cual el dólar se ha quedado y no parece que vaya a repuntar, al menos no en el corto plazo.

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