Revista del IEEM
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“Sabíamos desde el inicio que deberíamos desarrollar proyectos con perspectiva internacional”

Lucía Gaviglio

Directora ejecutiva de U Films

¿Qué factores han contribuido a que Uruguay se convirtiera en un hub regional para producciones de Disney, HBO y Netflix, entre otras?

El Programa Uruguay Audiovisual fue un factor determinante para que las plataformas decidieran desembarcar en Uruguay en busca de servicios de rodaje y posproducción. Pero hay otros factores que también inciden en la decisión de estas grandes empresas de elegir Uruguay como destino de sus producciones.

El excelente nivel de profesionales que trabajan en el sector: técnicos y técnicas de todas las áreas (fotografía y cámara, iluminación, arte, vestuario, maquillaje, efectos especiales, montajistas, posproductores, diseñadores de sonido, músicos, actores, actrices, etc.); la buena oferta de equipamiento e insumos para montar rodajes de la escala de las plataformas, la reciente construcción de los estudios en Reducto, la estabilidad económica y política del país y la facilidad para gestionar trámites y permisos son otros de los factores que vienen posicionando Uruguay como hub regional. Y el factor determinante, que une las oportunidades que ofrece Uruguay con los clientes internacionales, es el trabajo de las productoras que han salido al exterior a presentar nuestro país y las ventajas de filmar en Uruguay.

En 2020, con el Programa Uruguay Audiovisual recién puesto en marcha y aún cerrando su fase “piloto”, la pandemia se sumó como un factor coyuntural en este camino. Frente a las políticas sanitarias que se tomaron en los países vecinos, los rodajes que se estaban llevando a cabo debieron suspenderse y los que estaban por comenzar a filmarse debieron repensar su diseño de producción. Y muchas de esas producciones vinieron a Uruguay, en donde en ese entonces el COVID-19 estaba bastante controlado, no había restricciones de movilidad, sumado a todos los otros factores que mencioné antes… Así fue como entre 2020 y 2021 desembarcaron más de 40 rodajes, en 2021 se filmaron más de 120 semanas en Uruguay y el volumen de negocio del sector llegó a los USD 80 millones ese año.

En síntesis, para que la industria audiovisual nacional siga creciendo, es fundamental que se mantenga el trabajo y la comunicación constante entre el sector privado y el sector público, que se generen más y mejores herramientas para los productores y los creadores, que seguro se transformán en oportunidades.

 

¿Qué rol juega la Asociación de Productores y Realizadores de Cine del Uruguay de la cual sos presidenta?

La ASOPROD juega un rol muy activo y clave en el desarrollo de las políticas públicas desde hace años. Programas como el PUA existen gracias al trabajo conjunto del sector público y privado. Desde el privado se realizaron estudios económicos y del impacto de herramientas como el tax o cash refund en la industria audiovisual de otros países que ya nos llevaban ventaja con estos estímulos. En ese proceso, además de la ASOPROD participaron otros actores como EGEDA (Entidad de gestión de derechos de productores) y CEPPU (Cámara de productores de publicidad). Y, el año pasado, cuando se promulgó la ley que transformaba el INCAU en Agencia —proceso del cual participaron casi todas las agremiaciones, sindicatos y asociaciones del sector audiovisual nacional—, la ASOPROD jugó un rol clave en la negociación, análisis, articulación tanto con el Poder Legislativo como Ejecutivo; lideró un proceso que iba a suceder con o sin nuestro aval. Y este trabajo fue el producto de decisiones votadas en asambleas en las que se evaluaron las diferentes opiniones de los socios y socias que conforman la Asociación.

En 2024 ASOPROD cumple 30 años, y este año estamos dando un salto en la gestión ya que estamos contratando una persona que pueda cumplir el rol de Coordinación ejecutiva, es decir, poder ejecutar efectivamente varias ideas y actividades que se han planteado y que necesitan de alguien con el tiempo para llevarlas adelante. Una de ellas es la gestión de Cine UY, que es un hermoso proyecto que desarrolló la Asociación junto con el INCAU al principio de la pandemia, y consta de un catálogo de más de 150 películas uruguayas de las últimas décadas hasta estrenos más recientes y que actualmente está alojado en antel.tv y las personas que residen en Uruguay se pueden suscribir o alquilar estrenos. El precio es muy económico, ya que el objetivo de la ASOPROD al crear este proyecto estuvo ligado a dos aspectos: lograr que todas las obras uruguayas estén reunidas en un solo lugar a un precio razonable y que los productores encontraran una nueva ventana de exhibición.

 

¿Cómo ha evolucionado el paradigma del consumo de contenidos en el contexto globalizado?

El proceso de producción cambió hace años con el pasaje del fílmico al digital. Las cámaras digitales simplificaron y abarataron estos procesos, y por sobre todo democratizaron el acceso a herramientas para generar obras y contenidos audiovisuales. Cuando comencé a trabajar en el sector audiovisual hace poco más de 20 años, ya se estaba empezando a filmar en digital en Uruguay, pero las películas que pretendían tener un recorrido internacional debían de todos modos terminar pasando al formato fílmico para poder ser proyectadas, tanto en los cines como en los festivales. Luego las salas de exhibición también se transformaron y reemplazaron los proyectores de fílmico por proyectores DCP (Digital Cinema Package) que fue la forma segura que encontraron los estudios de Hollywood para hacer circular sus contenidos.

«Hace poco más de 20 años las películas que pretendían tener un recorrido internacional debían pasar al formato fílmico».

Una película independiente en ese entonces tenía una vida comercial de unos tres o cuatro años. Recorría y se vendía a diferentes pantallas (festivales, salas de cine, TV cable, cine itinerante —Efecto Cine en Uruguay— TV abierta, DVD) de diferentes países del mundo. Hace unos años empiezan a aparecer las plataformas, que hacen desaparecer la ventana del “videoclub” y comienzan a instalarse como los jugadores con mayor potencial de crecimiento y una amenaza para otras ventanas. La pandemia colocó a las plataformas en un lugar hegemónico en todo sentido: el consumo de obras y contenidos audiovisuales en formato casero fue una imposición para gran parte de la población durante semanas o meses. Estamos frente un estrepitoso cambio de paradigma en el consumo de contenidos, en el cual aún conviven la experiencia cinematográfica colectiva en pantalla grande (renaciendo pos-COVID-19), con el consumo individual en una o multi pantallas, chicas, grandes, con buen sonido, sin audio… veo lo que quiero cuando quiero todo el tiempo.

Y este cambio viene acompañado de una gran necesidad de generación de contenidos, porque la demanda aumenta, los algoritmos marcan tendencias, el marketing nos dice qué contenidos son los más vistos y el sector se mueve para satisfacer la demanda. Y ahí se mezclan ideas y conceptos sobre lo autoral, lo independiente, la obra cinematográfica y los contenidos creados por o para las plataformas.

Y, de nuevo, el vínculo entre el sector público y privado es clave para desarrollar políticas que verdaderamente potencien lo que el sector privado —las productoras— tiene para ofrecer y a Uruguay como socio audiovisual y creador de obras al mundo, y particularmente las políticas públicas deben apuntalar a la producción independiente que se ha visto debilitada en este contexto.

 

¿En qué proyectos internacionales han estado involucrados?

Nuestros proyectos son internacionales y juegan en la cancha global como obras producidas de forma independiente y con socios extranjeros. Entendemos que la mejor forma de lograr asegurar la financiación para un proyecto (manteniendo el control creativo), así como potenciar la circulación fuera de Uruguay es mediante las coproducciones, es decir, asociarse con otras productoras (internacionales) para hacer las películas. Así venimos trabajando en U Films hace más de 10 años. Nuestra primera película fue Mi Mundial, en coproducción con Argentina y Brasil, que se estrenó en varios países de los cinco continentes. Fue emocionante ver la película en una sala llena de coreanos que reaccionaban con las escenas, se reían y comentaban el trabajo de tantos años.

Luego, Gilda, no me arrepiento de este amor —en la que participamos como coproductoras minoritarias—, Malamadre y No viajaré escondida tuvieron participaciones en festivales internacionales y se vendieron al mundo. La producción más reciente fue la película 9 dirigida por Martín Barrenechea y Nicolás Branca y que ha viajado por decenas de festivales, se ha vendido a varias aerolíneas, a la plataforma VIX+ y actualmente hay una productora importante que quiere adquirir los derechos para hacer el remake.

Actualmente, tenemos muchos proyectos en desarrollo, la mayoría de ficción, tanto películas como series. Creo que cualquier proyecto audiovisual se concibe pensando en las audiencias globales y también en la línea de su financiamiento. En ese sentido, la participación en mercados y festivales de cine es una tarea esencial de una productora, es el lugar en el que sucede el contacto humano, para poder seguirla virtualmente habiendo conocido a tus socios en potencia. Esto involucra productoras de otras partes del mundo, tomadores de decisión de plataformas y otros actores clave para realizar películas.

 

¿Cómo fue la estrategia de expansión internacional de U Films?

Con Vicky Hinze sabíamos desde el inicio que deberíamos desarrollar proyectos con perspectiva internacional. Nuestro mercado local es muy pequeño, pero por sobre todo los contenidos audiovisuales tienen ese potencial y creemos que es parte esencial de nuestro trabajo explotarlo lo más posible. Llegar al mercado global.

«Nuestro foco de expansión internacional siempre estuvo ligado a desarrollar proyectos creados por talento uruguayo con historias universales de potencial audiencia global».

U Films, en sus casi 12 años de existencia, nunca se focalizó en generar estrategias para captar servicios de producción internacional de contenidos ni publicitarios. Nuestro foco de expansión internacional siempre estuvo ligado a desarrollar proyectos creados por talento uruguayo con historias universales de potencial audiencia global. Uno de los primeros proyectos en los que se asoció fue el documental A 60 km/h, que se estrenó en el festival de documentales más importante del mundo, IDFA en Ámsterdam, Holanda. Luego con Mi Mundial dimos el salto a la ficción y tomamos el riesgo de desarrollar un proyecto con un modelo diferente al tradicional del cine independiente uruguayo hasta ese momento. Nos gustó esa historia escrita en formato novela, y decidimos armar el proyecto para transformarla en película. Ese proyecto nos hizo viajar por varios continentes asistiendo a diferentes mercados y festivales… Creo que un poco así es como se va tejiendo la expansión internacional de una productora.

Claro está que hoy en día la tecnología y las oportunidades de comunicación hacen que las distancias sean mucho más cortas, pero luego llegás a un lugar en el que te das cuenta de que la base de todas relaciones comerciales son producto, en gran medida, de las relaciones interpersonales que se van tejiendo, por ejemplo, en ese tipo de eventos de industria como mercados o festivales de cine. No es cuestión de tener “el mail de la Sra. Netflix”, eso puede ser fácil de conseguir; lo difícil es que sepa quién sos, tu visión y, eventualmente, que te responda con algún tipo de interés por tus proyectos.

Y esta estrategia nunca deja de armarse, porque la industria audiovisual está en plena efervescencia, con mucho movimiento, en una constante temporada de pases de los tomadores de decisión y con viejas y nuevas oportunidades para que nuestras historias logren contarse.

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