Revista del IEEM
TOP

La “era progresista”

Se bajó el telón luego de 15 años de gobierno del Frente Amplio en Uruguay. Pasaron Vázquez 2005, Mujica 2010 y Vázquez 2015: tres administraciones con énfasis e intensidades de reformas muy diferentes. Es mucho tiempo, hubo cambios relevantes y cosas que siguen igual. Esta columna se concentra en presentar estrictamente lo que dicen los números.

El contexto financiero global fue muy bueno, casi inmejorable, siempre. La excepción puntual fue la ventana de turbulencia de setiembre de 2008 a mayo de 2009 como consecuencia de la crisis financiera internacional iniciada en el mercado inmobiliario de EE. UU. La tasa de interés internacional (libre de riesgo) estaba en 4,2 % a fines de 2004, 3,6 % a fines de 2009, 2,2 % a fines de 2014 y 1,9 % a fines de 2019, tocando registros históricamente bajos. Para un país que necesita fondos externos —tanto para financiar el déficit fiscal como la inversión productiva— la baja en la tasa de interés es buena noticia.

Los precios de los alimentos —que representan más de la mitad de nuestro paquete exportador— subieron astronómicamente desde 2004 hasta 2014, a una velocidad inédita desde el periodo que fue desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) hasta el fin de la Guerra de Corea (1953). Los precios de los alimentos cayeron 30 % desde mediados de 2014 a fines de 2015, para luego estabilizarse en niveles promedio históricos.

Para un país que necesita fondos externos —tanto para financiar el déficit fiscal como la inversión productiva— la baja en la tasa de interés es buena noticia.

Desde la región, en los últimos 15 años, las señales fueron confusas. Brasil tuvo un crecimiento fuerte de 2004 a 2014 y después se hundió en una profunda recesión de la que todavía no se ha recuperado plenamente: el PBI se encuentra aún 4 % por debajo del nivel de marzo de 2014. En Argentina hubo de todo: fuerte crecimiento con puentes abiertos y cerrados, crisis, esperanza de un boom que nunca llegó y una nueva crisis sin una salida a la vista. El costo es una década perdida: la economía argentina tiene hoy una magnitud similar a la de fines de 2010.

En este contexto global y regional, la actividad económica creció en Uruguay entre 2004 y 2014 a tasas históricamente altas (arriba del 5 % promedio anual), solo comparables a las observadas entre 1945 y 1953. En 2015 comenzó un estancamiento sostenido de la actividad productiva, que se extiende hasta la actualidad. El Frente Amplio recibe a la economía creciendo al 4,8 % y la entrega con un crecimiento casi nulo.

A fines de 2004, el desempleo estaba en 13 % de la población activa. A fines de 2009 había bajado al 8 % y siguió bajando hasta 7 % al cerrar 2014. Se crearon 290 000 nuevos puestos de trabajo. La tendencia se revierte a partir de 2015, empieza a subir el desempleo —que actualmente supera el 9 %— y se destruyen 60 000 puestos de trabajo.

Resumo el manejo macroeconómico en estos 15 años del Frente Amplio en el gobierno con la evolución del déficit fiscal y la inflación. El aumento de la carga tributaria no fue suficiente para impedir un incremento del déficit fiscal, que en estos 15 años pasó de 1,9 % a 4,7 % del PBI.  El gasto público creció sostenidamente, pasando de representar el 24 % del PBI a fines de 2004 al 31 % a fines de 2019, según los datos que publica el MEF. Por su parte, la inflación cerraba el 2004 en 7,6 % y cierra el 2019 en 8,8 %, siempre lejos de los niveles de inflación adecuados para el país (entre 3 % y 5 %).

El Frente Amplio recibe a la economía creciendo al 4,8 % y la entrega con un crecimiento casi nulo.

Pasados 15 años, la inversión no logró consolidarse en los niveles necesarios para impulsar un crecimiento autosostenido de la actividad económica. La inversión, ya sea privada o pública, representaba el 17,5 % del PBI en 2004, subió a 19,3 % en 2009 y llegó a 23,1 % en 2014. A partir de 2015 empieza a caer, y a fines de 2019 se encuentra nuevamente en el 17 % del PBI.

Pasados 15 años, el país no logró aumentar su perfil exportador. Las exportaciones no consiguen incrementar su participación en el PBI: pasaron del 31 % en 2004 al 29 % en 2019. Al igual que hace 15 años, la carne sigue siendo el principal rubro de exportación, seguido de los cereales. El top tres ahora se completa con la venta de celulosa en lugar de cueros. El principal país destino de las exportaciones uruguayas pasó de ser EE. UU. a ser China, y Brasil se mantiene en segundo lugar. Los argentinos siguen siendo, y por amplia mayoría, los principales clientes de la exportación de nuestros atractivos turísticos.

Pasados 15 años, el salario medio es mucho más elevado. Si se considera el promedio de periodo 2004-19, los salarios reales a fines de 2004 estaban un 29 % abajo y ahora están un 17 % por arriba. Esto permitió que los ingresos mejoraron de forma tal que casi un millón de personas pudieron alcanzar a cubrir los gastos de una canasta de consumo básico. Así, la pobreza cayó desde 40 % en 2004 hasta 10 % en 2014 y se mantuvo en esos niveles los últimos cinco años. Al mismo tiempo, se produjo una marcada reducción en la desigualdad de ingresos. Con la reducción de la desigualdad de ingresos observada entre 2006 y 2012 —a partir de 2013 prácticamente no ha cambiado—, Uruguay redujo la mitad de la distancia con Suecia en materia de equidad en la distribución de ingresos. Aunque, a pesar de ello, la desigualdad en Uruguay sigue siendo 35 % mayor que en Suecia.

Pasados 15 años, el país no logró aumentar su perfil exportador. Las exportaciones no consiguen incrementar su participación en el PBI.

Pasados 15 años, Uruguay mantuvo el segundo lugar en el Índice de Desarrollo Humano en 19 países de América Latina y a nivel global redujo su posición. En el 2004, Uruguay estaba en la posición 51 de 179 países y ahora está en la posición 58 entre los mismos 179 países. Esto no significa que el país no haya mejorado con respecto a sí mismo, sino que, durante el mismo periodo, hubo ocho países que lograron un mayor avance. Todos los años, las Naciones Unidas publica este Índice de Desarrollo Humano para intentar medir el complejo proceso a través el cual un país mejora las condiciones de vida, lo que implica no solo que sus habitantes puedan cubrir necesidades básicas y complementarias, sino también disfrutar de un entorno en el que exista un respeto amplio y generalizado de los derechos humanos.

Este es un resumen de los números de la “era progresista”. Son muchos, hay que leerlos con cuidado, y varias veces si es necesario. Cada uno sacará sus propias conclusiones.

Autor

Profesor de Economía en

PhD en Economía, Universidad de San Andrés (Argentina); máster en Economía, Universidad de Chicago; Programa de Alta Dirección, IEEM, Universidad de Montevideo; licenciado en Economía y Analista en Contabilidad y Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

Postear un comentario