Revista del IEEM
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“La pandemia obligó a que se realice una reingeniería del sistema”

Andrea Giménez

Coordinadora de Control Sanitario del MSP y directora del MDES del IEEM

¿Cómo concebís la nueva normalidad desde el área de la Salud?

Primero debo definir qué es la nueva normalidad. Creo que principalmente se trata de un cambio de comportamiento y de actitud a nivel mundial.

Cuando hablamos de comportamiento, nos referimos al distanciamiento social, al uso de tapaboca y guantes, al lavado de manos y a la reducción de la movilidad dentro y fuera del país. Abandonamos el saludo en la forma de besos y abrazos, el compartir el mate y la reducción de salidas, ya sea ir al shopping o a fiestas, por el mantenimiento de la salud.

En cuanto a la actitud, no es fácil poner a dieta a alguien a quien le gusta comer, o que una persona sedentaria quiera hacer ejercicio. Adquirir hábitos diferentes requiere de esfuerzo mental, físico y de un crecimiento personal en cuanto a fortaleza y búsqueda del bienestar.

En nuestro caso, para un pueblo en el que el encuentro con el otro es la base social, no es ni ha sido fácil cumplir con los requisitos que se solicitaron desde el ámbito sanitario. Sin embargo, un alto porcentaje se autoexcluyó de la participación social, se cuidó y cuidó al otro; incluso al que no conocía.

La sociedad en su conjunto vio lo que estaba pasando en otros países y se negó a que ocurriera en nuestro país.

En cuanto al sector salud, así como se generó estrés en los usuarios del sistema, hay que pensar en el de los médicos, licenciados en enfermería, gestores, químicos farmacéuticos y todos los que sostienen el funcionamiento diario del sistema. Ellos se enfrentaron, no solo a los cambios sociales —muchos se alejaron de sus esposas embarazadas, de sus hijos o sus padres para no infectarlos— para evitar ser los causantes de la enfermedad en los que amaban, sino que también tuvieron que participar activamente de los cambios que hoy se reflejan en resultados como los que tenemos.

Estoy convencida de que esta nueva normalidad llegó para quedarse y que, a pesar de que puede generar inconvenientes, como recordar llevar un tapabocas, en un tiempo será como llevar las llaves. Esto tiene varios aspectos positivos: la reducción de diseminación de otras infecciones (por ejemplo, la gripe), la concientización de cada persona —que sin su cambio de comportamiento, no habría beneficio en salud—, la valoración del otro y su presencia fortaleciendo los lazos que nos unen, el desarrollo y la potenciación de la investigación y el llevar el sistema sanitario a otro nivel (al siglo XXI), con el empleo de todos los avances posibles. Lo mismo aplica para el área educativa.

Este momento dejará un gran dolor para aquellos que perdieron a sus seres queridos, y a los médicos y licenciados en enfermería que vieron, a lo largo del planeta, morir pacientes sin poder ayudarlos. Pero, sobre todo, nos deja una gran lección mundial: los virus no diferencian raza, sexo u otra particularidad. Todos somos iguales. Todos podemos enfermarnos. Tenemos que trabajar en equipo, y así trabajó Uruguay.

 

¿Qué cambios implementados en el sector llegaron para quedarse?

Desde el ámbito sanitario, la pandemia obligó a que se realice una reingeniería del sistema: identificar fortalezas y compartirlas, ver debilidades y apoyarlas, trabajar en equipo independientemente de si eres privado o público y conocer al usuario a lo largo y ancho del país, tanto en la ciudad como en zonas rurales.

Se concentró la actividad en la atención primaria, por lo que el sistema sanitario salió a buscar y atender pacientes en sus domicilios. Se fortalecieron herramientas informáticas para una comunicación fluida entre médicos y usuarios de todo el país (telemedicina, teleasistencia). Además, se potenció la investigación, teniendo hoy técnicas de primer nivel para el diagnóstico del COVID-19 e insumos para diagnósticos como el desarrollo de hisopos, prototipos de respiradores que hoy se están evaluando para su habilitación, entre otros.

Hemos aprendido mucho en estos últimos tres meses, algo así como un intensivo educativo obligatorio. Por eso mismo creo que todo esto llegó para quedarse.

 

¿Habrá un cambio en el modelo de negocio de los prestadores de salud?

El modelo de negocio es la base sobre la que una empresa crea, ofrece y capta valor. Por lo tanto, sí, creo que va a cambiar. Pero no por la nueva normalidad, sino porque necesitamos tener un sistema eficiente y los cambios que introdujimos para gestionar la emergencia sanitaria nos movieron hacia adelante. Nos obligaron a cambiar.

Por ejemplo, no es lo mismo gestionar personas enfermas que personas sanas. Hoy el mundo se dirige a la gestión de comunidades sanas con el objetivo, no solo de reducir los costos sanitarios, sino de potenciar la calidad y expectativa de vida de cada persona.  Por lo tanto, es prioritaria la atención primaria enfocada en mantener la salud y evidenciar signos o síntomas tempranos de patologías que permitan acciones precoces para reestablecer la salud.

La introducción de las TIC permite mejorar el conocimiento de las características de nuestros usuarios en cuanto a patologías o riesgos, generando segmentos de mercado que requieren intervenciones específicas. Eso determina cambios en el paquete de prestaciones porque, como dije antes, no es lo mismo gestionar pacientes que individuos sanos.

Aun siendo pacientes, las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas requerirán ser evaluadas en cuanto a si son realmente efectivas para nuestra población y si son eficientes. Solo aquellas que lo demuestren podrán ingresar a este paquete de prestaciones.

La comunicación con nuestros usuarios también cambia, la telemedicina y la teleasistencia generaron un gran cambio.

Otro ejemplo es la nueva forma de gestionar en el sector de la salud, podemos decir que la gestión por procesos, por resultados, por eficiencia y por percepción del paciente son los cuatro escalones que tenemos que transitar para mejorar la gestión institucional. Por esto, y todo lo evaluado anteriormente, creo que sí, que el negocio seguirá transformándose.

 

¿Cómo evalúas el desempeño del MSP en la gestión de la prevención del coronavirus?

No puedo ser juez y parte, por lo que no me compete evaluar el desempeño del MSP. Creo que el ministro Daniel Salinas, el subsecretario José Luis Sabjián, acompañados de los directores Karina Rando, Miguel Asqueta y Luis González Machado, más la acción de quienes trabajan con ellos, han demostrado con hechos más que con palabras el arduo trabajo que han realizado y el que siguen haciendo al día de hoy. Todos los integrantes del ministerio que estuvieron participando directamente en la planificación y acciones en esta pandemia han trabajado diariamente en regímenes de 24 horas todas las semanas.

Hay que recordar que las autoridades del MSP tomaron posesión de la responsabilidad de cuidar la salud de los uruguayos el 1.o de marzo. Y el día 13 del mismo mes, se declaró emergencia sanitaria a nivel nacional con los primeros cuatro casos.

La decisión de que la cuarentena no fuera obligatoria fue uno de los pilares de estas acciones. Por lo que mucho de lo que hoy pasa se debe al accionar de todos los uruguayos.

A ello se sumó la búsqueda permanente de casos y su identificación precoz, la cuarentena de 14 días para los positivos, el cierre de fronteras, los corredores sanitarios, la potenciación de la investigación y el desarrollo de los insumos (que no se pueden conseguir en el extranjero, ya sea por desabastecimiento o cierre de fronteras), la gestión de los procesos de atención en casas de adultos mayores, la llegada de la atención sanitaria a todos los puntos del país, el control sanitario en la frontera y la generación de puestos de atención específicas para centralizar pacientes con COVID-19.

También, el apoyo a los que querían regresar a sus domicilios sanos, ya sea con la venida de aviones recogiendo uruguayos varados por el mundo, como con el cuidado de aquellos que solo estaban de pasada (por ejemplo, el crucero Greg Mortimer, el cierre de escuelas, liceos, universidades, y la potenciación del teletrabajo).

Fueron múltiples eventos que se entrelazaron para poder decir hoy que logramos ir caminando poco a poco hacia la apertura de centros educativos y comerciales, y que hoy seamos reconocidos como un país de sabias decisiones.

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