Revista del IEEM
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“Las medidas tomadas por las autoridades y el MSP fueron acordes a la evolución de los hechos y a la realidad de nuestro país”

Blauco Rodríguez

Presidente del Colegio Médico del Uruguay

¿Cuáles son los principales desafíos de nuestro sistema sanitario para afrontar al COVID-19?

En primer lugar, se debe realizar un análisis profundo de la realidad actual de nuestro Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) en cuanto a la dotación de recursos humanos, sabiendo que tenemos un número de licenciados y de auxiliares de enfermería reducido para los estándares mundiales que se necesitan. También un análisis de los recursos materiales, pues nos encontramos en un escenario mundial de escasez de recursos, dado que varias potencias pasaron esta pandemia antes que nosotros. Esto significa que todos los materiales de bioseguridad para los equipos asistenciales o de dotación para la creación de niveles terciarios de asistencia, como CTI, están agotados.

Es un momento en el que la integración del SNIS debe concretarse en los hechos reales y no quedar como un nombre. No nos olvidemos que la enfermedad por COVID-19 no es un problema solo de nuestra realidad, sino del mundo. Por lo cual ahora, más que nunca, se necesita que los gestores en Salud apliquemos al máximo las herramientas necesarias. Estamos en un escenario del Método del Caso a la infinita potencia, en el que la hipótesis de lo no factible y los imponderables se convirtieron en el statu quo, mantenido en el tiempo. Hoy más que nunca, los gestores de Salud de nuestro país debemos ver el bosque y no el árbol, ser creativos y generar soluciones innovadoras, aplicar PORTER y CANVAS minuto a minuto, haciendo un análisis estratégico de la situación. Hay que utilizar las mejores herramientas de comunicación y, a su vez, apoyar y estimular a quienes están en la primera línea de esta batalla.

Surgirán muchos problemas y conflictos por estar en una situación de crisis. Por ello, es menester utilizar y aplicar los métodos alternativos a la solución de conflictos, como la mediación, y apuntar siempre a una solución de ganar-ganar. Hay que formar equipos con líderes y no con jefes. Tenemos que superar los desafíos de nuestro SNIS: la escasez de recursos humanos como licenciados en enfermería y auxiliares de enfermería, la desigual distribución de estos y de los especialistas entre Montevideo y el Interior del país, la falta de camas de CTI que tenemos en muchos departamentos de nuestro país y su redistribución, y los recursos humanos necesarios para atender estos sistemas.

Como ejemplo de la integración real del SNIS, se deberían crear centros de referencia para pacientes con patologías respiratorias en las ciudades del Interior donde hay varios prestadores y nuclear todos los pacientes hacia uno solo. Esto maximizaría la disponibilidad de recursos humanos y materiales. Y no nos olvidemos que la falta de experiencia como país en lo que hace a situaciones de crisis o desastres nos pone en un escenario desconocido hasta ahora.

Tenemos los escenarios de víctimas múltiples, masivas y desastres. Víctimas múltiples hace referencia a cuando se utiliza la primera mitad de recursos humanos y materiales necesarios para asistir un determinado hecho. El escenario de víctimas masivas es cuando se utiliza la segunda mitad. Y estamos ante la presencia de un desastre cuando los recursos humanos y materiales no dan para asistir al hecho concreto. En este contexto, es fundamental no improvisar, ni en lo que hace al hecho asistencial individual, ni en lo comunicacional. Y menos en la toma de decisiones a nivel de gestión. Hay que apoyar y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias del Ministerio de Salud Pública. El rol de las autoridades sanitarias hoy es clave. Y nosotros, integrantes de equipos asistenciales, gestores y población toda, debemos respetarlos y apoyarlos. Tenemos que gestionar al máximo los cuellos de botella de nuestro sistema sanitario y de los servicios de emergencia.

 

¿Qué oportunidades consideras que generará o ha generado esta crisis sanitaria?

Sin lugar a dudas, nos hará crecer como seres humanos a nivel mundial. Nos hace ser conscientes de nuestra finitud y valorar lo realmente importante. Nos lleva a focalizar la atención de un país entero en su sistema de salud y en la salud como bien supremo, dado que sin ella nada podemos hacer. Esto generará conciencia social, política y económica de su importancia, muchas veces no valorada.

Esta crisis deja reflejada la relevancia del rol de los gestores de salud y su enorme responsabilidad. Tan importante que está contemplada en la ley n.o 19286 del Código de Ética Médica del Colegio Médico del Uruguay, que en algunos de los artículos manifiesta que los médicos que ocupen cargos de gestión tienen la responsabilidad y la obligación de ofrecer los recursos humanos y materiales a los medios que tienen cargos asistenciales necesarios para la correcta asistencia de los usuarios y generar una correcta calidad asistencial.

También destaca la importancia de que los países inviertan en investigación y desarrollo. Ya vimos el ejemplo de la creación de kits de diagnóstico para el COVID-19 en nuestro propio país, que aún está en proceso. La importancia del uso racional, equilibrado y justo de los sistemas sanitarios, ya que, como sabemos, los recursos sin finitos y las necesidades infinitas.

Esta crisis plantea la necesidad de planificar el SNIS y sus recursos a corto, mediano y largo plazo. Recursos humanos que se necesitarán dentro de los diferentes equipos asistenciales, especialistas y su distribución en el territorio nacional. También puede impulsar la creación de centros de referencia por especialidad y contar con niveles terciarios de asistencia integrados por los diferentes prestadores de cada localidad en las regionales de nuestro país.

Es una oportunidad para crear protocolos y decretos o leyes que regulen los precios del mercado en épocas de desastre o en una emergencia sanitaria como la que estamos viviendo, fundamentalmente en los insumos básicos de higiene, alimentos y salud. Y, lo más importante, deja en evidencia la importancia de la solidaridad y el trabajo en equipo con responsabilidad social individual.

Sin dudas, al terminar esta historia del COVID-19, espero que se generen equipos multidisciplinarios interinstitucionales de trabajo para analizar todo lo ocurrido, dado que de dicho análisis surgirán muchas sugerencias de mejora para el futuro. Todo esto generará conciencia y, fundamentalmente para los gestores de Salud, dejará en claro la importancia de planificar y estar preparados para lo que muchas veces es inimaginable. Estamos ante una hipótesis de lo no factible hecha realidad. Es claro que generará también un gran desarrollo de otras herramientas de asistencia sanitaria y trabajo como la teleasistencia y el trabajo a distancia. Como gestores aprenderemos mucho de esta situación, ya que, como sabemos, el crecimiento está fuera del área de confort.

 

¿Qué herramientas o procedimientos podrían mejorar la atención médica y evitar, a su vez, más contagios?

Fundamentalmente, la teleasistencia, la integración real del SNIS en todo el territorio y la planificación estratégica. Partimos de la base de que una medida sumamente sencilla, y por lejos la más importante, como el lavado de manos, aplicada a nivel de la población general es una de las mejores herramientas, si no la mejor, para seguir evitando contagios. Ni que hablar del resto de las medidas de protección, autoprotección y el aislamiento bajo la consigna actual de todos los actores del gobierno de: “Quedáte en tu casa y no salgas salvo que sea muy necesario”.

En cuanto a la teleasistencia y la telemedicina, existe un anteproyecto de ley que hace referencia al tema y varios artículos de la ley de urgente consideración también lo abordan, por lo cual deberían comenzar a aplicarse lo antes posible.

Las instituciones deberán readaptar su sistema de atención y redirigir sus recursos humanos para comenzar a aplicar esta herramienta a distancia. Algunos ejemplos son: videollamadas a cargo de médicos, sistemas de entrega a domicilio de la medicación para pacientes con planes por patologías crónicas, la utilización y aplicación de robótica, por ejemplo, dentro de instituciones centro de referencia para esta patología en los pacientes internados, para medidas tan básicas como llevarles la comida o determinados medicamentos, como vimos que se aplicó en China.

En el Interior del país, en varios departamentos y ciudades en las que exista más de un prestador de salud, es fundamental que se generen puertas únicas y centros únicos para pacientes respiratorios. Es decir, que en esas localidades todos los pacientes respiratorios consulten en un único lugar físico. De esta manera, se generaría una racionalización de los recursos humanos y materiales.

Hay que generar planes estratégicos desde el vamos para aumentar la disponibilidad de camas de CTI utilizando los materiales a instrumentar, que todas las instituciones o varias de ellas tienen en stock. Hay que recuperar algunos de esos materiales que se pensaban en desuso, convocando a todos los técnicos en este tipo de instrumental, como en ventiladores y demás insumos necesarios para generar camas de CTI.

Se debe pensar en aumentar la dotación del personal de la salud ante la cuarentena que van a tener que realizar muchos de los integrantes de los centros asistenciales. Habría que aplicar, por ejemplo, un decreto que habilite a estudiantes avanzados de medicina, auxiliares y licenciados en Enfermería a comenzar a trabajar. Supervisados, por supuesto. Hay que maximizar las posibilidades de aumento de recursos humanos y materiales según nuestra realidad, sobre todo en base a la innovación y a la creación. Ya vimos el ejemplo de la app que creó el MSP, una herramienta de rápida instalación y muy útil; en una primera etapa para la consulta de las personas que tienen dudas de si tienen COVID-19, y luego para el seguimiento de los pacientes confirmados como positivos. Esto demuestra la utilidad y la importancia de estas herramientas. Se deberán generar estudios demográficos para geolocalizar las poblaciones de riesgo, por ejemplo, la población de la tercera edad, y generar estructuras de protección para ellos.

 

¿Qué podemos aprender de lo que han hecho otros países para afrontar esta crisis?

Mucho, pero sin perder de vista nuestra realidad. Como siempre, cuando se analizan diferentes escenarios y realidades, no todo es extrapolable. Desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China, pasaron más de tres meses hasta que se detectó el primer caso en Uruguay. En el medio vimos cómo cada país adquiría la enfermedad. Y, claro está, esto requiere un análisis profundo cuando toda esta situación termine. No podemos dejar de lado, según el análisis estratégico, que esta pandemia nos pegó a nosotros como país a pocos días de un cambio de gobierno y de autoridades sanitarias, ya que esto también hace al análisis. Las medidas tomadas por las autoridades y el MSP fueron acordes a la evolución de los hechos y a la realidad de nuestro país.

De otros países podemos aprender los dos extremos de lo que ha pasado con el COVID-19 y las medidas tomadas. China, que con casi 1500 millones de habitantes logró controlar esta epidemia en tres meses, con una realidad social, política y económica muy diferente a la nuestra. Como ejemplo vimos a una de las ciudades con más tránsito de personas del mundo, Beijing, desierta. Italia y España, dos de los países en los cuales más impactó esta enfermedad con sobresaturación de sus sistemas de salud y, sobre todo, de sus camas de CTI, tuvieron una de las peores experiencias que puede tener cualquier pueblo y sobre todo los integrantes de los equipos de salud: tener que priorizar algunas personas por sobre otras para el tratamiento en el CTI. Y encontramos países como Inglaterra y Suecia, con sistemas de salud elogiados por muchos, que según indicaciones de sus expertos en epidemiologia y salud pública no decretaron la cuarentena obligatoria por ley.

En este escenario, todo nos muestra que nadie tiene la bola de cristal ni la verdad. De ahí que ahora el trabajo en equipo, la responsabilidad ética y legal de los referentes en salud y de los medios de comunicación es fundamental para salir de la mejor manera posible de esta pandemia. Cualquier medida que se pida y se vuelque a los medios sin antes habérsela planteado a las autoridades sanitarias —y sin el correcto y profundo análisis social, económico, político y en salud— es de las mayores irresponsabilidades de la historia de los pueblos.

Como sabemos, en situaciones de crisis se respeta, acepta y apoya a las autoridades en la materia. Por esto es clave decir siempre la verdad y llevar tranquilidad a los ciudadanos, porque de lo contrario se generaría pánico y caos social. Nadie se imagina una situación en la que el capitán de un crucero que se está hundiendo agarre un micrófono y diga que se va a hundir, que los botes salvavidas no dan para todos, sino solamente para un 20 % de las personas, y que como están en invierno y el agua está helada, se van a morir de hipotermia.

La confianza es la base para que la población cumpla con las recomendaciones, y, por ende, es la base para combatir a esta pandemia. Pero ojo, también es necesario tomar precauciones para que el elefante, por no pisar al gato, no retroceda y caiga por el precipicio detrás de él.

 

¿En qué consiste el programa Bienestar Profesional llevado adelante por el Colegio Médico del Uruguay?

El BienPro fue creado por el anterior consejo nacional presidido por el Dr. Néstor Campos y sus objetivos son promover la salud en la globalidad, asesorando a los colegas que necesiten asistencia. El programa se basa en la experiencia de 20 años del programa de atención integral al médico enfermo del Colegio Médico de Barcelona y de la Organización Médica Colegial de España.

¿Por qué es importante tener esta estructura? Porque existe prevalencia en la salud de los médicos de trastornos del estado de ánimo, del estrés y burnout, consumo problemático de sustancias adictivas y suicidio. Y estos problemas pueden tener implicancia para la práctica médica y también llegar a comprometer la seguridad de los pacientes. Por eso, la máxima que decimos es que cuidando al que cuida, cuidamos a todos.

A su vez, existen barreras para que los médicos acudan a la atención. Sobre todo, el miedo a la exposición pública, al estigma. No nos olvidemos de que muchas veces los médicos tenemos que consultar en los mismos lugares donde trabajamos y, por ejemplo, al ir a una consulta de psicología o psiquiatría nos podemos encontrar con nuestros propios pacientes, con compañeros de trabajo, con los diferentes integrantes de los equipos asistenciales, y que en nuestras historias clínicas quede todo plasmado. Todo esto lleva al ocultamiento o a consultas de pasillo a colegas, a la automedicación y a diagnósticos tardíos, con problemas en el tratamiento y el seguimiento, y termina repercutiendo en la familia y en la relación médico-paciente, generando problemas institucionales, incluso médico-legales. Y, lamentablemente, en algunos casos más graves, compañeros han recurrido al suicidio.

El Colegio Médico del Uruguay tiene dentro de sus funciones velar por el bienestar de todos los médicos del país y, al mismo tiempo, asegurar que los médicos ejerzan su profesión en las mejores condiciones de salud física y mental. Y que eso genere, a su vez, una mejor práctica profesional que ayude a la seguridad y bienestar de los pacientes y de la población toda. De ahí la importancia de este programa.

El BienPro no pretende constituirse en un prestador asistencial. Al contrario, todos estos protocolos y estrategias de trabajo se realizan utilizando los recursos disponibles dentro del SNIS y de los prestadores de cada uno de los colegas que consultan. No se trata de sustituir servicios del sistema, sino de corregir los aspectos mencionados, que hacen que los médicos no consulten, asegurando la rapidez y el fácil del acceso de la consulta con un asesoramiento integral. Todo esto, por supuesto, bajo las más estrictas normas de confidencialidad. Es más, la manera de contactarse con el BienPro es a través del 0800 2436. El colega deja sus datos para ser contactado por un representante del BienPro, un licenciado en Enfermería, que recoge información, sobre todo para saber si estamos ante un caso de gravedad y actuar ya. Si no es el caso, se concreta una cita, y de ahí en adelante toda la historia clínica y todas las llamadas se realizan a través de un alias.

Fundamentalmente, el programa está conformado por dos unidades. Una, de asesoramiento, dirigida a atender problemas de estado de ánimo y del tipo psicosocial, y otra destinada a las adicciones. Cada vez estamos más contentos con el programa porque es un apoyo hacia todos los colegas del país, más de 15 000 médicos. Y esto, por supuesto, que es gratuito, sustentado por el Colegio Médico del Uruguay. Y es una de las mejores formas de cumplir con los cometidos y obligaciones que las leyes le otorgaron al Colegio.

Comentarios (1)

  • Ernesto Villavicencio

    Excelente compañero Blauco

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