Revista del IEEM
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El conocimiento compartido en la Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial (IA) es un campo dedicado a generar capacidades en las máquinas que simulan la inteligencia humana. De forma muy simplificada, buscamos que la computadora pueda hablar, escuchar, leer y escribir como lo hace un humano, e incluso manipular su ambiente junto con la robótica. Algunos ejemplos de aplicaciones de la IA incluyen leer documentos, sistemas de recomendación o predecir la evolución de determinados datos, como acciones en la bolsa. Más recientemente, hemos visto algunos avances importantes en aplicaciones como generación de imágenes y texto.

Este deseo de que las computadoras imiten a los humanos no es nuevo, sino que es la continuación de décadas de desarrollo, aunque ahora es un momento en el que la IA está presente en muchas conversaciones de negocios y planes de empresa. En los últimos años, y muy especialmente en los últimos meses, se ha acelerado su desarrollo de forma exponencial gracias a los avances en el poder de cómputo y avances académicos.

Actualmente estamos viviendo una verdadera revolución tecnológica, impulsada en gran medida por grandes empresas como OpenAI y Google, pero también por la comunidad de la IA, en la que miles de contribuyentes simplemente liberan a la comunidad modelos de IA que han entrenado y el código fuente y los datos que utilizan para ello. Esto está fomentando una innovación sin precedentes en el campo.

La disrupción del conocimiento compartido

Compartir el conocimiento libremente puede ser disruptivo para algunos negocios, que dependen de comercializar un producto o servicio para rentabilizar una inversión realizada en investigación y desarrollo. Este es el caso de OpenAI con ChatGPT o de Google con Bard. Liberar sus modelos sería como que Coca-Cola liberara su fórmula. Cualquiera podría copiarlo y el precio en el mercado podría verse muy afectado.

A pesar de esto, vemos que la comunidad de desarrolladores y empresas está siguiendo una tendencia muy fuerte de compartir conocimientos, generando verdaderas comunidades en torno a esta temática. Por ejemplo, uno de los unicornios (empresa privada con una valuación superior al billón de dólares) que más impulsa eso es HuggingFace, que ofrece una plataforma para que la gente comparta sus modelos.

El libre uso y la velocidad con la que algunos desarrollos del estado del arte se comparten llevan a que muchas empresas puedan acceder a tecnologías de punta, prácticamente sin inversión.

Más allá de que es cierto que las empresas deben contar con ciertas capacidades técnicas para poder aprovechar estos desarrollos, los costos han bajado significativamente, facilitando el acceso a ellos. Esto habilita a cambios potencialmente disruptivos en procesos dentro de las empresas, que ahora pueden bajar sus costos mediante automatismos que antes no eran viables, u ofrecer un mejor servicio gracias a esto. La sociedad en su totalidad se puede beneficiar de los nuevos servicios y productos que saldrán al mercado, o del impacto positivo que puede haber en los ya existentes. Es innegable, por ejemplo, el uso que muchos hemos dado a herramientas como ChatGPT, o incluso algunos desarrollos más invisibles a nuestros ojos, como el autocompletado de un mail o el texto predictivo del celular que también es IA.

Los desafíos del hype de la IA

Los beneficios de compartir el conocimiento dentro del campo son innegables, aunque sí tienen su costo o su riesgo asociado. La tecnología ha avanzado tan rápido que aún no existen marcos regulatorios claros para quienes trabajan con estas tecnologías. Probablemente sea la Unión Europea y algunos países como Japón los que están más rápidamente tratando de adaptarse a esto, pero la velocidad del cambio aún no ha permitido que los legisladores actualicen la regulación del espacio.

Esto genera que compartir un modelo entrenado sobre un conjunto de datos de entrenamiento en particular pueda potencialmente violar derechos de propiedad intelectual en algunos países. Se cuenta, además, con la complejidad de que muchos negocios globales deben considerar la regulación de múltiples países en simultáneo. Esto tiene el potencial de enlentecer el desarrollo, aunque difícilmente pueda frenarlo.

Al mismo tiempo, como resultado del hype de la IA en los últimos meses, la cantidad de información disponible puede ser abrumadora y, en ocasiones, se fijan expectativas no realistas sobre lo que la IA puede lograr. Siempre es recomendable informarse de fuentes confiables en el campo y aclarar las dudas con la comunidad de expertos, que comparte su conocimiento muy generosamente.

Ganarse la confianza de los consumidores

Sin lugar a dudas, estamos viviendo un momento muy especial en el sector. Se han conjugado varios intereses y actores, que se comportan de forma radicalmente diferente que en otras industrias y ello fomenta la innovación y el desarrollo. Tenemos empresas “compartiendo la fórmula de su Coca-Cola”. Esto comienza en la academia, que está más cerca que nunca del sector comercial, pero no termina ahí. Es algo que las personas y empresas en el sector debemos aprovechar, y que en la medida de lo posible debemos cuidar y promover.

Es importante también compartir el conocimiento para lograr que estos sistemas, que pueden ser cajas negras para muchos, generen confianza en los consumidores. Estamos en un momento en el que varias industrias pueden ser transformadas y la percepción de eso puede ser tanto positiva como negativa, en función de la información que se tenga por parte de las personas involucradas.

Cofundador de Marvik.ai

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