Revista del IEEM
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La realidad del emprendimiento senior

La edad del emprendedor es una variable relevante. El transcurso de los años va generando cambios que inciden en aspectos tales como la actitud, la motivación y las capacidades autopercibidas. Describiremos las características fundamentales del emprendimiento senior en Uruguay, a partir de los datos recopilados por el GEM en 2021.

 

Las actitudes

Una actitud es una predisposición a una conducta en particular, influye en las intenciones, las cuales a su vez inciden en los comportamientos. Siguiendo el modelo teórico de Ajzen[1] del comportamiento planeado, veremos dos actitudes relevantes para emprender: el miedo a fracasar y la deseabilidad de la carrera emprendedora.

El miedo a fracasar

El miedo a fracasar es un claro disuasivo al momento de emprender. En el Gráfico 1 figuran el porcentaje de personas que responde que no emprenderían por el miedo a fracasar. Puede observarse que no hay diferencias significativas por tramo de edad. Más o menos uno de cada dos personas no emprendería por miedo a fracasar, no importa su edad.

Miedo a fracasar

Deseabilidad de la carrera emprendedora

Percibir la carrera emprendedora como deseable, por el contrario, predispone a la persona a emprender. En el Gráfico 2 se presentan los resultados del GEM al respecto. Se constata que no hay diferencias significativas en cuanto a la deseabilidad de la carrera emprendedora entre los mayores de 55 años y aquellos entre 35 y 54 años.

La autopercepción

En el modelo de Ajzen otra de las variables relevantes al momento de determinar las intenciones es el control conductual percibido, que consiste en la percepción que el sujeto tiene con relación a su capacidad para llevar a cabo determinado comportamiento. En el GEM esta variable se obtiene preguntando a los entrevistados si considera que posee las habilidades, destrezas y conocimientos que emprender requiere. En el Gráfico 3 se pueden ver las respuestas por tramo de edad. Aquí sí se observa una caída importante del indicador. Los mayores de 55 años de edad tienen el índice más bajo de todos los grupos etarios, inclusive del grupo que va de los 18 a los 24 años.

Las normas sociales

La tercera variable del modelo es la norma subjetiva, esto es, lo que los grupos sociales a los que pertenece el sujeto esperan de él. Esta variable puede ser aproximada a través de una pregunta del GEM al entrevistado respecto a si considera que los emprendedores tienen en la sociedad un alto grado de estatus y respeto. Los resultados se presentan en el Gráfico 4. Quienes más perciben que el ser emprendedor otorga estatus son aquellos de entre 35 y 54 años. El grupo de 55 a 64 años presenta niveles un poco más bajos y comparables a los del grupo de 25 a 34 años.

Otras variables adicionales al modelo de Ajzen

Uno puede tener una gran atracción por el nado (actitud), puede no tener miedo a ahogarse (actitud), sentir que posee las habilidades que requiere nadar (control conductual percibido) y que la sociedad valore mucho a los nadadores (norma subjetiva), pero mientras no haya agua en la piscina, no existirá la intención de tirarse a ella. De igual forma, es importante la percepción de las personas de la existencia de oportunidades para emprender. Esa percepción es una combinación de las capacidades del individuo para reconocer esas oportunidades y un contexto económico en el que dichas oportunidades objetivamente estén surgiendo. Esta variable se recoge en el GEM, a raíz de consultar a los encuestados respecto de si consideran que habrá buenas oportunidades para emprender en los próximos seis meses. Los resultados se presentan en el Gráfico 5. Puede observarse que a partir de los 55 años las oportunidades percibidas caen de forma muy importante, bajando a un nivel que es comparable al grupo de 18 a 24 años. Llamativamente, quienes menos oportunidades perciben son aquellos de entre 25 y 34 años.

La intención para emprender

Todas las variables antes analizadas inciden en las intenciones emprendedoras de la persona. En el GEM, las intenciones se miden preguntando si tienen la intención de emprender en los próximos tres años. Los resultados se presentan en el Gráfico 6. Los resultados indican que las intenciones de emprender, que son muy similares entre los 25 y los 54 años, caen abruptamente luego de esa edad a un nivel que se aproxima a la tercera parte. De las variables explicativas que hemos examinado, aquellas que son consistentes con estos resultados son, en primer lugar, las oportunidades percibidas y, en segundo lugar, las capacidades autopercibidas para emprender.

Intención de emprender

El comportamiento emprendedor

El indicador más conocido del GEM para medir la actividad emprendedora es la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA), la cual tiene dos componentes: los emprendedores nacientes y los nuevos emprendedores. El indicador de emprendedores nacientes representa el porcentaje de la población adulta que ha iniciado un emprendimiento en el cual haya pagado hasta tres meses de sueldos. Los resultados se presentan en el Gráfico 7. La caída abrupta del indicador de emprendedores nacientes en el tramo de 55 a 64 años es consistente con la caída de las intenciones emprendedoras y la diferencia con los tramos previos presenta magnitudes similares.

El segundo componente son los nuevos emprendedores, aquellos emprendedores que han pagado retribuciones por más de tres meses, pero por menos de 42. El indicador se presenta en el Gráfico 8. Aquí se presenta una diferencia llamativa con relación a los emprendedores nacientes. Los nuevos emprendedores de 45 a 54 años caen a cerca de la mitad del tramo de 35 a 44 años, cuando entre los emprendedores nacientes presentaban los índices más altos. La caída de los nuevos emprendedores de 55 a 64 años es mayor aún con relación a los restantes grupos etarios.

Nuevos emprendedores

Conclusión

Los datos indican que aquellos de entre 55 y 64 años presentan una baja autopercepción de sus capacidades para emprender, en relación al resto de la población. También identifican marcadamente menos oportunidades para emprender que aquellos de entre 35 y 54 años. Es posible que ambas variables estén vinculadas. Si la autopercepción es correcta, los mayores de 55 disponen de menos capacidades adquiridas, una de las cuales es la habilidad para identificar oportunidades, lo que es consistente con los resultados observados en cuanto a intenciones emprendedoras. Esas menores intenciones emprendedoras se repiten luego en una menor tasa de actividad emprendedora.

Los nuevos emprendedores reflejan aquella parte de los emprendedores nacientes que han logrado concretar el inicio del emprendimiento y sostener su funcionamiento en el tiempo. Se observa que los emprendedores de entre 55 y 64 años tienen menor capacidad para iniciar y sostener un emprendimiento. La evidencia estaría dando indicios de que el talón de Aquiles de los emprendedores senior es la capacitación, lo que es consistente con el hecho de que deben enfrentarse a un contexto en el que los avances tecnológicos han sido acelerados y las realidades que tienen que enfrentar son muy diferentes a las que existían en la fase más intensa de su proceso formativo.

Autores

Responsable del GEM Uruguay y profesor de Economía Política en

Ph.D. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra; máster en Dirección y Administración de Empresas, IEEM, Universidad de Montevideo; contador público, Universidad de la República (Uruguay); licenciado en Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

Investigador del Centro de Investigación Grant Thornton del IEEM

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