Revista del IEEM
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“Estamos en pleno siglo XXI, los retrocesos en derechos son innecesarios”

Tamara García Sánchez

Dirigente sindical del PIT-CNT

¿Cuál es tu meta principal como dirigente sindical?

Nuestro movimiento sindical reivindica que no somos corporativistas. Damos la pelea por una sociedad sin explotados, explotadas, y explotadores. A nivel personal, claramente hago propia esa lucha. Entiendo fundamental que demos todas las luchas por las diferentes causas populares.

En este momento particular, mi meta va de la mano de profundizar la democracia. Entiendo que esto solo puede darse con mayor participación de jóvenes y mujeres en todos los ámbitos, desde la base hasta la dirección.

 

En un encuentro del PIT-CNT expresaste: “las mujeres somos doblemente explotadas”, ¿por qué?

Partiendo de la base de que las relaciones de trabajo en el sistema capitalista nos dejan a los y las trabajadoras en una situación de explotación laboral, y que somos las mujeres quienes mayoritariamente nos hacemos responsables de las tareas domésticas y de cuidados sin una remuneración, entiendo que se genera una doble explotación.

Mucho se ha hablado de la división sexual del trabajo, pero poco se ha hecho al respecto. Tanto desde el Estado como desde nuestro movimiento sindical, ha sido una temática bastante relegada. Para no invisibilizar los avances y poner un ejemplo, en este marco tenemos al Sistema Nacional Integrado de Cuidados, que nos permite rever los cuidados como una responsabilidad social y no solo como una cuestión de mujeres.

El patriarcado transversaliza las capas sociales y deja a las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad, pero no es la única. Si además pensamos en las personas afro, trans, con discapacidad, las poblaciones migrantes y toda la diversidad de nuestro campo popular, podemos ver cómo las brechas se profundizan. Nombrarnos a todos y visibilizar las diferencias es la única forma de hacernos conscientes y, por lo tanto, combatir las desigualdades sociales.

 

Se ha reclamado insistentemente que se empiecen a visibilizar las problemáticas de género y desigualdad dentro del movimiento sindical. En tu opinión, ¿cuál es la situación de Uruguay en términos comparativos con otros países de la región?

Nos gusta pensar que nuestra realidad es bastante diferente a la del resto de América Latina, principalmente por cómo fue construida nuestra identidad nacional, pero la realidad es que el patriarcado no tiene fronteras.

A nivel del movimiento sindical, hemos avanzado mucho en el compromiso por visibilizar las problemáticas y ver cómo dar la lucha para cambiarlas. Tenemos ejemplos de la CUT en Brasil, donde se conquistó la paridad en 2012 (implementada en 2015), en contraposición con nuestro PIT-CNT, donde recién llegamos a la cuota (1 en 3) en el Congreso XIII en 2018.

Claro está que la realidad de nuestro movimiento sindical también varía de sindicato a sindicato. Lo que sí puedo afirmar es que, si bien el patriarcado no tiene fronteras, nuestro movimiento feminista tampoco, y viene creciendo a pasos agigantados y de forma muy unitaria. El año pasado a nivel mundial se hizo historia en la lucha contra la violencia basada en el género y en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos.

En estas temáticas nuestro movimiento sindical ha estado presente, y las mujeres trabajadoras hemos dado las discusiones en nuestras internas, en nuestros trabajos, nuestros hogares y la calle. Como decía antes, nos preocupan todas las desigualdades, no solo los temas del mundo del trabajo, aunque claramente van de la mano.

 

En base a tu experiencia como integrante del Departamento de Jóvenes de PIT-CNT, ¿qué cambios creés que se podrán ver en el movimiento sindical con el paso del tiempo?

Todo depende de la coyuntura en la que nos encontremos, ya que de ella dependerá —en parte— el tipo de organización sindical que necesitemos. Aun así, como mencionaba antes, hay cambios que ya estamos viviendo, un ejemplo claro es la cantidad de compañeras que se han sumado a los ámbitos de dirección de los sindicatos, lo mismo con los y las jóvenes.

La visibilidad y la voz que hemos conquistado desde y en la central permiten ver la realidad desde otras perspectivas y abrirnos a otras temáticas, ir acompañando los cambios culturales y ser vanguardistas en las reivindicaciones.

La participación de nuestro Departamento de Jóvenes en la militancia de las leyes de salud sexual y reproductiva, ley trans, cannabis, ley contra la violencia basada en género, entre otras, permitió mover un poco las estructuras. Lo mismo pasó con el No a la baja, una victoria propia de la juventud uruguaya en la cual nos tocó salir a dar vuelta una situación que parecía incambiable.

Nos queda muchísimo por avanzar en cuanto a la lucha contra las desigualdades, pero si hay algo de lo que estoy convencida es de que nuestra central va por el camino correcto. Y los cambios ya los estamos viviendo.

 

¿Creés que la reforma laboral adoptada por Brasil en 2017 llevará a Uruguay a recurrir a una reforma similar para mejorar su competitividad en la región?

Me toca responder un no rotundo. Debemos, en todo caso, plantearnos el mundo que queremos. La reforma laboral de Brasil, al igual que la de Argentina, flexibiliza totalmente las condiciones laborales, dejando a los y las trabajadoras a merced de las patronales. En el caso de Brasil, por ejemplo, igualan el contrato laboral al convenio colectivo, desconociendo así las relaciones de poder que existen entre empleador y empleado.Tenemos a Paraguay como uno de los mayores ejemplos en el Cono Sur de debilitamiento de los derechos laborales, con más de un 70 % de trabajadores y trabajadoras que no llegan al salario mínimo nacional. Sin embargo, eso no ha generado un perjuicio a nivel de inversiones en nuestro país. Al contrario, lo demuestra la confianza que existe a nivel internacional y un crecimiento de la economía sostenido.

Como mencionaba al principio, debemos repensar el mundo que queremos, estudiar el futuro del trabajo —que diría que es un presente— y apelar a la ética y responsabilidad empresariales. Reflexionar sobre a qué costo buscamos rentabilidad, ¿el costo de una vida indigna? Estamos en pleno siglo XXI y creo que es momento de humanizarnos, los retrocesos en derechos son innecesarios.

 

¿Qué opinión tenés acerca de la regulación sindical? ¿Consideras conveniente exigir que los sindicatos tengan personería jurídica?

Creo que la legislación existente regula tanto la organización como su funcionamiento. No veo falencias al respecto. En cuanto a la personería jurídica, no tenemos una opinión formada al respecto, aun así, la mayoría de los sindicatos tienen personería jurídica, en especial los más grandes. En lo personal, me parece favorable ya que ayuda a ordenar más y a dar mejores garantías para los y las afiliadas.

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