¿Alguna vez le pasó algo positivo que no esperaba? Una situación que cambia el tono, que “carga las pilas”…

Pese a la incertidumbre y el impacto que esta pandemia tiene para muchas personas en todo el mundo, hay momentos en los que, como empresarios, es clave entender que somos parte de todos los momentos positivos que queramos. Podemos posicionarnos como observadores, o como actores de cambio. Lo que sigue son una serie de ejemplos recientes que muestran un país que, comparativamente, entrega valor.

El mejor momento para la producción audiovisual

Uruguay y su relativo mejor resultado ante el COVID-19 permitió abrir las puertas a producciones audiovisuales [1]. Somos de los pocos países en el mundo que lo permiten. Esto, sumado a la experiencia acumulada, interacción con el gobierno e incentivos para esta industria, está produciendo más facturación que en 2019.

Hace años, algunos pocos empresarios del rubro invirtieron en equipamiento, en entrenar talento y salir a buscar clientes al mundo. Y, compitiendo con otras locaciones como Argentina y Colombia, tuvieron resultados muy buenos. Ahora, aprovechando esta situación sanitara —positiva en este caso—, aceleran. Se trata de un caso en el que la preparación, la generación de talento, clientes referentes y la coordinación institucional y con el gobierno dio resultados. Y, para que esta situación se mantenga por muchos años, todas las otras actividades cercanas a esta industria deberán contribuir para consolidar este momento.

Un lugar para vivir

Prestigiosas organizaciones que acercan opciones de locaciones para pasar la jubilación hace tiempo ponen a Uruguay en la mira. Un clima agradable, amplias opciones para vivir, relativa seguridad, tranquilidad social y jurídica, y un buen sistema médico son algunas de las razones. Últimamente hemos avanzado en las tablas hacia posiciones top 10 mundiales. Muchos norteamericanos [2], y también europeos, tienen en su futuro una opción de retirarse fuera de su país.

Alrededor de estas personas se crean infinidad de oportunidades. Además, generan contactos. Descubren una nueva cultura y comentan con sus amigos en sus ciudades originales. En definitiva, son actores de promoción. ¿Cuántas empresas uruguayas conocen a esa población y le hacen su vida más fácil? ¿Cuántas inmobiliarias pueden atenderlos en inglés? ¿Cuántos importadores se preocupan por esta diáspora instalada en nuestro país? No dejemos que solo lleguen. ¡Facilitemos que lo hagan!

¡Bienvenidos, vecinos!

Lo estamos leyendo todos los días. Cientos de argentinos (y también brasileños) llegan a radicarse a Uruguay [3]. Lo hacen por varias razones. Pero quiero pensar que la más importante es porque encuentran en Uruguay la solución a sus problemas. Nos prefieren.

Eso es exactamente lo que creo que debemos hacer como empresarios. Asegurar continuamente que los clientes nos prefieran. Ofrecer más certezas, mejor información, explicarles qué haremos en el futuro, ser empáticos y fáciles de acceder.

Ayudemos a convertirnos en un imán de atracción. Y eso mismo debe ser la inversión en nuestras empresas. Mirar a la competencia y esperar que falle no es una buena estrategia.

Innovación colaborativa

La mejor expresión de crecimiento humano: colaborar. Y diferenciarse. Hace unas décadas estas palabras eran antagónicas. Se pensaba que competir era esconder.

Tesla publica las especificaciones de fabricación de sus automóviles. Google las de su sistema operativo, que permite operar millones de servidores dinámicamente. Los científicos comparten todo lo que saben del COVID-19. Así se acelera la humanidad que progresa. Compartiendo lo que se sabe e intercambiando. No se avanza ni quejándose ni escondiendo.

El otro punto clave es la innovación a todo nivel. Desde los jóvenes hasta las empresas muy establecidas. Los primeros en formato emprendedor. Los segundos dejando que los equipos fallen rápido y aplaudiendo ideas y acciones arriesgadas que generen nuevas actitudes. Recientemente Montevideo fue mencionada por un estudio de MIT LAB como la mejor ciudad de emprendimiento colaborativo en la región [4].

Imagino que esta noticia es conocida por todos los empresarios y que todas las cámaras están preparando eventos virtuales, mucho más fáciles para que participe quien quiera, intercambiando con emprendedores, colegas y, por qué no, otras industrias, elementos clave de desarrollo como procesos de venta, producción, gestión de talento, acceso a nuevos mercados y más.

Ojalá que ese reporte mañana también incluya a las comunidades empresariales colaborativas.

Una coherencia político-cultural

Aún no sabemos con certeza cómo frenarlo. Pero sí sabemos que Uruguay se comporta muy diferente a otros países de la región con respecto a los resultados de la pandemia [5]. Y cuando decimos Uruguay, decimos los uruguayos. Elijo como causa una mezcla de respeto, educación, riesgo, ciencia y coherencia. Son factores que se desarrollan de a poco y a lo largo del tiempo. Dependen de mí, de usted y de todos. Ojalá no dejemos que sea el azar quien resuelva esta estadística positiva. Porque el proceso para frenar el avance del COVID-19, como el de mejorar la posición de mi empresa, se explica por razones muy fundamentadas y una disciplina de ejecución que todos debemos cuidar.

[1] “Uruguay, Latin America’s City Upon a Hill for Post-COVID Production”, Variety, 2 de setiembre de 2020.

[2] “Want to Move Out of the US? 5 Easy, Low-Cost, Big-Living Alternatives”, Cision, 5 de agosto de 2020.

[3] “¿Por qué Uruguay se está llenando de argentinos?”, Deutsche Welle, 16 de setiembre de 2020.

[4] Tedesco, M. S., Serrano, T., Sánchez, V., Ramos, F. & Hoffecker, E. (2020) Ecosistemas de Emprendimiento Basados en Innovación en Iberoamérica: Resumen ejecutivo Ciudad de Montevideo. Cambridge: MIT D-Lab.

[5] “Uruguay quietly beats coronavirus, distinguishing itself from its South American neighbors – yet again”, The Conversation, 15 de junio de 2020.