Revista del IEEM
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¿Uruguay pudo haber sido como Singapur?

Singapur es el cuarto país más rico del mundo, apenas superado por Qatar, Luxemburgo y Macao, según el poder adquisitivo de sus habitantes. Su PBI per cápita es cuatro veces el de Uruguay. Pero no siempre fue así. Tal como puede observarse en el Gráfico 1, en 1960 el PBI per cápita de Singapur era el 64 % del de Uruguay. ¿Qué puede explicar esa diferencia en el desempeño de ambos países? En este artículo me concentraré en un aspecto que tiene un peso decisivo: las distintas estrategias de inserción comercial internacional adoptadas en uno y otro caso.

Gráfico 1 - PBI per cápita de Uruguay y Singapur (USD a precios constantes de 2010) – 1960-2019

PBI per cápita de Uruguay y Singapur

Fuente: Banco Mundial, a partir de datos propios y de la OCDE.

Singapur y Uruguay tienen poblaciones comparables (5,7 millones Singapur y 3,5 Uruguay) pero con puntos de partida bien diferentes. Singapur tiene una superficie de apenas 719 kilómetros cuadrados, aunque crece constantemente por tierra ganada al mar. El país está conformado por 64 islas y la principal de ellas, llamada isla de Singapur o Pulau Ujong, está unida a la península malaya por dos puentes. Mientras que la densidad de población de Uruguay es de 20 personas por kilómetro cuadrado, la de Singapur es de 7933.

Singapur colinda al norte con Malasia y al sur con Indonesia, territorios de los que se encuentra separado por el Estrecho de Johor y el Estrecho de Singapur, respectivamente. Las relaciones con ambos países han pasado por momentos muy difíciles a lo largo de su existencia. De acuerdo con el censo realizado en 2010, en Singapur alrededor del 74,1 % de los residentes eran de ascendencia china, 13,4 % de ascendencia malaya, 9,2 % de ascendencia india y 3,3 % de otros ascendentes (incluidos eurasiáticos). Hay cuatro idiomas oficiales: inglés, malayo, chino mandarín y tamil. El 37,79 % de la población, más de dos millones de habitantes, son inmigrantes, de los cuales más de medio millón son residentes permanentes.

Singapur carece de recursos naturales, salvo su ubicación geográfica que es estratégica. El sector primario ocupa una posición insignificante en la moderna Singapur. Menos del 1 % de la tierra se destina a la agricultura, ganadería y pesca. Las principales actividades son la cría de pollos para la producción de huevos, el cultivo de verduras y la pesca para consumo interno. También hay cultivo de orquídeas y cría de peces ornamentales que se destinan a la exportación.

La apertura de la economía

Singapur se independizó del Reino Unido en 1959. De 1959 a 1965 adoptó un modelo de sustitución de importaciones que abandonó al comprender que no tenía sentido, especialmente en una economía de ese tamaño y con las características de Singapur. Puede observarse en la gráfica que el “despegue” de su economía comenzó cuando se abandonó ese modelo.

El modelo de sustitución de importaciones en Uruguay fue mucho más largo. De 1933 a 1940 se establecieron barreras arancelarías altísimas para todo aquello que se fabricara en Uruguay, sin importar qué tan ineficiente fuera el proceso. Desde 1940 hasta 1970 la protección se implementó, además, a través de instrumentos cambiarios, los llamados tipos de cambios múltiples. Había tipos de cambios muy favorables para exportar y muy desfavorables para importar.

En 1970 comienza el proceso de apertura. Primero en el sector financiero, luego continúa con la apertura comercial a la región. Con Brasil se suscribió el PEC y con Argentina el CAUCE. Estos acuerdos permitieron ir reduciendo —bilateralmente— los altísimos aranceles que regían en Uruguay para las importaciones. El proceso de apertura regional continúa en 1991 con el tratado de Asunción, entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Al día de hoy, el Mercosur es una Unión Aduanera imperfecta, con eliminación de aranceles intrarregionales (con la excepción de los sectores automotor y azucarero), con un arancel externo común de 11 niveles, que oscila entre 0 % y 20 %, dependiendo del producto, y que admite excepciones para las cuales rige un arancel de hasta 35 %.

¿Cuál es el resultado final de estas estrategias divergentes en materia de apertura comercial?

El arancel ponderado promedio de las Tasas Efectivamente Aplicadas (derechos de aduana) de Singapur es de 0,24 %, mientras que el de Uruguay es de 5,35 %. Mientras que el índice de apertura comercial de Uruguay es de 28,1 % para 2019 (la suma de exportaciones por 13,55 % del PBI e importaciones por 14,55 % del PBI), este índice es 201,6 % en el caso de Singapur (exportaciones por 105,03 % más importaciones por 96,57 %).

Estrategias en materia de integración

Si bien se trata de un componente en el resultado final que es la apertura comercial, vale la pena realizar un análisis comparado de este punto entre ambos países.

Singapur se unió a Malasia en 1963 y formaron la Federación de Malasia. Sin embargo, pronto se evidenciaron las diferencias, Singapur fue expulsada y se convirtió en una república independiente el 9 de agosto de 1965. El artífice de Singapur, Lee Kuan Yew, estaba convencido en un comienzo de que Singapur no podría sobrevivir si no se integraba a algo más grande y fue un fuerte defensor de la unión. Sin embargo, una vez dentro, nunca cedió a lo que él consideraba un trato justo para Singapur, entre lo que se incluía que el resto de Malasia siguiera aplicando aranceles a los productos de Singapur). Una vez independiente, Singapur se enfrentó a hostilidades comerciales y militares tanto de Malasia como de Indonesia.

En 1967 Singapur se unió con Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas para formar la Asociación de Naciones del Sureste de Asia (ASEAN). Uno de los objetivos era llevar adelante negociaciones comerciales internacionales como bloque. Sin embargo, Singapur disgustó a muchos miembros de la ASEAN cuando buscó —y logró— acuerdos comerciales bilaterales propios con Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Australia y México.

Uruguay, una vez integrado al Mercosur, se ajustó a la estrategia de inserción internacional del bloque, en la que priman los intereses de Argentina y Brasil (la única excepción es el acuerdo de libre comercio que suscribió con México, para el cual obtuvo permiso del Mercosur). Esto plantea varios problemas, pero destacaré dos. En primer lugar, la industria de estos países no está en condiciones de competir en un pie de igualdad con la de los países desarrollados, razón por la cual las concesiones que se realizan en esta área en las negociaciones por parte del Mercosur son muy malas. Como contrapartida, también son malas las concesiones en el sector agrícola y agroindustrial —que es donde están los intereses de Uruguay— que realizan los países y bloques con los que se negocia. En segundo lugar, las exportaciones acumuladas del Mercosur en los rubros agroindustriales “sensibles” —en especial la carne y los lácteos— representan un volumen muy grande, lo que genera comportamientos muy defensivos de aquellos con los que se negocia.

¿Esta diferencia en las estrategias de inserción comercial internacional agotan la explicación de las diferencias en el desempeño entre ambos países? No, pero fue una condición necesaria para que los restantes componentes del rompecabezas encajaran. Singapur adoptó una serie de estrategias complementarias en materia de estímulo de la inversión extranjera: mejora de la infraestructura, fomento del desarrollo del ahorro nacional, incremento del nivel educativo de la población, sofisticación de sus exportaciones y estímulo de la innovación y la actividad emprendedora, pero todas ellas toman sentido sobre la base de un proyecto cuya referencia era el mundo.

Autores

Responsable del GEM Uruguay y profesor de Economía Política en

Ph.D. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra; máster en Dirección y Administración de Empresas, IEEM, Universidad de Montevideo; contador público, Universidad de la República (Uruguay); licenciado en Administración, Universidad de la República (Uruguay); GloColl, Harvard Business School.

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