Revista del IEEM
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¿Cómo sobrevivir en tiempos de pandemia? La cultura organizacional como activo intangible

La capacidad de cambiar es aquella cualidad indispensable en las organizaciones para su desarrollo y existencia en el tiempo. Años atrás, al hablar de la cultura organizacional ya mencionábamos la importancia de la innovación y su relevancia como un activo intangible de la empresa. En aquel momento, afirmábamos que la capacidad de innovar para crecer, adaptarse a los cambios o, simplemente, continuar existiendo constituía uno de los activos más significativos para las empresas en todo el mundo y una importante parte de su valor.

El COVID-19 y las enormes consecuencias que ha tenido a nivel global para la vida de todos —y en especial para muchos sectores de la economía— ha puesto a prueba la capacidad de adaptarse y sobrevivir de personas y organizaciones, siendo la innovación un factor más importante que nunca. Antes nos preguntábamos qué características de la cultura de una organización eran necesarios para que fuera innovadora y hacíamos foco en tres de ellos: apertura al cambio, tendencia al riesgo y distancia del poder. A continuación, analizaremos cada uno de ellos a la luz de lo acontecido este año.

 

Apertura al cambio

Esta característica marca muy fuertemente la capacidad de una empresa para analizar su entorno, detectar las amenazas u oportunidades y anticiparse o reaccionar a tiempo. Las razones por las cuales se tiene mayor resistencia a reaccionar ante los cambios del entorno o impulsar su propia transformación provienen, muchas veces, del éxito en el largo plazo que lleva a no innovar: ¿por qué dejar de hacer lo que nos ha dado buenos resultados a lo largo del tiempo?

Durante este año, quienes no fueron capaces de introducir cambios rápidamente para continuar funcionando, cerraron sus puertas.

Durante este año, quienes no fueron capaces de introducir cambios rápidamente para continuar funcionando, cerraron sus puertas. Quienes dormían en su zona de confort, se vieron sacudidos abruptamente por una realidad ante la cual no pudieron reaccionar. Algunos ejemplos pueden observarse en los sectores de retail y educación: quienes estaban preparados para vender sus productos por Internet y hacerlos llegar a sus clientes en un tiempo razonable, pudieron compensar los meses de cierre de sus locales comerciales. Las instituciones educativas y los docentes que fueron capaces de utilizar efectivamente una plataforma de e-learning, pudieron seguir adelante. Los que no, han sufrido un importante deterioro en la calidad de la formación que brindan o la imposibilidad de continuar en actividad.

 

Tendencia al riesgo

Cambiar implica riesgos, peligros, costos y la incomodidad de dejar la zona de confort. Luego de seis meses de crisis por el COVID-19, es importante preguntarnos cuántos peligros, dificultades y costos inesperados han tenido que enfrentar las organizaciones que no fueron capaces de innovar desde antes.

Es importante preguntarnos cuántos peligros, dificultades y costos inesperados han tenido que enfrentar las organizaciones que no fueron capaces de innovar desde antes.

Los mecanismos de toma de decisión y la reacción frente a los errores son dos principales indicadores de este rasgo cultural. Este año las organizaciones que fueron capaces de tomar decisiones con agilidad, implementar cambios rápidos en un entorno de gran incertidumbre y cuyos integrantes pudieron adaptarse a trabajar desde sus hogares manteniendo estrechos lazos de comunicación con la empresa, tuvieron mejores chances que aquellas en las que se castigó el error y se temió al riesgo.

Tal vez uno de los cambios más importantes se vivió en las empresas cuyos integrantes comenzaron a teletrabajar, ya que implicó una mayor autonomía de la persona para organizar su espacio y su tiempo, y el énfasis pasó a estar en los resultados. Las empresas que sabían con claridad qué esperar de sus colaboradores rápidamente se centraron en objetivos, metas y plazos, logrando algunas de ellas muy buenos resultados en su productividad.

 

Distancia del poder

En un ámbito de teletrabajo y con colaboradores en el seguro de desempleo, la necesidad de cuidar más que nunca la comunicación, mantener vinculado al equipo, que los procesos de trabajo se modifiquen rápidamente y que los integrantes de la organización reciban la información que necesitan resulta fundamental para continuar adelante.

En tiempos de crisis, es crítico tener líderes presentes que sean capaces de elaborar estrategias y comunicar el rumbo a seguir, ya que se necesita más que nunca mantener altos el compromiso y la moral de los integrantes de la organización: tanto de aquellos que trabajan en su casa como de los que se encuentran en seguro de desempleo.

Se necesita más que nunca mantener altos el compromiso y la moral de los integrantes de la organización.

Cuando los vínculos entre personas, equipos de trabajo, o entre los líderes y sus colaboradores no tienen la calidad suficiente, la percepción de la organización se vuelve negativa, la información no fluye adecuadamente, aumenta el nivel de conflictos. En esas condiciones es poco probable que la innovación prospere y se arriesga la posibilidad de supervivencia en tiempos turbulentos como los que nos toca vivir.

Las organizaciones necesitan conocerse a sí mismas y emprender un esfuerzo de generar en su interior las condiciones adecuadas para estimular la innovación, ese activo que hoy más que nunca le da la vida.

 

“El que no aplica nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el mayor innovador”.

– Francis Bacon

Autor

Consultora asociada de Capital Humano en

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