Fuiste pionero a la hora de impulsar la blockchain en Uruguay, ¿por qué considerabas importante darla a conocer y cómo fue la recepción?

Se dice que si una persona puede ser parte activa de una revolución tecnológica durante su vida es una persona que ha tenido mucha suerte. Yo he tenido la oportunidad de ser parte de dos, en 1992 cuando estaba cursando mi MBA pude participar, en Washington DC, de los inicios de Internet. No existía ni la WWW y el primer browser comercial recién se lanzó en 1994 con Netscape. Realmente fue una época fascinante, una aventura que me llevó desde Washington a ser el gerente general de Telefónica Data en Uruguay y a lanzar la primera empresa del Grupo Telefónica en Uruguay.

En 2014 tuve una segunda oportunidad de ser parte de lo que creo que será la mayor revolución tecnológica de este siglo: el nacimiento del Internet del Valor (blockchain). Descubrí la blockchain en Berlín, en un meetup, que era un festival de cine de Bitcoin. Recuerdo ver las explicaciones de lo que es la blockchain y el Bitcoin en la pantalla y no poder creer el impacto que iba a tener en el mundo. Mi instinto fue que, para que la blockchain tuviese éxito, había que difundirla lo más rápido posible. Cuando estaba en camino de Berlín a Praga llamé a Gonzalo Sobral, un gran amigo y compañero de aventuras tecnológicas, y le conté que había descubierto algo que iba a transformar el mundo. Me escuchó muy atentamente, a pesar de que eran las cuatro de la mañana en Uruguay, y se subió de inmediato al barco.

Todos los veranos vuelvo a Uruguay con mi familia a una pequeña casa que tenemos en San Luis. Es un momento de bajar cable a tierra, de compartir con la familia y amigos, después de 18 años afuera del país es algo muy necesario. Y cada vez que estoy en Uruguay intento hacer algo en mi rubro porque es una forma de devolverle algo a mi país.

En diciembre de 2015 llamé a Enrique Topolanski, “El Topo”, que es, sin dudas, uno de los grandes innovadores de Uruguay, y le conté que quería hacer una charla en el CIE de la ORT sobre blockchain e inmediatamente me abrió las puertas. Hicimos uno de los primeros eventos internacionales en Uruguay. Traje a Rocelo Lopes, uno de los primeros mineros de Brasil, a Rodolfo Adragnes, fundador de Bitcoin Argentina y LABITCONF, la conferencia más grande de Bitcoin de América Latina. Después logramos convencerlos de que se llevara a cabo en Uruguay en 2019 y, finalmente, vino Benjamín Bolen, un físico cuántico que trabajó en el CERN Institute.

En el auditorio no había más de diez personas y cinco de ellas eran amigos, pero no importaba porque sabíamos que el camino iba a ser largo y que nos iban a tratar de locos. Hoy, cuando veo la comunidad que ha nacido en Uruguay, me llena de alegría porque realmente tenemos gente muy preparada y con mucha pasión que esta desarrollando el ecosistema.

¿En Latinoamérica, cuáles son los sectores más interesados en esta tecnología?

En América Latina hay un gran interés en la tokenización de activos, especialmente en las áreas de activos inmobiliarios y en activos agropecuarios. Esto se debe, principalmente, a que la tecnología de blockchain permite transformar a activos que no tienen liquidez (es decir, que son difíciles de vender) en activos líquidos. También permite el acceso a inversiones a las que las personas comunes no tienen acceso. Por ejemplo, una persona que quiere invertir en propiedades, pero que no tiene suficiente capital para comprar la totalidad de la propiedad, podría comprar una parte tokenizada y recibiría dividendos proporcionales a su inversión. Cuando esa persona decida que quiere vender su participación, puede hacerlo en el mercado secundario y esto en algunos mercados se puede hacer hoy mismo.

El gran problema que tenemos en América Latina es regulatorio, ya que las leyes no son capaces de adaptarse a estos nuevos modelos de negocio. El primer instinto es siempre de parar la innovación en vez de incentivarla. Lo que no entendemos es que la blockchain es el gran ecualizador de las economías, es la oportunidad de poder competir de par en par con jurisdicciones que nunca hubiésemos podido alcanzar porque no tenemos un volumen como el de Wall Street en Estados Unidos. A través de la blockchain pasamos de un mercado de 3,5 millones a un mercado de 7900 millones porque no existen fronteras. Es como enviar un mail, se pueden enviar activos digitales a todo el mundo sin barreras.

¿Qué debe hacer Uruguay para aprovechar la oportunidad de convertirse en un hub para activos digitales?

Desde 2015 he estado diciendo que Uruguay tiene todas las condiciones para convertirse en un hub de activos digitales en América Latina. Es posible, lo hemos hecho en Liechtenstein, un principado que tiene solo 37 000 habitantes y que ya cuenta con más de 300 proyectos de blockchain, entre ellos uno de los principales exchanges a nivel mundial.

Para poder lograr esto, tres cosas son importantes. Primero, un marco legal claro y un regulador preparado y abierto a nuevos modelos de negocio. Esto ha sido un gran problema a nivel mundial. En Liechtenstein desarrollamos el “Blockchain Act” en el que pensamos en conjunto con el sector público qué se requería a nivel regulatorio para desarrollar una economía tokenizada. La primera pregunta que nos hicimos fue si se necesitaba regulación y llegamos a un modelo en el que el token representa un derecho que se refleja en el mundo real. Ahí conectamos los códigos civiles, comerciales y penales con la economía tokenizada y esto nos permitió el desarrollo de la claridad regulatoria. Esto significa que las empresas saben exactamente el marco regulatorio en el que operan y cuáles son las reglas de juego. Esto parece bastante obvio, pero muy pocas jurisdicciones lo han logrado a nivel mundial. Las que lo han hecho han sido pioneras de esta revolución tecnológica. La claridad regulatoria es el gran incentivo para que se desarrollen empresas.

El segundo factor es lograr una comunidad vibrante. Tiene que existir un ecosistema que se desarrolle alrededor de esta tecnología para apoyarlo: abogados, contadores, universidades que desarrollen programas de blockchain, centros de innovación e instancias de intercambio de ideas, conferencias y eventos. Es así cómo se desarrolla la comunidad y de ella nace la innovación.

Por último, se requieren desarrolladores. Muchos desarrolladores que se especialicen en blockchain, ya que existen muy pocos desarrolladores de software en blockchain y por eso, generalmente, ganan de cuatro a cinco veces más que un desarrollador común.

Uruguay cuenta con dos de esas tres condiciones, tenemos una comunidad altamente desarrollada y contamos con una de las mejores industrias de desarrollo de software de América Latina. Lo que nos falta es un marco regulatorio que nos dé claridad regulatoria. Si logramos esto último, creo que tenemos el potencial de convertirnos en un hub regional de activos digitales.

El mundo se está moviendo a una velocidad increíble, el nivel de innovación que se ha logrado es impresionante y las cosas que estamos desarrollando van a ser más impresionantes aún. En este momento estamos trabajando en una legislación para las DAO (organizaciones descentralizadas autónomas), una nueva forma de organización empresarial que no tiene un control central sino distribuido. Es el futuro de las organizaciones a nivel mundial, algo tan fascinante que decidí comenzar mi doctorado en esta nueva forma de organización empresarial: los DAO.

¿Cómo asesoran a empresas de diferentes rubros en el uso de la tecnología blockchain?

En Light47 nos dimos cuenta de que faltaba un puente entre el mundo blockchain y el mundo empresarial. Era necesario que el mundo de la blockchain entendiese cómo funcionaba el mundo empresarial y que el mundo empresarial entendiese los beneficios que trae la blockchain. Comenzamos apoyando a las empresas de blockchain, asesorándolas en cómo desarrollar el ecosistema y en cómo desarrollar soluciones que realmente le sirviesen a la industria.

Hemos asesorado a todo tipo de empresas, desde multinacionales hasta emprendedores que quieren entrar en el mundo blockchain. También hemos apoyado a gobiernos que quieren entender cómo desarrollar una industria vibrante en torno a esta tecnología. En realidad, los servicios más requeridos en todos los rubros van por el lado de entender cómo esta nueva tecnología va a afectar su negocio y cómo pueden desarrollar nuevos modelos de negocio e incorporar la blockchain.

¿Cómo fue tu transición de ingeniero agrónomo a experto en blockchain?

En realidad, siempre he estado fascinado por la tecnología. Cuando estaba preparando mi tesis, en 1990, hicimos el procesamiento de datos en una de las primeras laptops (una Toshiba 1200 HD, con 64K RAM y un disco duro de 20 Mega que me había traído mi padre). Luego fui a Estados Unidos a hacer mi MBA, descubrí Internet y desde ese momento supe que mi principal interés estaba en la tecnología.

En realidad, la transición entre Internet y blockchain fue muy natural porque blockchain es la evolución del Internet, por eso le llamamos el Internet del Valor, porque gracias a blockchain el valor puede ser transmitido de una persona a otra, sin intermediarios. La posibilidad de tener dinero digital inmutable abrió las puertas a nuevos modelos de negocio y hoy se están desarrollando otros que ni nos imaginábamos.

El nacimiento de la blockchain con Bitcoin inició un periodo de innovación financiera como no hemos visto en los últimos 100 años. Cada día que despierto en esta industria hay algo nuevo que aprender, algo nuevo que desarrollar y por eso me fascina tanto lo que hago.