Revista del IEEM
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“Sin investigación genuina en las empresas, el modelo de adopción de tecnología se reproduce una y otra vez”

Leonel Malacrida

Investigador del Institut Pasteur de Montevideo y del Hospital de Clínicas-Udelar

¿En qué se centra tu investigación actual y cuál es el cometido del microscopio DIVER?

Mi área de investigación se reparte entre el desarrollo de instrumentos (DIVER es un ejemplo) y métodos de microscopia avanzada y, por otro lado, la aplicación de estas herramientas de bioimagenología en problemas de corte biomédico. En particular, dentro del área de proyectos biológicos hay dos áreas de mayor relevancia. Primero, la comprensión molecular de la dinámica del agua y el hacinamiento molecular dentro de las células y tejidos, y su rol en procesos fisiológicos y patológicos.

Por otro lado, el uso de moléculas autofluoresecentes, que todas las células tienen, y que son útiles para entender su metabolismo. Estas herramientas que se conocen como métodos “sin marca” (label-free) están teniendo mucha atención de la comunidad porque nos permiten utilizarlas como reporteros de procesos patológicos como el cáncer y sirven de contraste en diagnóstico e investigación fundamental. En este proyecto, el microscopio DIVER tiene fundamental relevancia porque podemos “ver en profundidad” el metabolismo de células en tejidos in vivo.

 

La revista científica Nature destacó tu trabajo en este proyecto. ¿De qué forma repercute un reconocimiento de este tipo en tu trabajo?

En mi opinión la repercusión más importante viene de la mano del conocimiento del trabajo que estamos realizando en Uruguay y las oportunidades que esto tiene en colaboraciones, conocimiento y proyección que una unidad como la nuestra puede tener en la región y el mundo. Una dificultad que tenemos para el desarrollo de la Unidad de Bioimagenología Avanzada (UBA, unidad mixta entre la Udelar y el Institut Pasteur de Montevideo) es la escasa cantidad de jóvenes investigadores con interés en el desarrollo de herramientas de óptica y microscopia. Entrevistas como estas nos permiten contar nuestro trabajo y esperamos que nos ayude a captar talentos en la región y el mundo que quieran venir a desarrollar los instrumentos que estamos trabajando en la UBA. Luego, claramente, es útil para recibir la atención de colegas de otras partes del mundo con interés en colaborar.

 

Has hecho equipo con investigadores de otros países, ¿cómo se posiciona el científico uruguayo entre pares internacionales?

He trabajado con muchos investigadores y de lugares muy diversos. Muchos centrados en América (EE. UU., Canadá, México, Brasil, Argentina y Chile) y Europa (Francia, Alemania, Italia y España). Pero también otras regiones menos notorias para nuestro imaginario como África o Asia. Uruguay tiene un muy buen posicionamiento con otros países en el mundo y, por ejemplo, yo formo parte de organizaciones regionales y mundiales en el área de la microscopia y bioimagenología, tales como Latin America Bioimaging (LABI, socio fundador y miembro del Comité Ejecutivo), Global Bioimaging (GBI, miembro del Manager Board) y África Bioimaging, en el que sirvo como asesor científico internacional. Ejemplo de la buena posición de Uruguay en estas disciplinas fue la realización del primer evento de LABI y el evento anual de GBI (Exchange of Experience VII) en Montevideo entre el 12 y 16 de setiembre. Además, del primer workshopImaging Latin America” en colaboración con Teng-Leong Chew, director del Advanced Imaging Center del Howard Hughes Medical Institute en Janelia Research Campus.

 

¿Existen en Uruguay las mismas oportunidades que hay en otros países para investigar?

Sí y no, pero vale la pena dividirlo en capacidades tecnológicas y humanas. ¿Contamos con todos los recursos de infraestructura de investigación que tienen países que están empujando el avance del conocimiento? La respuesta es no. De todas maneras, contamos con un número significativo de infraestructura de investigación que merece ser destacado. El desafío en este aspecto es si estamos dispuestos a pensar que la tecnología en infraestructura de investigación no solo se consigue en la góndola del supermercado, sino que también se desarrolla. Eso es lo que estamos promoviendo en la UBA.

«El desafío es si estamos dispuestos a pensar que la tecnología en infraestructura de investigación también se desarrolla».

Desde el sector de recursos humanos, claramente necesitamos más masas críticas para abordar problemas que requieren de enfoques múltiples. Por ejemplo, en la UBA promovemos que físicos e ingenieros colaboren con biólogos, bioquímicos y médicos en el desarrollo de herramientas que serán la nueva generación de tecnología como herramientas de investigación y diagnóstico.

¿Cómo hacemos para que crezca la masa crítica? Eso es una pregunta desafiante. Deberíamos de pensar en cómo generar más oportunidades y de qué manera, además, motivar a las nuevas generaciones a seguir carreras científicas, a la vez de incorporar nuevos talentos del exterior. Ahí hay necesidades insatisfechas que nos merece esfuerzo y trabajo.

 

¿Qué falta en nuestro país para potenciar más la I+D+i en las empresas?

Empresarios con ganas de invertir tiempo y energía en desarrollar áreas de investigación, desarrollo e innovación en sus empresas o invertir en proyectos como Lab+, que el Institut Pasteur de Montevideo está promoviendo. No se puede hacer en dos días y es necesario contratar investigadores consolidados o en vías de serlo. Esto implica científicos con doctorados o postdoctorados, capaces de llevar a otro nivel los procesos o herramientas que se utilicen. Toda tecnología envejece y con el tiempo se vuelve obsoleta. Sin investigación genuina en las empresas, el modelo de adopción de tecnología que se desarrolla en otras partes del mundo se reproduce una y otra vez.

Cuando se tiene científicos dentro de empresas que pueden romper la tecnología y crear nueva, no solamente se resuelve el problema concreto que se buscaba solucionar con la contratación del científico, sino que se crea conocimiento que tiene valor per se.

Hay muchos ejemplos en los que el desarrollo de la tecnología en primera instancia trataba de resolver problemas locales para la comercialización de materias primas (por ejemplo, Corea del Sur y Finlandia), pero luego el vuelo de la tecnología en materia económica era más importante que la materia prima que se intentaba valorizar. Hay que animarse y tener paciencia. Llevamos casi 200 años haciendo lo mismo, quizás valga la pena probar otra alternativa, el sistema científico parece haber demostrado su capacidad y potencia durante la pandemia.

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