Revista del IEEM
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”No existen liderazgos si no son acompañados por equipos y personas que deciden transitar ese camino junto al líder”

Beatriz Argimón

Vicepresidenta de Uruguay

¿Cómo se construye el liderazgo político y cómo cambian las cualidades necesarias para liderar a medida que crece la exposición?

Entiendo que la construcción de liderazgos no conoce de respuestas únicas ni de recetas mágicas, los liderazgos tienen mucho de particularidades según sus tiempos, además de las diferencias que se construyen en torno a las personalidades de los líderes. Creo que existen liderazgos que contagian, generalmente identificados con la decisión, la preparación y la constancia del trabajo de aquella persona que decide liderar y a quien también sus compañeros deciden acompañar, porque también tiene mucho de eso, no existen liderazgos si no son acompañados por equipos y personas que deciden transitar ese camino junto al líder.

Entonces, si hablamos de cualidades, naturalmente, la decisión es una de ellas, la responsabilidad, la profesionalización, la capacidad del armado de equipos, la apertura que permita el planteo de opiniones, de ideas y de discrepancia lo son también. Claro que debe ser el líder quien sea el más trabajador y el primero de la fila, pero siempre con los ánimos aplacados y con mucha cautela, sabiendo que la constancia es fundamental en la elaboración de estos procesos. Mucha capacidad de escucha y generación de consensos como características claves.

Entiendo que las cualidades esenciales no deberían por qué modificarse según la exposición; quizá la paciencia puede verse mayormente acentuada, así como la capacidad y la preocupación constante en la construcción de puentes y de acuerdos, pero más allá de situaciones puntuales la capacidad de diálogo, el respeto y la responsabilidad no debería depender de cuán visible es un político, sino con la concepción del servicio público en sí misma.

 

¿Cuáles consideras que son las fuentes que legitiman y mantienen el liderazgo de los políticos?

La interpretación y representación del sentir genuino de aquellos que nos otorgan la responsabilidad de representarlos. Creo que la ciudadanía es muy sabia, y es la misma gente quien controla que efectivamente aquellas promesas de campañas, aquellas propuestas y aquellas posturas que mantuvimos históricamente, mantengan la coherencia y la fuerza de la verdad. Creo que no hay mayor capital para un político que su coherencia y transparencia.

«No hay mayor capital para un político que su coherencia y transparencia».

En estos tiempos tan dinámicos, en los que todo queda registrado y rápidamente cualquiera puede saber qué se planteó, cómo y cuándo, cobra un valor que, si bien no es nuevo, se vuelve una herramienta clave a la hora del control de la ciudadanía, entiendo que es un aspecto muy positivo.

La gran fuente de legitimación es y será siempre el respaldo soberano.

 

¿Cómo fue liderar el Directorio del Partido Nacional, siendo un puesto que, en los 182 años de historia del partido en ese entonces, siempre fue ocupado por un hombre?

Un gran desafío, uno muy lindo. Ser presidenta del Partido Nacional es un honor intransferible, y ser la primera mujer en ocuparlo es una responsabilidad aún mayor.

La vida de la orgánica partidaria siempre fue parte de mi militancia, ese cariño y esa entrega permanente al partido es algo que nos identifica mucho a los servidores públicos del Partido Nacional. Cuando nos tocó asumir ese lugar nos pusimos como objetivos tres cosas bien importantes, en primer lugar, abrir aún más las puertas del partido a su militancia. En segundo lugar, modernizar al partido, principalmente en materia de comunicación. Y, por último, hacer mucho hincapié en la unidad partidaria más allá de los sectores.

Profundizar en la apertura del partido a su militancia fue clave, particularmente a los jóvenes que una vez más hicieron propia su casa, su partido. Modernizar al partido era clave para, sin dejar de ser un partido de 182 años, lograr conjugarlo con ser un partido del siglo XXI, y esto tenía mucho que ver con su comunicación. Se trabajó duramente en este sentido, modificando hasta su estética, dinamizando el contacto con compañeros de cada rincón del país en todas las departamentales y logrando una identidad única, identidad partido, la cual fue adoptada y abrazada en cada uno de los departamentos.

Por último, en vísperas de las elecciones internas, la unidad partidaria nunca es un tema menor. Con mucho compromiso de los líderes sectoriales y con un partido que respaldó ese rumbo se construyó muchísimo en ese sentido, camino que muchos entendemos terminó siendo un factor clave para el triunfo electoral posterior.

 

¿Cuáles son los principales desafíos de los líderes en puestos de alta responsabilidad y exposición pública como el tuyo?

Creo que uno de los desafíos clave, el cual es uno de mis grandes desvelos, es trabajar duramente por el cuidado del sistema democrático. Menciono este aspecto porque muchas veces cuando una es electa como representante y tiene la responsabilidad de ser parte de aquellos que llevan el rumbo de un país, por ejemplo, o integrar el parlamento, como todos los lugares de representación electos por la ciudadanía, solemos debatir fuertemente ideas, modelos de país o propuestas que muchas veces caen en fuertes confrontaciones.

«Uno de mis grandes desvelos es trabajar duramente por el cuidado del sistema democrático».

Entiendo como parte de la responsabilidad política el cuidado irrestricto del planteo de esas discrepancias, las cuales bajo ningún concepto pueden trascender en descalificaciones, como muchas veces vemos, en el planteo de medias verdades o de rotundas mentiras. Creo que son aspectos con los cuales el sistema político no debería ni siquiera dudar, es parte del cuidado mismo de nuestra democracia el mantener siempre el respeto por el que piensa diferente, procurando siempre la defensa de la libertad de expresión de pensamiento de todos, los que piensan como una y los que no.

¿Cómo definirías tu forma de dirigir?

El liderazgo de las mujeres tiene muchas veces un diferencial en sí mismo, ni mejor ni peor, complementario. Si tengo que definir mi liderazgo creo que tiene que ver con la esencia misma de cómo creo que se dan este tipo de vínculos en la vida, de cómo entiendo que debemos relacionarnos, de cómo debemos construir y hasta de cómo deberemos discrepar como personas y también como políticos. Creo en los liderazgos naturales, en aquellos que no se imponen y que se construyen en conjunto. Vivimos en tiempos de construcción de equipos, de aquellos espacios en los que se permiten potenciar diferentes perfiles, todos complementarios y necesarios para proyectos serios y responsables.

Mi forma de dirigir siempre tuvo que ver con la apertura de nuevos espacios, espacios que me preocupan y ocupan, para que desde ahí se construya en libertad, mujeres y hombres, jóvenes y adultos, desde miradas metropolitanas y miradas del interior; estoy convencida de que es esa riqueza la que nos convierte en representantes genuinos y a nuestros proyectos en aquellos representativos de verdad.

Me siento cómoda dirigiendo de la manera más horizontal posible. Naturalmente, la toma de decisiones necesita un orden y una metodología, así como un responsable primero y último, pero siempre promoviendo el planteo de ideas, de debate, de crítica y cuestionamiento que necesariamente nos hace crecer.

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