Beneficios del coaching ejecutivo

Sin lugar a dudas es desafiante determinar un único beneficio en este tipo de procesos, ya que a medida que uno va a viviéndolos, se abren diferentes puertas tanto en lo profesional como en lo personal. Desde mi vivencia personal, fue un cambio transformacional. El proceso de coaching es un viaje al que hay que perderle el miedo. También hay que eliminar cualquier prejuicio o preconcepto asociado a ese proceso.

Siento que el mayor beneficio es que mejora las relaciones. El proceso trae aparejado más conversaciones profundas, directas, sinceras, enfocadas, mediante las cuales uno termina no solo impactando en los resultados organizacionales, sino también en la calidad de vida de cada uno de los colaboradores, debido a la generación de un ecosistema positivo. Se eliminan los “personajes” que se fueron creando con el tiempo y cada uno pasa a ser uno mismo. Esto no sucede de la noche a la mañana, sino que debe ejercitarse como cualquier músculo para que pueda desarrollarse. Es decir, hay que vivirlo realmente todos los días para ver resultados.

Potenciar el equipo

El proceso coaching me dio un nuevo par de lentes para tener otra óptica y perspectiva de los acontecimientos, pudiendo abordar las diferentes situaciones con más herramientas, producto de una mirada más completa.

Esto trae consigo tener otro tipo de conversaciones con el equipo, pudiendo conectar con el propósito individual de cada uno de ellos, y a la vez alinearlo con el propósito organizacional. Esto tiene un impacto directo en la relación con cada uno de los colaboradores, mejorando no solo la relación y el bienestar en el equipo, sino también las expectativas depositadas en cada uno y, de esta forma, la consecución de los resultados deseados. Todos estos factores contribuyen a que cada uno de los colaboradores pueda maximizar su potencial. En definitiva, es una espiral virtuosa que se retroalimenta de forma constante.

Mi experiencia

Agradezco todos los días la oportunidad que he tenido y lo que me ha tocado en esta vida. El hecho de tener un autoconocimiento muy profundo de mí mismo, identificando tanto mis fortalezas como mis miedos y vulnerabilidades, me permite ver todo con mayor claridad, pudiendo lograr un foco sensiblemente más agudo. El coaching me guió en el desarrollo de nuevos hábitos dentro de la rutina diaria, como la pausa, la meditación, el deporte y la lectura, mediante los cuales logro un equilibrio que es fundamental en mi día a día. Estos hábitos me permiten eliminar el ruido de la mente, pudiendo así tomar decisiones de una forma más dinámica y efectiva.

También me ayudó a identificar de manera más clara mi propósito en sentido amplio y esto automáticamente me lleva a la acción con una convicción aún mayor. Me permitió comunicarme de una forma más precisa, con mayor dinamismo, cargando las mochilas que corresponden y dejando las que no, caminando de esta forma más “liviano”. Y, por sobre todas las cosas, siendo yo mismo en este viaje —que aún continúa— que me ayudó a encontrar la realización personal y profesional.

En el mundo que nos toca vivir, en el que los flujos de información son muy intensos y hasta abrumadores, la tecnología y la necesidad de estar conectados con el mundo entero son una constante, pensamos siempre en el mañana o lo que dejamos de hacer ayer y a veces perdemos la perspectiva de disfrutar el ahora, las pequeñas cosas que despiertan fuertes emociones. A través de mi proceso, he logrado esto por el simple hecho de estar presente y conectar con el momento, ya que si no la vida pasa por enfrente nuestro. Es muy desafiante permanecer en estado “presente” con todas las distracciones constantes que tenemos, pero lo importante es identificar el desvío y ser consciente para poder pausar y volver al equilibrio.