Revista del IEEM
TOP

“El principal desafío de cara a 2021 será en la recuperación del empleo”

Tamara Schandy

Socia de EXANTE

Una encuesta realizada por EXANTE recogió una mejora sustantiva de la opinión de los ejecutivos sobre el clima de negocios de cara a 2021. ¿Qué elementos contribuyen a generar estas expectativas?

Los ejecutivos parecen haber valorado muy positivamente el cambio de gobierno y los primeros lineamientos económicos de la nueva administración (recogimos un 80 % de aprobación de la gestión en materia de política económica), pero probablemente ese no es el único elemento. Al momento de hacer la encuesta (octubre de 2020), veníamos de varios meses de un “rebote” fuerte de la economía luego del impacto inicial del COVID-19 y los resultados mostraron una visión relativamente optimista hacia adelante. No es lo mismo la evaluación del clima de negocios que la visión sobre la propia empresa, pero el hecho de que los ejecutivos piensen que sus empresas mejorarán en términos de ventas y rentabilidad en 2021 seguramente contribuye positivamente a la evaluación del clima de negocios.

 

¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrentarán las empresas este año?

Entre los más de 300 ejecutivos que respondieron la encuesta, el desafío más frecuentemente mencionado fue el de mejorar la rentabilidad en un contexto de baja demanda. Al fin y al cabo, la economía dejó atrás el “piso” de actividad del segundo trimestre de 2020, pero le va a costar recuperar los niveles prepandemia. En particular, los sectores vinculados al consumo y varias ramas de servicios estarán condicionados por el desplome de la actividad turística y por un entorno de menor capacidad de consumo de los hogares uruguayos, consecuencia de la caída del empleo y del salario real. También se trata de los sectores que más se resentirán si no se controla prontamente la situación sanitaria y si se deben adoptar medidas de movilidad más restrictivas.

El desafío de incorporar tecnología también apareció entre los más mencionados por los ejecutivos. Desde que nuestro equipo realiza estos relevamientos, hace más de 10 años, es la primera vez que este tema entra en el top tres.

«En materia financiera, la pandemia no trajo una afectación de la cadena de pagos tan severa como se temió».

En materia financiera, la pandemia no trajo (ni en Uruguay ni en el mundo) una afectación de la cadena de pagos tan severa como inicialmente se temió. El hecho de que la crisis fuera percibida rápidamente como transitoria (aunque tardaremos bastante tiempo para que los efectos económicos del COVID-19 se terminen de disipar, y puede haber recaídas) seguramente contribuyó a que las empresas no implementaran medidas excesivas de reducción de costos y de postergación de pagos a proveedores.

Las medidas que adoptó el gobierno (como la introducción del seguro de paro parcial) probablemente también dieron algo de aire a las empresas. A nuestro juicio fue clave que los bancos extendieran fuertemente el crédito, postergaran proactivamente vencimientos de créditos amortizables y renovaran líneas. Pese a todo esto y dado que todavía tenemos mucha incertidumbre sobre la duración y la magnitud de la crisis sanitaria, el partido está lejos de estar ganado. Seguramente habrá algunas empresas que tendrán desafíos de gestión de su estructura financiera a lo largo de los próximos trimestres.

 

¿Qué medidas podría tomar el gobierno para acercarnos a los niveles de crecimiento pre-COVID-19? ¿Y los privados?

En el frente macroeconómico, el principal desafío de cara a 2021 será, a nuestro juicio, en la recuperación del empleo. Uruguay perdió unos 50 000 empleos entre 2015 y 2019 y ha perdido otros 50 000 empleos a raíz del coronavirus. Las empresas siguen estando muy reticentes a contratar. El salario real está cayendo y eso contribuirá paulatinamente a que las empresas demanden más trabajadores, pero la negociación salarial de 2021 resultará clave. Probablemente, para alentar una mayor recuperación del empleo, además de perseverar la moderación de salarios que se acordó para 2020, serán necesarias medidas adicionales de estímulo al empleo.

Uruguay también debe trabajar para estabilizar la deuda pública y para terminar de corregir el desequilibrio de precios relativos. El país sigue siendo caro en dólares y los salarios son altos en relación con la productividad media del trabajo. Ambos factores inciden en las decisiones de inversión.

Sin embargo, corregir esos desequilibrios macro probablemente no será suficiente para retomar una senda de crecimiento fuerte (salvo que el mundo y la región continuaran mejorando mucho en los próximos años). La agenda de reformas pendientes es muy amplia, pero en términos generales es necesario introducir más competencia y mejores regulaciones en los sectores no transables de la economía, incluyendo los sectores en los que operan las empresas públicas, pero también en áreas del transporte y la logística. El país debe mantener niveles importantes de inversión en infraestructura, lo cual exige lograr mecanismos eficaces y eficientes de participación del sector privado en esa inversión. Uruguay también necesita una nueva agenda de inserción internacional.

 

¿Qué podemos esperar del clima de inversión en 2021? En este contexto, ¿dónde están las oportunidades?

En EXANTE estamos proyectando que casi todos los sectores crecerán en 2021, pero será una expansión sobre un 2020 atípicamente malo y muy incidida por la recuperación que ya se dio en la segunda parte del año pasado. Nuestros pronósticos para los trimestres que vienen, de hecho, son de crecimiento bastante modesto para la economía en su conjunto. No olvidemos que antes del shock de la pandemia, Uruguay ya venía creciendo poco (promedio de menos de 1,5 % anual en 2015-2019).

A nivel internacional, sin embargo, hay varios elementos positivos para Uruguay. Entre esos factores hay que destacar los bajos niveles de las tasas de interés internacionales, la debilidad del dólar de los últimos meses, la fortaleza de la recuperación económica en China y la suba de los precios internacionales de varias materias primas que exporta Uruguay. Eso abre buenas perspectivas para las cadenas de agronegocios, pero en términos más generales supone un telón de fondo más favorable para la inversión. En el pasado, este tipo de condiciones externas generaron ingresos de capitales fuertes para economías como la nuestra.

«Es probable que en 2021 veamos mayores inversiones extranjeras en Uruguay y más operaciones de fusiones y adquisiciones».

Es probable, entonces, que veamos mayores inversiones extranjeras en Uruguay y más operaciones de fusiones y adquisiciones. Es algo que ya se está insinuando y que podemos palpar de las conversaciones con clientes y con fondos de inversión, que están mirando bastante más a Uruguay. Los cambios en el régimen de promoción de inversiones que aprobó hace poco el gobierno también ayudará en esa dirección. De todos modos, también hay que subrayar que para aprovechar esas oportunidades que se presentan hay que abordar prontamente los desafíos que tenemos por delante, corrigiendo los desequilibrios macroeconómicos y llevando adelante una agenda decidida de reformas.

 

¿Qué servicios fueron los más requeridos por sus clientes en 2020 y cuáles proyectan que crecerán en demanda?

El año pasado fue especialmente movido con los servicios de seguimiento regular de la coyuntura. Las empresas deben seguir tomando decisiones, aún con alta incertidumbre. No tenemos todas las respuestas, pero apoyamos a nuestros más de 100 clientes a decodificar los cambios que se fueron dando a nivel internacional y local, a elaborar escenarios, a anticipar los giros de la política económica y a evaluar sus implicancias para las variables que más importan a nuestros clientes. En EXANTE concebimos el rol del asesor económico con un involucramiento activo en el negocio del cliente. Obviamente, basamos nuestro análisis en el rigor de la teoría económica y cuidamos mucho la objetividad e independencia de nuestro juicio profesional, pero el foco siempre está puesto en la perspectiva del cliente.

El primer año de EXANTE también fue intenso en materia de asesoramiento financiero. En 2020 llevamos adelante varios procesos de M&A (fusiones y adquisiciones) y apoyamos a varias empresas en revisar y ajustar su estructura de financiamiento. Esas son dos líneas en las cuales seguramente seguiremos trabajando fuertemente este año. Estamos hablando frecuentemente con fondos para entender sus prioridades; hablamos con varias family offices para entender su vocación de invertir en nuevos negocios y de tener otros socios; hablamos con empresas del lado comprador y del lado vendedor. A su vez tenemos un par de mandatos abiertos, de operaciones que esperamos cerrar próximamente. El M&A en tiempos de alta incertidumbre tiene sus complejidades (sobre todo a la hora de la valuación y de discusión de las proyecciones del negocio), pero habiendo vocación de las partes siempre hay mecanismos para resolverlos.

Postear un comentario