Si de comunicación se trata, los memes son los grandes destacados de los últimos años. Se trata de imágenes o videos que se viralizan a través de Internet, por su contenido humorístico, actual, ingenioso y cercano a las personas con quienes se comparte. Su éxito es tan indiscutido que algunas marcas se han subido a esta ola para difundir también mensajes comerciales.

Es que el beneficio de estos chistes digitales parece claro: si se realizan correctamente pueden generar publicaciones de gran alcance e incluso virales, además de que su uso podría asociar a esa marca con lo actual y cercano a las tendencias.

Pero, ¡cuidado! Estas piezas tienen una lógica que hay que conocer y que no necesariamente combina con cualquier organización. A continuación, comparto tres elementos a considerar por las marcas antes de lanzarse al mundo de los memes.

1) ¿Mi audiencia lo entenderá?

Es necesario saber exactamente a quiénes se estará dirigiendo la marca con la comunicación en cuestión. Se debe tener en cuenta que no solamente es imprescindible que los destinatarios lo entiendan, sino que también genere una empatía con la pieza, de lo contrario podría provocar rechazo. Si las respuestas a los cuestionamientos anteriores son negativas, lo mejor será encontrar maneras alternativas de transmitir el mensaje que se desea comunicar.

2) ¿Tiene que ver con mi marca?

Es necesario haber evaluado si la historia que se va a contar se relaciona naturalmente con los valores de la marca y considerar siempre las repercusiones que puede acarrear, para no crear una polémica innecesaria. En este sentido, la viralización de un mensaje puede tener una contracara negativa.

Asimismo, será clave considerar si lo que se está compartiendo de verdad comunica algo relevante y aporta valor a la marca. En ningún caso se recomienda subirse a una tendencia por el simple hecho de que otros lo hacen.

3) ¿Es el momento adecuado para hacerlo?

Para ingresar en el mundo de los memes y lograr una buena llegada con ellos, se debe estar muy empapado de lo que está sucediendo en el mundo: de las noticias, de lo que la gente está hablando y de lo que importa en un momento determinado. Es que de nada servirá ser ingenioso si el tema en cuestión ya quedó para atrás en las conversaciones de las personas o directamente no es relevante para nadie, en particular para el público objetivo al que se dirige.

A su vez, es recomendable pensar en ingresar en este terreno si es que se va a permanecer en él, por lo menos, por algún tiempo. Es que, si la empresa decide incursionar en un tipo de comunicación con toques de humor, sería extraño para su público que lo haga de manera aislada.

Cómo dar en el blanco

Una vez que el equipo de Marketing o la agencia de Comunicación determine que los memes se conjugan con los valores de la marca y el público, y encuentre un tema de agenda atinado para sumarse a la conversación de esta manera, será necesario que se consideren otros elementos a la hora de su implementación.

Ironía. Sin dudas, el elemento fundamental para que esta pieza realmente funcione es el humor, por lo que un toque de sarcasmo no puede faltar. Pero este factor no es el único, sino que además debe ser extremadamente simple de entender.

Imagen. La vieja premisa de que una imagen vale más que mil palabras cada vez está más vigente, sobre todo, si de memes se trata. Los rostros son las vedettes de esta forma de comunicación, por lo que sería bueno incluirlos, aunque se trata de una comunicación con fines comerciales. En cuanto al texto, debe ser muy escaso.

Estética. Aunque se esté elaborando un “meme corporativo”, se debe tener en consideración que la lógica de estos es la simpleza e, incluso, lo descuidado. El equipo de diseño deberá hacer un esfuerzo por elaborar una pieza que no se aleje demasiado de la identidad visual de la empresa, pero que se acerque lo más posible a esta manera simple de comunicarse.

La decisión de comunicar a través de una nueva modalidad siempre requerirá de un trabajo de análisis que ponga sobre la mesa los valores de la marca, su público objetivo, su línea de comunicación y las repercusiones de incursionar en ella, aunque se esté hablando de algo tan simple y tan fugaz como un meme.