Revista del IEEM
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“Visibilizar a las mujeres científicas y sus trayectorias es una forma de estimular su participación en la ciencia”

Erika Teliz

Ganadora del Premio L’Oréal-UNESCO, “Por las mujeres en la ciencia”, en 2021

¿Qué hace falta para fortalecer el vínculo entre el sector productivo y la ciencia?

Considero que es sumamente importante fortalecer el vínculo entre el sector productivo y la ciencia. La academia, a través de la docencia y la investigación, es generadora y transmisora de conocimiento. Esto ocurre normalmente al margen de las necesidades del sector productivo, sin embargo, es uno de los principios de la academia estar al servicio de la sociedad.

La academia puede aportar directamente al sector productivo de dos maneras. Por un lado, genera recursos humanos con formación específica para operar en la industria, y, por otra parte, proporciona ideas innovadoras para solucionar problemas vinculados al desarrollo productivo o incluso iniciar nuevos emprendimientos. Esta relación aparentemente simple no funciona de tal manera, probablemente debido a las diferencias inherentes entre ambos sectores. La ciencia desea contribuir a la generación de conocimiento, mientras que el sector productivo está restringido por la rentabilidad. No obstante, desarrollar investigaciones relacionadas con la industria posee importantes ventajas para ambos sectores. El sector productivo puede formar RR. HH. específicos para sus necesidades y solucionar problemas a nivel local, mientras que los grupos de investigación tienen acceso a datos en tiempo real y allanan el camino para la divulgación del conocimiento. En Uruguay existen algunos incentivos tales como diferentes programas de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) que apuntan a fortalecer este vínculo. De hecho, en 2019 presentamos junto a la empresa WHEELE el proyecto de “Investigadores + Inversores”, que fue financiado y que implicó la transferencia de conocimiento de la academia al sector productivo en el área de las baterías de litio para movilidad eléctrica. Sin embargo, estos incentivos son insuficientes y no es sencillo acceder a ellos.

Por otra parte, al sector productivo le es difícil invertir en estudios e investigaciones en las que no ven un beneficio comercial inmediato y a los científicos nos es difícil comprender y atender las necesidades de este sector. Por esta razón, creo que es importante implementar políticas públicas y que exista una responsabilidad desde el Estado en fomentar este vínculo, disminuyendo el gap existente.

 

¿Por qué es importante desarrollar expertise en las baterías de litio a nivel local?

Uruguay está impulsado políticas públicas que promueven la transición hacia una movilidad urbana inclusiva, eficiente y de bajas emisiones de carbono. Las mismas han promovido la adquisición de vehículos eléctricos en el transporte urbano, particularmente en el transporte público de pasajeros y vehículos utilitarios. Un punto medular en el desarrollo y viabilidad de los VE son los sistemas de almacenamiento de energía —las baterías—, debido a que están íntimamente relacionados con la autonomía y el precio final del vehículo. Por esta razón es urgente desarrollar expertise en las baterías de litio a nivel local ya que diferentes actores deberán atender varios puntos.

«Es urgente desarrollar expertise en las baterías de litio a nivel locall».

Primero, será necesario comprender el origen de las baterías. Conocer qué tipo de química tienen para luego testear y corroborar que las características que menciona el proveedor (a saber, capacidad de almacenamiento, densidad de energía, autonomía, etc.) son las que efectivamente posee la batería.

Segundo, en lo que refiere a la gestión de carga, este tipo de baterías son muy sensibles a los diferentes tipos y velocidades de carga, siendo muy relevante realizar el seguimiento de diversas características ya que esto está relacionado con la vida útil de la batería en el vehículo eléctrico.

Tercero, para medir el desempeño de la batería en el vehículo eléctrico hay que realizar un seguimiento de parámetros claves para determinar el estado de salud de las baterías en el tiempo y encontrar una relación entre la variación de estos parámetros y la degradación de la batería. Este punto es crucial, ya que se necesitarán estos estudios para defender garantías en caso de fallas, así como en la reventa de vehículos eléctricos usados.

Por último, hoy en día los fabricantes aseguran las baterías con una garantía de ocho años, lo que implica un compromiso de que la capacidad se mantendrá por encima del 75 %. Cuando la capacidad se reduce por debajo de este porcentaje, deja de ser útil para el vehículo eléctrico, sin embargo, pueden aún ser útiles para otros fines, lo que se denomina «segunda vida». Con el crecimiento en la demanda de vehículos eléctricos, vamos a tener disponibles cada año un mayor número de baterías que pueden tener una segunda o tercera vida y, por tanto, reducir la huella ecológica de estos residuos al mismo tiempo que se favorece la economía circular.

El estudio y la resolución de estos problemas implican abordajes electroquímicos de ciencia básica aplicada al uso tecnológico. El desarrollo de investigaciones de ciencia básica es lo que posibilita la trasferencia tecnológica y, claro, la formación de RR. HH. especializados.

 

¿Qué te llevó a interesarte por la ciencia? ¿Cuándo descubriste tu interés por las baterías de litio?

Si bien de niña no tenía una clara vocación por la ciencia, siempre fui una persona muy inquieta, llena de dudas y con una gran necesidad de buscar respuestas. Creo que este fue un punto de partida importante. Cuando llegó la hora de elegir una carrera universitaria ya tenía más claro que quería dedicarme a la ciencia, pero no sabía a qué área exactamente, ya que me atraían temas muy diversos.

Terminé optando por la Licenciatura de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la Udelar.  Cursando el cuarto semestre conocí, de la mano del Dr. Fernando Zinola, un área de conocimiento que era desconocida para mí, la electroquímica, y dentro de esta disciplina específicamente la “conversión electroquímica de energía”. En palabras sencillas, esto es: la conversión de energía química en eléctrica y viceversa. Allí encontré mi verdadera pasión.

En 2006 comencé a trabajar como honoraria en el marco de los proyectos del Laboratorio de Electroquímica Fundamental y en 2007 accedí a un cargo docente por un proyecto de la Dra. Verónica Diaz en el Laboratorio de Ingeniería Electroquímica de la Facultad de Ingeniería. Ambos laboratorios forman parte del Grupo Interdisciplinario Ingeniería Electroquímica (GIIE) del que soy parte hasta el día de hoy. La línea original del grupo era la de ciclo de hidrógeno, lo que comprende su producción, almacenamiento y utilización en celdas de combustible tipo PEM. En este último tema realicé mi tesis de grado y mi tesis de maestría.

En 2012 comencé mi doctorado en una nueva línea de investigación: hidruros metálicos para baterías recargables de NiMH. En 2015 comencé los estudios de baterías de ión-litio. Actualmente trabajo activamente en la producción de hidrógeno verde con tecnología PEM y en baterías de litio. Dentro de este último tema desarrollamos investigaciones sobre nuevos materiales catódicos y sus efectos en el desempeño de las baterías; también estudiamos y testeamos baterías comerciales provenientes de vehículos eléctricos.

 

Ganaste el premio Premio L’Oréal-UNESCO, “Por las mujeres en la ciencia”, en 2021. ¿Qué significa este galardón para la continuidad del proyecto?

El premio es un reconocimiento internacional dedicado a promover y motivar a las mujeres investigadoras que contribuyen con el progreso de la ciencia en todo el mundo.

Ganar el premio es un reconocimiento muy significativo para mi carrera como investigadora y colabora con la continuidad de la línea de investigación de baterías de ión-litio, permitiendo acceder a equipamiento novedoso en Uruguay, lo que nos permitirá tener un laboratorio completo para el diseño, síntesis y armado de celdas individuales, así como el testeo de celdas comerciales.

Asimismo, es un reconocimiento que posiciona el trabajo de nuestro grupo de investigación en el área y aporta personalmente a la continuidad de mi carrera científica.

Apoyos como “Por las mujeres en la ciencia” son muy importantes ya que contribuyen a divulgar las investigaciones científicas y aportan un incentivo económico para el desarrollo de la línea de investigación.

«La disponibilidad de recursos es uno de los factores claves para el desarrollo de la actividad científica».

La disponibilidad de recursos es uno de los factores claves para el desarrollo de la actividad científica. La compra de equipos e insumos, por ejemplo, es una preocupación recurrente de los investigadores en estas áreas. También es importante destacar que estos apoyos permiten, además, visibilizar a las mujeres científicas que se desempeñan en variadas áreas de investigación. La difusión de este tipo de reconocimientos contribuye a una mayor cercanía de la ciencia y de las mujeres científicas con niñas, niños y adolescentes, lo cual revela que es posible dedicarse a la actividad científica en Uruguay, esperando motivar a futuras generaciones a la pasión por la labor científica.

 

¿Cómo creés que se podría inspirar a que más mujeres quieran dedicarse a la ciencia?

Considero que lo principal es trabajar en la deconstrucción de los estereotipos de género, en los que aún prevalece la imagen de la mujer como “más sensible, menos lógica”, características que se contradicen con lo esperado en el trabajo en áreas científicas. Por lo tanto, creo que es un tema que se debe abordar desde la niñez, siendo muy importante reflexionar sobre cómo se construyen en la escuela las identidades femeninas y masculinas, y cómo se integran o no las cuestiones de género en la currícula escolar, ya que, si bien el acceso a la educación es equitativo, se siguen observando grandes diferencias respecto a las expectativas.

Algunos problemas y estereotipos a nivel mundial, identificados por el Relator Especial de Naciones Unidas (FNUAP)(28) sobre las cuestiones de género en la escuela, pone de manifiesto varios puntos. Primero, las bajas expectativas de los maestros y maestras, relacionadas con las habilidades intelectuales, ya que se cree que las niñas son inherentemente menos inteligentes que los niños. Segundo, que los maestros y maestras ofrecen menor retroalimentación a las niñas y que a menudo reportan más gozo de enseñar a niños que a niñas. Tercero, que las niñas tienen menores expectativas sobre sí mismas en la escuela y fuera de la escuela. Cuarto, que las bajas expectativas de las maestras y de las niñas son reforzadas por libros de texto, currículum y materiales de evaluación en los que no aparecen las figuras femeninas. Por último, que usualmente los niños tienen suficiente espacio para practicar ciertos deportes, mientras que a las niñas no se les ofrece el mismo espacio.

Visibilizar a las mujeres científicas y sus trayectorias es una forma de estimular la participación de las mujeres en la ciencia, porque si bien ha aumentado la presencia de mujeres en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, aún predomina una gran desigualdad según el género.

Visibilizar estas desigualdades y reflexionar sobre esto es de suma importancia. Hace unos años se realizó un trabajo que abordó una mirada descriptiva desde una perspectiva de género de la Udelar. Este trabajo demuestra que los grados académicos más altos son ocupados en su mayoría por varones, mientras que ocurre lo contrario en los grados más bajos. Algo similar ocurre con la integración del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) donde el nivel de participación femenina es mayor a la masculina únicamente en el nivel de Iniciación, siendo varones el 83,6 % del nivel 3. Estos datos dejan en evidencia la importancia de reflexionar y estimular la participación de las mujeres en la ciencia.

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