En 2018 fuiste electa presidente del Club de Golf. Desde entonces la organización ha vivido una gran renovación. ¿En qué consistió y cómo se implementó?

Tengo casi 50 años de socia. Ya soy vitalicia y fui capitana de Punta Carretas, Cerro y Punta del Este. Tal vez lo original que tenga esta comisión directiva es que está integrada por un mix de personas que provenimos del ambiente empresarial. Y creo que una mirada empresarial es más dinámica, más intensa. Eso nos ha vuelto unidos e involucrados en los diferentes temas. Nos acompañan, además, comisiones que trabajan mucho. Si hay éxito, es de todos.

¿Cuáles fueron los principales desafíos a los que se enfrentaron en la gestión del cambio organizacional?

El mayor desafío se centró en actualizar la parte económica. No todo fueron buenas noticias; pero había que enfrentar los temas y terminarlos. Luego, formar equipos de trabajo con el personal. Debíamos ajustar nuestros valores de ingreso y, en momentos de crisis, promover el ingreso al Club. Y se logró a través de ofrecer más actividades, más juegos de cartas, más conferencias, y más promociones.

¿Qué diferencias encontrás en la gestión del cambio en un club en comparación con una empresa de otro rubro?

Quienes provocan los cambios son las personas, la sociedad, las tendencias y el cambio cultural. Si no se tiene la capacidad de verlo y analizarlo, no habrá buenas noticias. Empresas, clubes, minoristas: todos tienen que entender y saber cómo es su cliente. Entenderlo y retenerlo, sin humillarse.

¿Tus conocimientos y experiencias vinculadas al marketing y el coaching te ayudaron a impulsar los cambios en el Club de Golf?

Sin dudas que sí. Es más, creo que me eligieron presidente porque era necesaria una nueva mirada de gestión, resultados, cambios y ajustes. Y para implementar esto, era necesaria mucha negociación interna y externa. Y promover la ecuación ganar-ganar en todos los sentidos. De ahí el coaching.